CHAPTER 13

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Oliver se levantó de buen humor ese día, Len lo había llamado la noche anterior deseándole dulces sueños y contándole piropos sacados de internet. Ese día su tía no podía llevarlo a la escuela, sólo le quedaba caminar, aunque el yeso en su pie era la excusa perfecta para faltar, Len planeaba ratearse antes de que alguien lo viera así que por fin tendrían el día entero sólo para ellos dos, era un milagro sin duda. Cuando estuvo vestido y comido se sentó a la puerta de la cerca, en espera de oír la voz de su amado, la cual no tardó en hacerse escuchar. Oliver abrió la puerta y se lanzó a los brazos de su novio, quien llenó de dulces besos su rostro.

—Hola amor, me contó un pajarito que querías ir a un café pero que siempre está lleno o está cerrado cuando vas, así que adivina —los ojos de Oliver brillaban como estrellas, aunque uno no fuera visible, él siempre había querido ir allí y ahora su amado lo invitaba a tomar un café juntos, en su aniversario.

—¿Podemos ir ahora? Por favor... —Len rió, de verdad Oliver era un niño especial— ¡Oh! Si, también te tengo un regalo —Oliver le entregó una pequeña caja amarilla, en ella se encontraba un cupcake de chocolate con glaseado amarillo y una rodaja de banana encima, Len frunció el seño.

—¿Es de chocolate?

—Juro que esta vez no tiene cáscara de huevo ni está quemado, Fukase me enseñó a cocinar y me ayudó a hacerte el cupcake ayer —Len alzó ambas cejas, le llamaba la atención que Oliver aceptara tener cerca a alguien como Fukase, cariñoso y tímido.

—¿Acaso tienes un amante ahora? —se burló el rubio, Oliver negó rápidamente y aseguró que la única persona que amaba era él, parecía querer llorar en cualquier momento por lo que Len no lo molestó más y se encaminaron al café.

Silencio.

Ninguno decía nada, ambos estaban pensando.

—¿Soy el único para ti? —preguntó con inocencia el rubio menor, eso derritió el corazón de Len. Ambos se detuvieron en el medio de la acera.

—Eres incluso más especial para mí que mi hermana gemela —susurró, estas palabras colorearon la pecosa carita de Oliver.

—P-pero Rin... —una risita y un beso de parte del mayor, Oliver era único, sin dudas, eso lo hacía arrepentirse ligeramente de dejarlo por otra chica.

—No pienses mucho en eso, disfruta de nuestro aniversario ¿Ok? —él asintió y se dejó besar por su novio una vez más antes de llegar al café y entrar a sentarse junto a la ventana. Ambos comían en silencio, parecían no tener nada para decirle al otro, sin embargo, ambos preferían disfrutar el silencio y adivinar en qué dulces palabras estaría pensando el otro a hablar sobre otras cosas, para Oliver eso sonaba más a una salida de amigos.

—Creo que tengo algo de celos —dijo de repente el rubio de coleta, acababa de darle un mordisco al cupcake y era un manjar— Fukase sí sabe cocinar, no como tú, creo que le voy a pedir que te dé clases así me cocinas delicias como esta.

—En ese caso le pediré que te cocine él así yo sólo ando de repartidor —ambos rieron, Piko, el cual daba un paseo para ver si se tostaba un poco con el sol del mediodía los vio a ambos riendo mientras compartían el capuchino, Oliver se veía como el niño más feliz del mundo. — Espero no se entere pronto, no quiero verlo cortándose las muñecas como una pendeja depresiva —susurró para sí mismo, medio mundo conocía la verdad sobre Len pero nadie le dijo a Oliver porque se lo veía muy feliz con esa mentira. Él fingió no haber visto nada y siguió su camino, su pálida piel expuesta a los rayos del sol.

—Len, esta vez no quiero que evites mi pregunta —dijo seriamente el rubio menor en cuanto dejaron de reír, Len le puso atención— quiero saber por qué odias a Flower, ella nunca te dijo nada ni se puso en tu contra, hasta te ayudó con matemática cuando no entendías lo de expresiones decimales —Len suspiró, lo que su novio decía no era mentira pero tampoco era del todo verdad, él tenía fama de coqueto pero nunca lo habían llamado cornudo hasta Flower, eso manchó su imagen con algo que no se podía quitar entonces no muchas chicas aceptaban una flor de su parte ni nada parecido. Oliver era uno de los pocos que no sabían nada al respecto, eso lo hacía un inocente títere que él podía manipular a gusto.

—Flower hizo correr un rumor hace unos tres o cuatro años, antes de que llegaras, eso me dio mala fama por un buen tiempo y también dañó nuestra amistad, se podría decir que todavía queda un poco de esa pelea en el medio y nos impide llevarnos bien...

—Oh... —fue todo lo que dijo, él bebió lo que quedaba del capuchino en silencio mientras su pareja miraba los autos pasar. Ambos pagaron su parte y salieron a caminar por el parque, Oliver se arrepentía de no haber traído a James porque así él podría volar libremente pero luego recordó, la última vez que James los acompañó intentó sacarle un ojo a Len, al parecer hasta el avecilla conocía los secretos del rubio.

—Quieres que te acompañe a casa?

—Gracias, pero puedo ir solo —Oliver plantó un tierno beso en la mejilla de Len y se marchó a su hogar, Flower lo esperaba en la puerta. La albina notó las coloradas mejillas del niño acompañadas de esa sonrisa inocente, le molestaba lo feliz que hacía al rubio la compañía de Len.

—¿Aún no lo aceptas? —el de muletas la ignoró e intentó abrir la puerta solo— sólo te estás lastimando así, deberías terminar con él antes de que veas la cruel verdad con tus propios ojos, te aseguro que te dolerá un infierno cuando veas tus ilusiones destruirse frente a ti, tengo un amigo que se siente terrible por eso —Oliver negó como siempre que tocaban el tema y aseguró que Len era fiel y que realmente lo quería, como siempre, ella desistió de sus intentos de poner los piecitos de Oliver en la tierra. "Pero que idiotas pueden terminar siendo los enamorados" pensó mientras oía a Oliver cantar la canción favorita de Len.

Un Reencuentro Inesperado <<Olikase>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora