CHAPTER 7

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—Sus quemaduras son graves, pero estará bien —dijo el doctor,todavía le sorprendía que un chico tan joven hiciera esa clase de cosas, era descabellado.

—Idiota, no sabes cuanto me costó traerte hasta aquí maldito suicida —rugió el padre del pelirrojo— y yo que pensé que habías aprendido la última vez —Arsloid abrazó a su hermano menor protectoramente, conocía la excusa que encontró para cometer tal atrocidad.

—Gracias jirafa... —alcanzó a decir, había gritado tanto que la garganta le dolía al hablar ahora.
Sin mucho más que hacer ahí salieron del consultorio, a un lado se hallaban Piko, Flower, Piper y la pareja por la que Fukase se había quemado su extremidad, todos sentados junto al consultorio con el uniforme. El primero en levantarse para abrazarlo fue Piper, quien lo había encontrado en las duchas, mojado, llorando, con el brazo quemado cual asado y la garganta destrozada, él no dudó en ayudarlo y gritó por su amigo para llamar a los directivos.

—Loco, eso es lo que eres, un puto loco —Fukase bajó la cabeza, si aún le quedaba algo de su corazón seguro ellos se encargarían de limpiarlo, o eso pensó— Me preocupaste muchísimo, maldición. Un poco más y pensaba que te convertirías en pelirrojo a la barbacoa.

Luego la albina se levantó y le propinó la cachetada más fuerte que jamás había recibido— No vuelvas a hacer eso, cuando a Oliver lo dejen solo y abandonado tú tendrás que ir a follarlo por ese idiota —exclamó la sinvergüenza apuntando a Len, quien decidió no decir nada y cruzarse de brazos, el pelirrojo notó esa pequeña rivalidad que había entre los dos.

—Antorcha ¿Podemos hablar después? Recuperé tu celular —el rubio se levantó de su asiento y se acomodó las muletas bajo los brazos para poder darle el celular y unirse al abrazo, Piko suspiró y se unió al grupo, en el interior ese pelirrojo le parecía agradable. Fukase aprovechó que la pareja de su rubio favorito se alejaba apurado y correspondió específicamente el abrazo del menor.

—¡Kase! —rugió el adulto de blanquecina piel— ¡si no vienes ahora te vas caminando a casa!

—Déjele, señor, nosotros lo secuestramos un día, seguro y hasta le regalamos un poco de paz mental —respondió Flower, Fukase se tensó al oír a su padre por lo que la fémina dedujo que él no significaba nada bueno— Tú te quedas a dormir con nosotros, Kase, vamos a hacer bardo en la mansión de este negro.

—Eso es racismo ¿sabes? —el americano se cruzó de brazos, no le gustaba el apodo que la albina le había puesto.

—N-n-no... p-por favor... él no es... —el pobre pelirrojo apenas tenía voz por lo que no podía detenerlos en su intento de alejarlo de su padre. El hombre abandonó a su hijo en manos de un montón de preadolescentes.

La casa de Piper era majestuosa, una gran casa de dos pisos con el sótano arreglado cual sala de estar, un pórtico de madera limpio y adornado con banderines y luces navideñas, un comedor unido a la cocina por medio de un desayunador y una habitación envidiable.

—Te lo dijimos, es una mansión —rememoró Piko, buscando algo por toda la casa.

Piper se masajeaba el entrecejo— Deja de buscar a mi hermana, ella está durmiendo —aclaró.

—Que lástima... —Flower se recostó sobre el hombro del castaño, se esperaba algo similar de parte de su pariente. Oliver se dirigió a la habitación seguido del pelirrojo, el rubio se tiró en la cama, agotado.

—Explícalo —dijo señalando las vendas en el brazo del mayor. Nada— Quiero saber qué te pasó, si me cuentas te diré por qué no te recuerdo, aunque no hay ninguna seguridad de que ese haya sido el problema —el pelirrojo pasó saliva, en verdad se moría por saberlo pero seguro pensaría que era un loco si le decía. Oliver se sentó, lo veía fijamente con su brillante ojo ámbar, exigiendo al mayor a que le explicara, la batalla que se había desatado en su mente seguía y parecía no querer detenerse. La entrada de los demás evitó que Fukase cediera.

La tarde la pasaron entre juegos y risas hasta caer rendidos, los hermanos de Piper les prestaron sus bolsas de dormir para que pudieran pasar la noche, aunque Fukase acabó en un rincón de la habitación y Oliver del otro, una almohada bajo su yeso, no podía evitar desviar la mirada hacia el muchachito de hebras doradas, se sentía bien al saber que el otro se preocupó por él cuando lo llevaron al hospital. Un gimoteo de parte del menor, eran alrededor de las cuatro de la mañana, aunque ya fuera sábado nadie iba a madrugar, sólo al rubio lo llevaban en auto; Fukase seguía despierto debido al punzante dolor que le provocaba su brazo, a partir de ahora se lo pensaría más de diez veces antes de hacer tal locura. Otro gimoteo, Oliver parecía estar teniendo una pesadilla y el débil corazón de Fukase no le permitía dejarlo sollozando sólo, se levantó lentamente de su bolsa de dormir y se acercó en silencio a donde el amor de su vida se revolvía y lloriqueaba en silencio, era demasiado endeble y estaba demasiado enamorado para dejar pasar algo tan simple como una pesadilla de Oliver así que se acostó a su lado y rodeó el delicado cuerpo del pecoso con su brazo.

"Fuka... le tengo miedo a las arañas... deshazte de ella"

Él rió ante ese recuerdo, su Oliver solía tenerle fobia a las arañas por lo que cuando conoció la tarántula mascota de Ars se asustó muchísimo y corrió a protegerse del arácnido entre sus brazos, él estrujó más al rubio, como intentando protegerlo de la pesadilla que perturbaba su sueño y cayó rendido ante el cansancio, sin importarle estar acostado sobre su brazo quemado. Unos pocos minutos de paz para ambos habían pasado, la albina de mechón teñido se despertó, casi siempre se levantaba temprano por culpa de su vecino, sería vecino de Oliver de no ser por ella pero ni el diablo mismo le desearía tal desgracia al chiquillo, decidió despejar su mente saliendo al pórtico para beber alguna cerveza del hermano mayor, Jet, aunque no tuviera edad para ello tener de padre a un coleccionista de vinos le daba la posibilidad de probar algo de alcohol cada tanto y hoy deseaba entregarle un poco a su sistema, sin embargo, antes de llegar a la puerta se encontró con la pareja. "Ojalá ese puto viera esto, ojalá le doliera ver esto" pensó sonriente, ella sabía que Len no era del todo santo pero Oliver lo quería demasiado para creer en ella. El rubio y el pelirrojo acabaron pasando la noche juntos.

🔪N/A🔪

Que curioso, el capítulo original y el nuevo tienen el mismo final :V

Bye bye dear readers♡

Un Reencuentro Inesperado <<Olikase>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora