Pasado. Septiembre de 2016.
Will ha salido de la universidad, por fin han terminado sus tiempos encerrado en un salón de clases, él está seguro de que va a ser un estupendo arquitecto, ya tiene previsto en dónde va a trabajar y todo lo tiene bajo control, cuando tenga suficiente dinero va a ayudar a sus padres con la escuela de Kate y Cooper, Trina aún no sabe qué estudiar, pero él está seguro de que haga lo que haga va a destacar.
Con una sonrisa en el rostro observa a sus hermanos, Kate y Cooper van riéndose de las caras de Trina, Will también ríe, se desabrocha el cinturón y mientras maneja va cantando una canción, mueve el brazo libre y le hace cosquillas a Trina, quien va sentada junto a él.
Es una noche fría y con niebla, además de nevada, hay 5 centímetros de nieve en la carretera y se dirigen al salón donde va a ser la entrega de sus documentos, sus padres se han adelantado en su coche y seguro que ya llegaron. Sin previo aviso un camión enorme se mete a su carril, Will volantea y sus hermanos gritan, Trina le pone una mano en el pecho y le grita sin parar:
- ¡Will! ¡Ponte el cinturón! - Will trata de ponérselo, pero pierde el control del coche y éste se estampa contra un poste de luz.
Los próximos minutos transcurren en silencio, solo se escucha el lejano murmullo de las sirenas de la ambulancia y la patrulla. Kate, Cooper y Trina se encuentran inconscientes en el auto, pero Will ha salido disparado del coche por el parabrisas, su cabeza ha impactado en el poste y no tiene signos vitales, la primera en despertar es Kate, quien tiene una herida considerable en la ceja izquierda, varios rasguños y moretones, Cooper está grave, tiene un brazo roto y no despierta, Trina comienza a moverse, tiene media cabeza llena de sangre.
Kate baja del coche, no parece sentir la nieve sobre los hombros, camina varios pasos y entonces ve a Will, grita y corre hacia él, pero no tiene pulso, dos paramédicos la toman por los brazos y la arrastran a la ambulancia, en otra está Trina, que se ha desmayado por la sangre perdida, Cooper está junto a ella, la abraza como si se le fuera la vida en ello, tiembla sin parar y llora, y ella también, mientras ven cómo cubren el cuerpo de Will con una manta negra, el coche se da por perdido y comienzan su largo camino al hospital.
Sus padres llegan media hora después, a Kate la están revisando, a Trina le han mandado estudios por miedo a una conmoción cerebral y a Cooper le enyesan el brazo, a Susan y a Miller les dan la noticia, Will ha llegado al hospital muerto, los chicos dicen que eran las 6:30 cuando chocaron y son las 10:15 de la noche, aunque hubiera sobrevivido al impacto, estar varias horas bajo la nieve y sangrando hubiera dado el mismo resultado.
Unos días después, les dan el alta después de curar sus heridas, Susan y Miller los llevan a casa y nadie dice nada cuando llegan...
Es innegable que esa familia está incompleta, sus padres llevan su pérdida grabada en el rostro, sus hermanos llevan grabado el accidente en la memoria y es seguro que nada volverá a ser igual.
Para Kate, quien tiene 15 años, fue un golpe duro, brutal, pero puede comprenderlo, para Cooper, quien tiene 7, no tanto, aún no comprende lo que pasa, sabe que es grave pero aún se pregunta dónde está Will, para Trina, quien tiene 17, fue algo que nunca olvidará, algo de lo que no puede escapar, algo que no puede arreglar, pero comprende lo que pasó.
Susan se culpa, por haber dejado a sus hijos solos, por no cuidarlos, incluso por haber tomado otro camino, Will solo tenía 24 años, tenía toda una vida y tantos sueños por cumplir, era una persona dulce y amable, siempre andaba ayudando, no entiende cómo pudo haberle pasado semejante cosa.
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Tu sonrisa...
RomanceSiempre hay algo bueno después de la tormenta, viene la calma, dicen, Kate no parece muy convencida, pero Liam, Allie y su familia se encargarán de ello...