CHAPTER 19

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Nada más llegar a su casa Oliver entró de un portazo a la habitación de invitados, sus ojos ligeramente hinchados, Fukase se levantó de golpe al ver el estado del menor—Por favor... vete... no me siento bien y tu madre debe estar desesperada... junta tus cosas y lárgate...

—Ollie...

—No me hables ni me busques los próximos días por favor, me siento muy mal. Si ves a Len... dale una paliza, no fui capaz de hacerlo en el momento —la indiferencia en su tono de voz lo hacía aterrador, sus ojos resplandecían de ira, Fukase suponía por qué. Oliver no le gritó ni se sonrojó esta vez al sentir los brazos del mayor envolverlo de manera protectora, permaneció en silencio y se relajó en brazos de su amigo.

—Len te hizo daño ¿verdad? Supongo que lo que decía Flower era verdad...

—Debí haberla escuchado, así no habríamos llegado a esta situación... —susurró para sí, Fukase suspiró entristecido, sus sentimientos por el rubio no se iban a ir tan fácil y le dolía ver a su amigo del alma lamentarse por su exnovio al mismo tiempo que le alegraba saber que era su oportunidad— Al menos recuperé uno de mis recuerdos...

—¿E-enserio? M-me alegro...

El rubio pensó seis veces lo que iba a preguntar pues podría malinterpretarse— ¿Te gusta alguien...? Por favor, no te hagas una idea errónea... —Fukase sonrió para sus adentros, tenía una imagen clara de cuál era su plan.

—Aún me gusta un chico... y él aún no se da cuenta... aunque hemos perdido contacto con el tiempo así que es de esperarse... —"vaya idiota, seguro ni novia se buscó por capricho suyo" pensó Oliver al oír su respuesta, suponía que aquél chico era muy especial como para que jamás se rindiera.

—Si ese chico y tú fueran novios...

—Sería la antorcha más feliz de la Tierra.

—¿Me dejarás de lado y no me escucharás cuando te advierta sobre él? —aunque le respondiera que sí, él iba a hacer lo posible para cuidarlo, no le deseaba el dolor de un corazón roto a nadie. Si tan sólo supiera que Fukase estaba pasando por ese dolor desde hace ya varios años...

—...Algún día... te diré quién es y... verás que no hará falta que me adviertas nada...

—Len tiene varias novias ya... no te dejaré sumarte a su séquito —gruñó el menor, el contrario rió a carcajadas ante la ridícula conclusión de su amigo.

—Tranquilo la persona que amo no tiene relación con Len en ningún sentido... ahora... —el pelirrojo agradeció internamente que el contrario no oyera lo último.

—Hey, tengo curiosidad respecto a la mole malhumorada que llamas "papá" y necesito respuestas —exigió en tono demandante el de hebras doradas, aunque pareciera indiferente al tema la curiosidad lo carcomía por dentro.

—Eeeh... Papá es... tá enojado conmigo, siempre dice que nací en un mal momento pero que aunque me quisieran dar en adopción mamá se negaba y papá no quería dejar a mamá y... supongo que por eso mamá siempre me tiene cerca y rara vez recibo cosas nuevas aparte de mi uniforme y algunos útiles...

—¿Y? Mamá dice que al principio también fue un problema mantenerme porque me enfermaba mucho y me tenían que llevar al hospital a cada rato y eso significaba dinero pero aún así intentaron cuidarme lo mejor posible con ayuda de Hio y la tía Ann... aunque, según recuerdo, mamá se ponía nerviosa cuando tomaba las pastillas para adelgazar que le jodían la cabeza y terminaba diciendo que si quedaban en deuda sería mi culpa.

—Lo recuerdo... —susurró, abrazó al afligido menor e intentó enviar por otro camino la conversación cambiando de tema— ¿y tú recuerdas cuando Luka nos invitó a su mansión en miniatura? —ambos acabaron por sentarse en la cama y pasaron la tarde reviviendo viejas charlas y riendo juntos hasta que en la noche Fukase juntó sus cosas y volvió a su hogar.

—¡¡Dios mío Fukase... me tenías tan preocupada!! —lloró su madre mientras abrazaba desesperadamente a su hijo menor, el más grande permaneció en silencio a una buena distancia, sabía lo que le esperaba.

—¿Ves mujer? Él volvió en una pieza y hasta está más limpio que antes, viene de la casa de su amigo el ricachón —gruñó el anciano, esa ropa no era de su hijo a menos que la sabandija le hubiera robado para comprársela— ¿de dónde sacaste eso?

—Fue un regalo.

—Te lo hiciste a ti mismo con mí dinero ¿verdad? Seguro pensaste que si me robabas y te ibas de casa no lo notaría o no pensaría que fuiste tú pero sé bien lo que hiciste —rugió el hombre de blanca piel, su rostro se tornó rojo de la ira. Fukase temblaba mucho al tener a tan aterrador hombre a punto de hacerlo saco de boxeo.

—Yo tomé ese dinero, deja a mi hijo tranquilo—los tres varones en la habitación se dirigieron a la mujer que hasta entonces había estado llorando a un lado, ella se levantó del suelo y se puso frente a su hijo menor para protegerlo, estaba confiada de que así su hijo no pasaría por nada y que el hombre retrocedería— Estoy cansada de que maltrates a Fukase por algo que no es su culpa. ¡¡Él es sólo un niño!! ¿por qué TUS deudas son su culpa? —vaya error había cometido al decir eso. El hombre, cansado de la rebelión, no dudó en golpear en la cabeza a su mujer, Cul se desplomó al instante con algo de sangre en su cabeza pero el monstruo, marido de la pelirroja, no se detuvo y continuó pateándola e insultándola. Tiempo después la sirena de la ambulancia sonó fuera de su casa y Arsloid, aún con su celular en mano, recibió a los paramédicos.

Un Reencuentro Inesperado <<Olikase>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora