Ya había pasado un mes desde que Yael estaba trabajando en la casa de los Dhoner.
El día estaba nublado, las hermosas nubes ayudaban a Yael no morir de calor tan rápido, se encontraba arreglando una parte importante de la casa, era el área donde a veces se reunían los dueños con visitas, unos días anteriores pudo ver a los gemelos tomar clases al aire libre, sabía que tomaban clases por que estaban escribiendo en carpetas y poniendo total atención.
Yael quería que esa área fuera agradable para las personas que la visitaran, entonces decidió hacer algunas modificaciones en la clase de plantas que tenia el lugar y el acomodo.
Era un espacio que tenia un techo de madera, acabados en las maderas que lo sostenía y un pequeño cerco de un metro en madera en color almendra, tenia una mesa de centro, era de fierro, pero tallada y pintada perfectamente en color blanco, acompañado de sillas elegantes echas del mismo material, solamente para cuatro personas.
Los grandes arboles solamente le rodeaban por uno de los costados al lugar, no tenía césped o tierra en el cuadro de donde se encontraban las cosas, estaba tapizado con más madera.
Esta muy vacío... Al menos eso tenemos en común, pequeño pedazo de naturaleza—
Yael le hablaba al lugar mientras comenzaba a curtir tierra para un par de masetas.
Había encontrado en el cuarto de cosas dos hermosas masetas, redondas y pintadas a mano, color verde con caoba, tenían espirales que se cruzaban entre si en alguna clase de combinación de colores, las estaba limpiando y arreglando la tierra para ellas, eran dos.
Colocaría en ambas masetas un rosal en color rojo, los acomodaría en cada esquina del cuadro, lucirían al fondo, a los costados de la mesa del medio.
¿Por qué quisiste salir a comer al jardín? —
La voz de Nair retumbo en los oídos de Yael, no habían vuelto a hablar desde la vez que estuvieron juntos encima de aquel árbol frente a su balcón.
Simplemente tengo ganas de comer fuera, respirar el aire fresco y tú también vas a comer junto conmigo, quieras o no—
Tenia compañía, estaba Venh de nuevo con él, aplicando autoridad y marcando terreno alrededor de Nair.
El ojo azul se sentó en la mesa del jardín para la mala suerte de Yael, estaría incomodo en el área de trabajo desde ese instante, como si no fuera poco con la presencia de Nair, este se sentó al lado de Venh sin muchas ganas, de nuevo tenia un cubre boca y llevaba su celular en la mano, Venh se lo arrebato y se lo guardo en la bolsa del pantalón.
No me gusta que hables con otros—
Solamente estoy dibujando un poco—
Yael continuaba con su trabajo con la tierra, tenia unas cuantas paladas al lado para no ensuciar el suelo, tenia que poner algo de fertilizante pues las raíces de los rosales estarían encerradas en una maseta, era inevitable no escuchar lo que Nair hablaba con el otro chico.
(...Demonios...) Pensaba Yael para si mismo, no es bueno dejar el trabajo a medias, pero tampoco quiero ser testigo de una pelea entre una pareja.
A penas estaba terminando con la primera maseta, aún faltaba pasarlas y acomodarlas.
Luego de unos minutos una muchacha se acercó a la mesa del jardín, tenía una bandeja en manos, plateada con dos platos de vidrio encima a color blanco, junto a dos bebidas de té amargo con hielo en vasos largos de vidrio transparente.
Cuando la muchacha se retiró, ven comenzó a comer, era simplemente un postre de moras azules, era cuidadoso al tomar el tenedor y beber del té, hasta que se dio cuenta que Nair no estaba comiendo.
Te dije que quería que comieras conmigo, no te veo en semanas ¿Y te comportas así? –
Al igual que te dije que no tenía hambre—
Venh tomo el cubierto del plato y penetro el pastel para agarrar un pedazo considerable.
Abre la boca amor—
No—
Entonces así de rápido y de la nada, Venh intento meter el pastel a la fuerza en la boca de Nair, agarro la rebanada de su plato y la embarro en el rostro del contrario.
Quiero que comas ¿No lo entiendes? Estas mal de salud joder—
Nair solamente permaneció en silencio, mientras tomaba una servilleta para limpiar sus labios y barbilla, de una forma calmada y la mirada perdida.
Se acerco a Nair y lo agarro del brazo con fuerza, estaba encajando los dedos en su brazo delgado, apretaba la piel y se notaba en la circulación de la sangre que se estaba marcando, comenzó a jalarlo para irse del lugar, debido a la presencia del jardinero, comenzaron a caminar y al momento que pasaban de lado, Venh dio un golpe con el pie a la maseta que arreglaba Yael para hacerla caer, provocando que se rompiera ya que estaba echa de barro.
¿Qué estas mirando? ¡No mires hacia abajo! –Venh estaba confrontando a Yael—
Yael simplemente estaba parado frente a él, pero su mirada estaba puesta en Nair.
Oye mírame, me pone de mal humor que idiotas como tú me miren—
Si no te gusta que otros te miren... No deberías tratar de resaltar—
¿Qué? ¿Qué acabas de decir este idiota? –
(..¿Acaso no tiene miedo?..)
¿No eres tú el que quería que yo viera sus acciones? –
¿Tu realmente no sientes miedo? –Venh comenzó a acercarse más a Yael—
No es que no tenga miedo, pero es que no le tengo miedo a un chico que no esta a la altura de hacer contacto visual conmigo—
Estas realmente loco, ¿no? –
¿Acaso eres más fuerte? –
¿Haces ejercicio en tu trabajo mediocre? –Venh dio un golpe en el estomago de Yael, aplicando bastante fuerza—
Él no se movía y simplemente aguantaba los siguientes golpes sobre su estómago, manteniendo una posición firme frente al chico que lo golpeaba.
Eres fuerte a pesar de los golpes –Venh le miraba, como poco a poco comenzaba a doblar su cuerpo—
Mira esos ojos jardinero, tienen mucha fuerza, pero alguien como tú siempre será patético—
Yael permanecía calmado, tenia que hacerlo, joder no había más opción si necesitaba mantener el trabajo para cuidar de su familia, aunque el miembro de la familia simplemente se quedaba mirando la escena sin hacer nada, sin ni siquiera defender la integridad de su trabajador.
Te diré algo, soy una persona engreída y con mucho dinero, por eso, puedo golpearte hasta que quedes invalido si eso es lo que deseo, así que mejor no trates de molestarme—
Venh se acerco a Yael y lo miro al rostro embozando una sonrisa –No soy fuerte, tengo dinero y eso es lo que importa—
Nair ladeo la mirada y el rostro, intentando no mirar la escena, Yael se quedo sentado en el suelo, simplemente, sobre la tierra y las rosas pisoteadas por el niño rico, mordiéndose los labios en impotencia y ganas de golpearlo.
Cuando por fin se alejaron del lugar, viendo como Nair era jaloneado hasta la casa con fuerza, llevo sus manos al suelo y comenzó a encajar los dedos en la tierra hasta que esta perforo sus uñas.
¿Por qué mierda no le dijo nada? –.
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Las flores del ayer.
RomanceYael es un joven de pocos recursos que día a día se empeña por ser mejor persona y cuidar de su familia, dejando de lado muchas de sus necesidades apenas a sus 23 años de edad. Gracias a un anuncio de trabajo termina trabajando en el jardín de una c...