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Había dejado las cortinas abiertas de mi habitación y el sol me despertó temprano por la mañana, como siempre, maldije. Tomé una bata que había dejado colgada en la silla de mi escritorio y salí en dirección a la cocina. Me preparé un gran desayuno a base de café y tostadas que fui comiendo a destiempo, a medida que las cosas estaban listas.

Me senté en frente del televisor y puse el programa de noticias, nada interesante. El clima iba a ser templado con un poco de viento así que mentalmente preparé mi outfit. Noticias sobre el transporte sonaban de fondo cuando el Diablo metió su cola, mi teléfono comenzó a vibrar sobre la mesita de vidrio y me sobresalté, todavía me encontraba dormida, como en modo avión. Leer el nombre de mi ex era la peor manera de empezar el día, menos aún un lunes.

-¿Qué?

-Buen día, Emma-respondió igual de frío que yo con ese típico acento somnoliento que tenemos los londinenses.

-Buen día.

-Te llamaba para saber si hoy tienes planes al mediodía.

-Si, tengo-mentí.

-¿Y a la tarde?

-También-contesté con media tostada dentro de mi boca.

-¡Vamos, Emma! Eres pésima mintiendo. Quiero invitarte el almuerzo, nada más. Nada de segundas intenciones.

-La editorial me lo costea.

-Es sólo para hablar.

-¿De qué?

-Nosotros.

-¡Aish, Benjamín, no hay nosotros! Ya deja de joder que es temprano.

-Quiero terminar bien, por favor-suplicó casi en un susurro.

-Lo hubieras pensado antes de llamarme "puta".

Hubo una larga pausa. Sorbió por la nariz, supuse que estaba algo enfermo ya que el sonido de sus mocos hechos agua entrando nuevamente a su organismo se escuchó bastante claro. Largó el aire inhalado lentamente y chasqueó la lengua.

-Es... Estaba muy enojado, lo siento. No pienso eso realmente.

-Pues lo dijiste.

-¡Y tú me dijiste que estabas con otro tipo!

-¡Te dije que me gustaba y tú me has puesto los cuernos! ¿Me estás jodiendo?

Otra vez hubo un silencio sepulcral en nuestros teléfonos, llegué a pensar que había cortado pero que el tono no salía.

-Lo siento, Emma, por todo. Quiero recompensártelo, por favor.

No aceptes, es un idiota.

-Bueno. Pásate a las doce. Adiós.

Corté la llamada inmediatamente, era muy temprano como para andar discutiendo y para colmo me había acordado que la tarada de Eunji estaba en Seúl. Claro que iba a ser un día de mierda.

Llegar a mi oficina y ver el box de Youngsoo vacío me dio nostalgia, realmente lo extrañaba y necesitaba de una de sus largas charlas sin sentido para despejar la mente, pero no estaba y tenía que arreglármela yo sola, como la mujer adulta que supuestamente era.

Corrección de acá, reporte de allá, el mediodía se acercó más rápido de lo que quería. Dudé en bajar, podía hacer de cuenta que no había sucedido la conversación matutina pero mi conciencia no me lo perdonaría. Eres demasiado buena.

Bajé sin ánimo alguno esperando encontrarme a la persona que más detestaba y allí estaba, esperando como un tarado apoyado en el mismo poste en el cual se apoyaba Jimin mientras me esperaba.

house of cards; jimin ▪COMPLETA▪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora