Capítulo 4

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Allie mira con exasperación la mueca de burla de Kate, desde la puerta, con los brazos en jarras y apoyada en la pared. Taylor sonríe, la mira embelesado y Allie comienza a ponerse nerviosa, teme que Taylor crea que es uno de sus rollos, o peor aún, que quiera llevársela a casa...

- ¿Allie? – ella da un respingo, centra su atención en Taylor y le sonríe.

- ¿Sí?

- ¿Te gustaría tomar algo después de clases? – lo mira con asombro, pero sonríe.

- Claro. – se acercan Kate y Liam, se sientan enfrente de ellos y los miran con una sonrisa enorme en sus caras.

- ¿Y bien? ¿Qué tal les va? – Allie se ruboriza y Taylor sonríe nervioso.

- Interesante.

- Bastante bien. – Kate se ríe.

- Vale. Tenemos que ir a clases. – se pone en pie, toma a Allie de la mano y se despiden de Liam y Taylor con la mano y una sonrisa.

- Qué chicas. – Liam sonríe, Taylor todavía mira la puerta.

- Sí. Pero ten cuidado, Allie es mi prima preferida y no me gustaría que...

- Tranquilo, viejo. – le dice despreocupado.

- Taylor... - lo mira con severidad, Taylor traga saliva y le sonríe nervioso.

- ¿Qué?

- Hay dos tipos de chicas: con las que te enrollas y con las que te casas. Y, mi amigo, esas dos chicas son del segundo. Hay que cuidarlas, valen mucho y no me gustaría que, por alguna estupidez tuya, me viera afectado, o viceversa.

- Claro. Te entiendo.

Dan el timbre, los pasillos se llenan de alumnos corriendo por todos lados, la cafetería se vuelve un hormiguero de actividad y 4 chicos comienzan a soñar despiertos sobre un buen futuro...

Kate y Allie continúan su día con normalidad, para desgracia de Kate, cada clase debe presentarse ante todos, pero cada vez se vuelve menos difícil.

Liam y Taylor hablan un poco más sobre ellas, antes de acordar cuidarlas y respetarlas, para después hablar sobre futbol, sobre las temporadas y los torneos próximos...

Al final de las clases, justo cuando Kate va a salir del salón seguida por Allie, Lindsey las detiene a ambas y cierra la puerta, el salón está vacío, y ella se ríe, Kate siente cómo Allie tiembla de miedo y siente la rabia hirviendo en su interior.

- ¿Qué quieres?

- Ultima oportunidad.... – dice con voz cantarina.

- ¡Ya déjalo! – dice Kate, Allie le aprieta la mano, está fría y sudorosa...

- ¿Acaso no te ha contado? ¿El conejito asustado no te ha contado lo que le pasó a su lindo cabello? ¿No te ha dicho que...? – pero Kate no la deja terminar la frase, hecha el codo hacia atrás y en menos de un segundo su puño ya está en la nariz de Lindsey.

- ¡Kate! – grita Allie, no sabe si con miedo o con alegría. Kate empuja a Lindsey y esta cae al suelo, pasan por encima de ella y le dedica una mirada severa.

- Es la última vez que te escucho llamarla así.

- ¿O qué? – su voz chillona se torna gangosa y quejumbrosa.

- O me voy a encargar de que ahora seas tú quien cada día, cada momento, viva con miedo. – Allie tiembla solo de escuchar el tono de Kate, al parecer desprende una energía peligrosa, Lindsey se estremece y cierra los ojos con lágrimas, Kate y Allie salen del salón, en silencio.

Llegan a la puerta y se encuentran a Liam y a Taylor. Las miran extrañados, Allie se aferra a Kate como si se le fuera la vida en ello, está pálida y con los ojos llorosos y Kate aún está furiosa, roja y con los ojos en llamas.

- Eh, ¿todo bien, chicas? – pregunta Liam, Kate baja la vista, avergonzada por su falta de control y temerosa de haber asustado a Allie.

- Sí. – responde Kate.

- Acaba de... - comienza a decir, con voz temblorosa, Allie.

- Acabo de darle un puñetazo en la nariz a Lindsey por haberla llamado: Conejito asustado. No me arrepiento y lo volvería a hacer. – dice Kate, esperando ver desaprobación o enfado en la cara de todos, llevándose una sorpresa.

- ¡Excelente! – exclama Liam.

- ¡Chica, eres leyenda! – dice Taylor.

- Muchas gracias, Kate, posiblemente si no hubieras estado, me habría pasado una hora pintándole las uñas o algo por el estilo.

- ¡Ni me lo recuerdes, que soy capaz de regresar por ella! – dice Kate, con un tono bastante forzado por el enfado contenido.

Liam la mira detenidamente, parece una chica furiosa, pero no solo furiosa por lo sucedido hace unos momentos, sino furiosa con la vida, con su vida, en específico, lo cual le parece extraño, ya que con 16 años todo debe ser color de rosa, según su criterio, pero al parecer, Kate es una chica herida, su semblante lo demuestra de primera.

- ¿Liam? – Kate lo mira con una ceja en alto, con una sonrisa bailando en las comisuras de sus labios.

- ¿Sí? – Liam da un brinco y se sonroja, cuando voltea ve la sonrisa burlona de Taylor.

- Te decía que nosotros vamos a ir a tomar algo, ustedes quizá puedan ir... - Allie sonríe ampliamente. Liam vuelve a ver a Kate y ella niega levemente con la cabeza.

- Mm... yo creo que otro día, ya sabes, nosotros tenemos que... hacer otras cosas y así... - Los dos se ríen al verlo tartamudear, Allie se acerca a Taylor, quien le ofrece el brazo para que lo tome y una sonrisa.

- Bueno, nosotros nos vamos, nos vemos luego, chicos. – se despiden y Allie le manda un beso a Kate, quien le guiña un ojo.

- Bueno... sólo quedamos tú y yo... - le susurra Liam a Kate, ella niega con la cabeza, divertida. Junto a ellos pasan pavoneándose las amigas de Lindsey, riéndose y señalando a Kate. Liam le rodea los hombros con un brazo y las fulmina con la mirada.

- ¡Eres una salvaje! ¡¿En tu casa no te enseñaron modales?! – le grita Lindsey a Kate cuando se detiene frente a ellos. Liam se tensa. Kate la mira impasible, aunque por dentro está furiosa.

- Precisamente por eso, en mi casa me enseñaron a respetar...lo que a ti no. – Lindsey la mira furiosa, con la cara hinchada y la nariz roja, de repente, su mirada cambia, la mira con malicia y recorre a Liam con la mirada.

- ¿Y tú quién eres? – Liam suspira, en todo ese tiempo que llevaba en la misma escuela que Lindsey, nunca lo había visto, no reparaba en él. Hasta que se convirtió en un trofeo...

- Nadie que te importe. Vamos. – toma la mano de Liam y literalmente lo arrastra hacia la salida, con una Lindsey mirándolo como si tuviera hambre, Liam se siente incómodo, pero se distrae con el contacto cálido de la pequeña mano de Kate en su enorme mano. 

Tu sonrisa...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora