030

97 6 9
                                    

El ascensor llegó a la planta después de un tortuoso viaje en silencio que me pareció eterno. La puerta metálica se abrió para nosotros, unos diez pasos y ya no volvería a saber más de Jimin, no voy a negarlo, quería que se quedara, ¿pero qué gracia tenía? Era aumentar el dolor de saber que su corazón nunca me pertenecería.

Del otro lado de la salida definitiva, divisé a un chico morocho, alto y fornido, probablemente de no más de treinta años, de espaldas a nosotros. Estaba a escasos metros de la puerta enorme de madera cuando Jimin tomó mi muñeca con fuerza pero sin lastimarme, obligando a detenerme y girarme en su dirección.

- Emma, por favor -suplicó con los ojos brillantes-, no es lo que parece...

- Jimin, basta.

- Pero no la amo...

- Escuchame -dije encerrando su rostro en mis manos suavemente todavía con su mano en mi muñeca-, es probable que no lo quieras aceptar, pero me lo hiciste saber... Y yo no puedo enojarme contigo, el amor se siente y ya, ¿sí? No hay nada que puedas hacer al respecto.

- Pero yo...

- No, por favor, ya está.

Solté el agarre y me alejé aunque sentía sus pasos muy cerca. Abrí la puerta lentamente, dudando si dejarlo ir o aferrarme a él hasta que se olvidara de Eunji y sintiera lo que yo sentía por él. El tipo que estaba de espaldas a nosotros en la entrada a mi departamento se giró rápidamente y me encontré con el escritor más tarado del mundo.

- ¿Woosun?

- Hola, preciosa -¿preciosa? Sus ojos se desviaron a Jimin qué lo miraba con rabia-. Hola, campeón -le hizo una elegante reverencia pero el rubio seguía inmóvil con una expresión que desparramaba odio-. ¿Dónde están tus modales, niño? -preguntó haciéndose el ofendido, aunque ocultando una risita.

¿Acaso era tarado? ¿No veía que la situación estaba algo caldeada? ¿No podía dejar su estilo de mierda de lado por lo menos una vez en su vida?

- ¿Qué carajo haces aquí? -pregunté enojada y confundida, lo último que necesitaba era que me jodieran y más aún sí se trataba de Woosun.

- Te he estado llamando, hasta me has gritado porque no querías mis servicios, ¿estás segura que no los necesitas? -me miró con esa cara, cualquier mujer hubiera caído pero lo último que quería era una sesión de coqueteo con Woosun.

- ¿Qué haces aquí? -volví a preguntar con algo de irritación, quería que se fuera, que los dos se fueran y me dejaran en paz pero ninguno se movía.

- Quería invitarte un café... Agradecerte por lo de hoy, me ha gustado mucho, ha sido liberador -sabía que se refería a su escena pero su mirada y su tono daban pie a la libre interpretación, miré de reojo a Jimin, se estaba conteniendo para no romperle la cara.

- ¿De qué mierda habla éste idiota? -me preguntó Jimin señalándolo con ira.

- ¿Cómo me dijiste, pendejo? -respondió ofendido, listo para comenzar una pelea pero yo no lo iba a permitir, no en la entrada de mi departamento.

- Tú te callas -le indiqué al tarado de Woosun, lo único que hacía era provocar-. Lo ayudé con una escena de su libro, es escritor.

- Una escena de sexo -aclaró con ese tono insinuante tan característico suyo.

- ¡Callate, Woosun, joder!

- Vaya mierda de escritor sí no puedes hacer por ti sólo tu trabajo -quise coincidir, pero no sabía quién de los dos me caía peor, opté por Jimin.

- Es muy bueno.

- Ay, preciosa, qué tierna -dijo sonriendo y sus ojos desaparecieron-, ¿vamos por ese café o estás ocupada?

house of cards; jimin ▪COMPLETA▪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora