CHAPTER 12

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Los días pasaron rápido para ambos varones, esos días se hicieron semanas y, antes de poder darse cuenta, ya había pasado un mes. Las visitas del pelirrojo eran ya una costumbre para Oliver, se sentía cómodo pasando la tarde con Fukase, bebiendo un capuchino mientras hablaban del pasado, gracias a Fukase había recuperado algunos recuerdos de él y Luka, sin embargo, aún era incapaz de reconocer a Fukase, sentía que le faltaban muchas piezas del rompecabezas y que algo le impedía encontrarlas.

—¡Oliver! ¿cómo estás querido? —saludó Len con una sonrisa, Oliver se dejó abrazar por el mayor, Len podía ser muy dulce a veces— ¿Recuerdas qué día es mañana?

—Nuestro aniversario... no sería capaz de olvidar una fecha tan importante —rió el de muletas, Len lo liberó un segundo, sacó un cuaderno de su mochila y de él una flor seca.

—Mañana te daré un regalo mejor, claro, pero pensé que te vendría bien un marcapáginas para tu diario —Oliver agradeció el sencillo obsequio con una dulce sonrisa, una como las que le solía dedicar sólo a Fukase de niños, esto le dolió al pobre enamorado que los veía desde la vereda de enfrente, le alegraba que Oliver disfrutara de la compañía y cariño de alguien pero al mismo tiempo le dolía, no entendía que le estaba sucediendo. O no quería aceptar la realidad.

—¡Fuka! —el mencionado pegó un grito nada femenino al escuchar a alguien detrás de sí, Piko reía a carcajadas detrás de la albina que lo había asustado tanto.

—Mi corazón ya está destrozado por eso —señaló a la pareja de rubios que tanto cariño se tenían como para jugar a los besitos en el medio del camino— ¿acaso quieren matarme?

—Tranquilo, esa vista es más falsa que mi- —Piper suspiró aliviado de poder callar a la malhablada fémina justo a tiempo, Fukase les dedicó una última mirada a los rubios, ambos se veían muy felices, parecía imposible que en realidad no fueran la pareja perfecta que fingían ser.

—Ya pronto lo entenderán ambos —"o eso espero" pensó la de mechón pintado, deseaba ver a sus dos amigos juntos y felices de verdad.

—Ahora hay que ir a clase, pueden hablar de quien será el dominante a la salida.

—Tenías que ser tú el que hablara ¿No, Piko? —el albino se encogió de hombros mientras su contrario se masajeaba el entrecejo, los otros dos se dirigieron al salón sin hablar con los enamorados.

...

—¿No crees que es preciosa? Es tan simple y tan bella... realmente adoro que Len me de esta clase de obsequios sin razón, los hace más especiales aún —Fukase sonreía a todo lo que Oliver le decía, no quería oír de Len pero era obvio que el rubio estaba completamente enamorado de él. Oliver suspiró y se acostó en la mesa del café— mañana es nuestro primer aniversario... No sé que regalarle que le pueda gustar... es una fecha importante ¿sabes? Que se cumpla un año estando con la persona que quieres...

—¿Y si le regalas flores? A Ars siempre le funciona, para todo.

—No... siempre le regalo flores, seguro se espera un ramo de flores de mi parte, otra vez.

—¿Qué tal si le preparas algo? O compras algo y dices que lo cocinaste tú.

—la última vez que cociné algo para él me dijo que era incomible —aunque para Fukase eso era algo imperdonable, Oliver reía de su propio error— Recuerdo... recuerdo que intenté hacer cupcakes por su cumpleaños, eran de vainilla pero se quemaron y como no leí la caja pensé que eran de chocolate. Cuando les hice el glaseado se me cayó un poco de la cáscara del huevo que usé para la masa sin que lo notara... Len me golpeó porque se ahogó por culpa de mi estupidez... jajaja... —Fukase suspiró con una sonrisa, no podía enojarse con el rubio de coleta por enfadarse con Oliver. Una excelente idea se le vino a la cabeza.

—¡Ya sé! Te ayudaré, yo... aprendí a cocinar, más o menos... podría enseñarte —se ofreció el colorado preadolescente, Oliver no rechazó su oferta, así podría matar dos pájaros de un tiro. En la casa del pelirrojo, como de costumbre, sólo estaba Punto, su peluche favorito y el único juguete que tuvo hasta antes de conocer a Oliver. El silencio y la paz de esa casa era perfecto para una lección de pastelería.

—Primero, hay que preparar la masa, voy a buscar el libro —Fukase dejó a un lado las muletas de su amado y subió al segundo piso en busca del libro de cocina de su abuela.

"T-ten cuidado... s-si una de esas botellas se rompen... voy a estar en problemas..."

Oliver suspiró, a veces lograba distinguir una silueta masculina en los borrosos recuerdos de su "imperfecta" infancia pero nunca pudo recordar el rostro de esa persona, aunque se forzara tanto como para acabar en cama con un dolor de cabeza infernal.

"N-nadie me quiere... no sé ni por qué estoy aquí... deberías dejar de visitarme, si papá se entera estaré en problemas..."

¿Quién sería ese chico para acabar castigado por cada estupidez existente? Era absurdo. Finalmente Fukase encontró el libro y pudieron iniciar la clase, el rubio veía con atención lo que el mayor hacía e imitaba sus acciones, si Fukase notaba que hacía algo mal lo corregía para que Oliver entendiera bien.

—Deberías ser maestro, eres bueno para enseñar —elogió Oliver mientras se quitaba los guantes con los que había metido la bandeja en el horno encendido— ni Hio me pudo enseñar correctamente algo relacionado con la cocina.

—Supongo que es porque cuando era menor tenía alguien que me enseñó a mí —él se rascaba la nuca nervioso, quería decirle que quien le había enseñado era él, quizá no a cocinar pero sí a muchas otras cosas. Oliver rió, esa dulce risa que tan loco tenía a Fukase, si tan sólo el menor le dedicara las mismas sonrisas y le hablara con el mismo tono que a Len...

Un Reencuentro Inesperado <<Olikase>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora