CHAPTER 5

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Mi infancia :')
Y seguro la de muchos misioneros y correntinos también.
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Varios días habían pasado desde esa noche, no hubo mucho cambio para la vida del pelirrojo aparte de los nuevos horarios, ni siquiera había visto a Ollie en toda la semana, según él estaba al borde de la muerte.

—Fukase... deja ese celular, no vas a morir por no poder hablar con tu novio media horita —se burló Piko, Fukase le restó importancia y siguió tecleando.

La profesora no se dio cuenta aún, podemos conversar un rato más.

Rápidamente el rubio contestó.

Te vas a joder, me voy a dar cuenta y voy a matar la poca autoestima que te queda recordándote que fuiste tan idiota como para usar el celular en la cara de la profesora.

Fukase sonrió ante la amenazante respuesta del tierno niño y siguió hablando con él hasta que la profesora notó que la vista de su curioso alumno estaba centrada en algo que no era su explicación.

—Satoshi ¿Qué es más interesante que la tarea?

—N-nada profe —respondió nervioso el pelirrojo, guardando el aparato en su bolsillo, la profesora dudó de sus palabras y revisó su pupitre con la mirada, vio parte del aparato sobresalir de su bolsillo así que le arrebató el celular y se lo llevó a su mesa sin prestar atención a la ola de mensajes del rubio que le habían llegado.

—Te lo dije, Ollie no iba a morir porque lo dejaras colgado, él me vive dejando colgado porque le divierte imaginar como me desespero —Fukase suspiró y se cubrió la cara con ambas manos, dejando a Piko hablando solo.

Al final de la tarde Flower le pidió que lo acompañara a casa, él, sin ganas de ver a su débil madre en su hogar aceptó con gusto.

—No llores Fuka, lo puedes recuperar mañana —consoló la albina— yo no tengo celular hace dos meses.

—Eres sorprendente.

-Ollie me lo dice mucho, no de buena manera claro, eso sería un milagro.

—¿Crees que yo lo hice? —la fémina se llevó una mano al pecho y fingió dolor, el pelirrojo sólo rodó los ojos e intentó seguir el acelerado paso de su amiga.

—Llegamos ¿quieres pasar? —invitó sonriente. Sin pensar asintió, cuando vio a la muchacha trepar el muro de una elegante casa empezó a replantearse su decisión.

—¿Esta no es tu casa? ¿Acaso no tienes la llave?

—Tú sólo salta, ya verás el porqué de esto —ordenó, Fukase suspiró e imitó las acciones de la muchacha. La casa a la que se habían colado era muy fina y tenía un precioso jardín. Flower se paro frente a la puerta y gritó— ¡Ay Ruperta abrime la puerta! —la fémina pateó violentamente la puerta al compás, justo en donde habían algunas marcas— ¡Ay Ruperta que te quiero ver!

—Andate a la mierda —exclamó una voz conocida con acento argentino.

—No seas aburrido... —el dueño de casa repitió sus palabras, Flower volvió a patear— te encontré alguien para que cojan, abre o abro a patadas.

—AAARGH OK —poco tiempo después un ligero golpeteo se hizo presente, quien abrió la puerta era nada más y nada menos que el rubio de muletas, Fukase quedó sorprendido al por fin cruzar miradas con su ojo ámbar, Flower revolvió sus cabellos y arrastró al pelirrojo hasta la habitación del pequeño al otro lado de la casa de un solo piso, prohibiéndole ver bien el rostro del chiquillo. Al llegar a la puerta el rubio los detuvo, sacó una llave de debajo de su sombrero de marinero y abrió la puerta pintada de azul, primero entró él, luego Flower y por último Fukase, el cual se hallaba perdido en sus pensamientos.

—Ollie, vinimos para que te despiertes, no para que te acuestes y duermas —refunfuñó la albina, el rubio frotó su rostro contra su almohada y clavó su mirada miel en ella.

—Estoy cojo, tuerto y enfermo, no tengo ganas de hacer nada —chilló el rubio, Fukase sólo lo veía desde un rincón, su timidez y su enamoramiento le prohibían acercarse a alguien tan similar a su Oliver— Y de paso trajiste una antorcha.

—Déjalo, al pobre la profe le sacó su celular...

—Te lo advertí, te dije que te ibas a joder, te lo dije —exclamó el de parche, Fukase se atrevió a acercarse un poco— ¿Me equivoqué de persona?

—¿Uh? N-no... es sólo que no suelo hablar mucho —contestó vagamente, estaba ocupado imaginando su reencuentro con su Ollie.

—La antorcha no miente, podrías ir con él al cine y te olvidarías... —la fémina se quedó pensando un momento,luego se volteó a Oliver— ¿Y si vemos una película? Él es rico, alguna debe tener.

—¿Por qué no? —respondió el rubio, sentándose en la cama, esta fue la oportunidad perfecta de Fukase para ver el agraciado rostro del pequeño pecoso, el rostro de su Ollie. Sin siquiera pensarlo se ofreció a cargarlo hasta la sala de estar— ¡Hey! Bájame antorcha, ni siquiera me dejaste pensarlo.

—Oliver, déjame llevarte, quiero ayudarte, nada más —suplicó dulcemente el pelirrojo, abrazando con cuidado el cuerpo de la razón de su dolor en el pecho, quien se retorcía en brazos del contrario.

—¡Suéltame, sólo Len puede tratarme así! —rugió Oliver, Fukase lo bajó lentamente y preguntó por el muchacho que había mencionado— ¿Flower no te lo dijo? Len es mi novio. Puedo presentártelo mañana —y en ese instante Fukase vió su mundo de ilusiones derrumbarse frente a él.

🔪N/A🔪

Jejeje...

Un Reencuentro Inesperado <<Olikase>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora