Capítulo 1

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Presente. Agosto de 2017.

Katherine McAiden, fría, solitaria, herida, una chica que dice no necesitar a nadie...

Su familia y ella han dejado el pasado atrás, esa niebla que cubría su todo. Para comenzar de nuevo, con una nueva ciudad, una nueva casa...una nueva vida.

En apariencia, su familia es normal: tres hijos, un perro y dos padres. Susan, su madre, Trina, su hermana mayor, Cooper su hermano menor, Miller, su padre y Max, su perro Golden.

Acaban de mudarse a una casa vieja, en una privada no muy cara, la escuela de Cooper y Kate está a diez cuadras y Trina encontró una universidad a media hora a pie, su padre tiene un empleo estable como gerente en una fábrica de ropa, su madre se queda en casa con Max, limpiando y tomando té, por decisión propia.

Su madre ha tratado de fingir fortaleza, sonríe todo el tiempo y lo peor es que eso solo hace que Kate se enfurezca, que Trina le siga el juego y que Cooper no entienda nada.

- Cielo, baja tu última caja y luego vete a desempacar. – Susan le sonríe y le acaricia la cabeza, Kate la mira malhumorada.

- Vale. – murmura con una mueca.

Se acerca al diminuto carro de mudanza y baja su última caja, cuando va por el camino hacia la entrada de la casa, la intercepta una chica, de cabello rizado y oscuro, piel morena y una sonrisa enorme.

Kate mira su brazo, donde Allie tiene su mano, la mira groseramente, pero no parece afectarle, su sonrisa sigue ahí, enarca una ceja y carraspea incómoda, mira hacia otro lado, pero la chica le sonríe más ampliamente.

- ¡Hola, soy Allie! ¿Cómo te llamas? – Kate hace una mueca incómoda y mira al suelo.

- ¿Hola? – pone los ojos en blanco y masculla:

- Kate. – Allie se ríe y Kate la odia un poco más, sigue sin apartar su mano y Kate se pone nerviosa con ese contacto físico.

- Vivo enfrente, por si necesitas algo. – cuando Kate la voltea a ver su sonrisa no ha desaparecido, sus ojos cafés también sonríen y Kate se enfurece por dentro.

- Vale, gracias, Allie, pero me tengo que ir. – comienza a caminar, pero Allie la detiene otra vez.

- Espera, ¿a qué escuela te matriculaste? Tal vez podamos ir juntas. – a Kate le parece imposible ser tan social, ella odia a la gente.

- No lo sé. No recuerdo cómo se llama. Está a unas diez cuadras hacia la derecha. – es la primera vez que dice algo tan largo, normalmente sus únicas respuestas son monosílabas.

- Es la única que hay por aquí, así que vamos a la misma escuela, ¿en qué salón te tocó? – Kate comienza a hastiarse de verdad, quiere gritarle muchas cosas, pero le responde.

- En el B.

- Yo igual. – aplaude alegremente y Kate la mira como si fuera un bicho raro.

- Vale. Hasta luego. – Kate avanza hacia su casa y suspira al entrar sin interrupciones.

Sube a su cuarto y bufa al ver por la ventana a Allie hablando con su madre, pone los ojos en blanco y comienza a desempacar, cuando termina se da un baño y baja a cenar. En la mesa, su madre no deja de observarla.

- ¿Qué? – le pregunta Kate con la voz tensa.

- Nada. Hoy hablé con Allie, la vecina del frente, me dijo que están en el mismo salón y que tiene tu edad.

Tu sonrisa...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora