CHAPTER 16

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—Por qué hablé... —Oliver... auto... cirugía... esas tres palabras no dejaban de taladrar su cabeza y el simple pensamiento de su amado tirado en la calle con un charco de sangre alrededor de su cabeza destrozaba los pedazos de su corazón que creía reparados "¿por tanto pasó sin que me diera cuenta? ¿existe acaso el antiguo Oliver aún?" Se preguntaba sin cesar, ya no tenía esperanza alguna de que Oliver lo adorara como antes.

Buzz.Buzz.

Fukase se arrastró hasta donde había arrojado su celular y se secó un poco las lágrimas para poder leer el mensaje. Oliver.

Lamento haberte hecho sentir mal hace rato, no pensé que fueras tan sensible. Te espero en el café cerca de nuestra vieja escuela.

—Ollie... —sollozó el pelirrojo mientras se limpiaba la cara contra su almohada, estaba hecho un mar de lágrimas— M-mamá... ma- —un ataque de tos interrumpió sus inútiles llamados, él sabía que su madre andaba por allí pero su garganta le dolía y su voz se quebraba al hablar a causa del llanto. Decidió arreglárselas solo.

A unas pocas cuadras del café ya podía ver a Oliver balanceando su pie enyesado sentado en el barandal que dividía el local de la acera, a medida que se acercaba veía más claramente el rostro que tan loco lo tenía, no obstante, lo notaba distante, perdido en sus pensamientos y con los ojos perdidos en la luna que se elevaba en el cielo nocturno.

—Llevo aquí media hora... —musitó el rubio sin siquiera desviar la mirada al mayor, Fukase bajó la cabeza avergonzado— Tengo miedo.

—¿Miedo? —repitió sorprendido, Oliver tomó su viejo diario de su lado y se lo ofreció al mayor, señalando las últimas páginas del cuaderno.

—No sé que dicen, pero presiento que no son cosas bonitas para que las escondiera así... —él desvió sus ojos al blanquecino rostro de Fukase, con sus ojos de distinto color le suplicaba que lo ayudara— ¿Las leerías por mí...? —Fukase tragó saliva, los susurros del menor acompañados de esa mirada carente de sentimientos en la oscura noche lo hacían sentir inferior ante tan hermoso ser. Él asintió lentamente y con un cúter que llevaba para defenderse de cualquier ladrón que ronde por la noche separó las primeras dos páginas.

"Es extraño, jamás me había dado vergüenza abrazar a Fuka pero hoy fue distinto, no lo entiendo, tampoco quiero hacerlo, lo dudo pero si es amor mamá me llamaría monstruo y me golpearía otra vez, no quiero eso, tampoco quiero participar en esos estúpidos concursos vestido de niña, ¿Acaso nadie nota que soy varón? Si lo hacen ¿Por qué me dan premios? Fukase es el único de todos los que van a ver esos concursos de belleza que sabe quien soy en realidad, siempre me lleva flores y me desea suerte pero nunca aplaude cuando gano. Me hace feliz que lo entienda. También le pide dinero a su hermano para comprarme un capuchino después de clase y me dibuja en los recreos para luego regalarme el dibujo, a veces pienso que él exagera cuando me dibuja, yo no soy lindo como el chico que dibuja, tengo pecas que mi mamá oculta con maquillaje antes de cualquier fiesta y concurso pero Fukase dice que le recuerda a las estrellas, ella también dice que mi ojo izquierdo es asqueroso pero Fukase dice que parece un rubí, yo creo que sus ojos se parecen a esas joyas, son muy bonitos y en su piel blanca más aún, ¡es como dos rubíes en la nieve! ¡Y con rosas rojas creciendo alrededor! Si algún día Fukase se enterara de las cosas con las que comparo su apariencia seguro dirá que soy un poeta, en realidad soy pésimo en literatura.
Ojalá me olvide de estos sentimientos por Fuka al igual que olvidé la cara de SeeU y la sonrisa de mamá..."

Fukase estaba estático ante la confesión del antiguo Oliver, esbozó una sonrisa involuntaria que asustó al rubio a su lado, esta iba acompañada de lágrimas de regocijo, su Ollie lo amaba, no dudaba de ello. Abrió y leyó en voz baja las siguientes páginas con Oliver sentado a su derecha, este último acomodado en el hombro del contrario, cada palabra que leía hacía saltar de alegría su corazón "Sí me amaba, sí me amaba" se repetía mentalmente una y otra vez, al rubio también le alegraba el ver a su amigo de la infancia tan feliz y ahora podía confirmar que era él su mejor amigo, se sentía satisfecho. Lástima que la alegría se esfumó tan pronto llegaron a la última página, en los márgenes se repetía el mismo deseo escrito con pluma, esta manchó la hoja hasta el otro lado. "Deseo olvidarlo", "deseo no haberlo conocido", "deseo que su apariencia no me recuerde a las cosas que me gustan", todas oraciones distintas pero con el mismo deseo plasmado en ella: "Deseo no saber de Fukase". Estas palabras no sólo arruinaron el alegre momento de los niños, sino también el amor que el pelirrojo sentía por Oliver, justo cuando pensó que el chiquillo lo amaba antes del accidente las sencillas palabras escritas y ligeramente borradas por manchas como de lágrimas destrozaron aquel precioso sentimiento que Fukase tenía por su mejor amigo, también desvanecieron permanentemente la sonrisa sincera del pecoso de ojos rojo y ámbar.

"Si tan sólo no lo hubiera ayudado no me sentiría así, mamá no me hubiera dejado afuera y no habría sido atacado por un perro, desearía estar muerto antes de hablar con Fukase de nuevo para que mamá me eche de la casa de verdad. Ojalá no me gustara un chico" —leyeron al unísono y ambos se largaron a llorar.

Un Reencuentro Inesperado <<Olikase>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora