Capítulo 2

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Susan les devuelve la sonrisa y luego Cooper las echa de su cuarto con fingida actitud gruñona, Kate se queda con su madre y Susan la mira con cariño, Kate le regala una sonrisa radiante y un beso en la mejilla antes de meterse en su cuarto.

Su cuarto no es gran cosa y las cajas le dan un aire de abandono, se sienta en la cama y su teléfono vuelve a sonar, la angustia de que la hayan encontrado le hace un nudo en el estómago, no le gusta cambiar de teléfono. Respira profundo y contesta.

- ¿Diga?

- ¿Kate? Pensé que me habías dado un número falso o que no me querías responder o que te había pasado algo. – Liam parece histérico y a Kate le da risa, y sonríe para su sorpresa.

- ¿Kate?

- Hola. – susurra con una sonrisa tonta en la comisura de los labios.

- Hola. – el alivio es evidente en su voz. Incluso Kate apuesta mentalmente a que sonríe.

- ¿Por qué no me contestabas? – su tono es dulce y a Kate le hace sonreír otra vez.

- Estaba con mi hermano.

- Vale.

- Vale. – se quedan en silencio, escuchando la respiración del otro, sonriendo cada quien en su habitación con el teléfono pegado a la oreja.

- ¿Para qué llamabas? – susurra Kate, cuenta los paneles del techo.

- Quería volver a escucharte. – Kate suelta una risita nerviosa que hace que Liam frunza el ceño.

- Qué cursi.

- ¿No sonríes en público, pero al teléfono sí? – Kate frunce el ceño y decide que basta de sonrisas por hoy.

- No.

- Kate.

- ¿Qué? – pregunta con impaciencia e irritada.

- No soy tonto, no te puedes reír sin sonreír.

- Adiós, Liam. – murmura.

- Espera.

- Que tengas linda noche. – sonríe de lado cuando escucha lo que dice.

- ¿Te veré mañana a las dos en la escuela?

- Si no queda más remedio... - Liam pone los ojos en blanco, pero sonríe.

- Yo voy en el A.

- Vale.

- Te veo mañana. – Kate abre los ojos con asombro y carraspea. Su voz ha sonado tan dulce, como el terciopelo y se levanta a cerrar la ventana cuando se estremece.

- Hasta mañana, Liam. – y cuelga.

Se queda pensando sobre lo extraña que se siente con Liam y lo raro que ha sido el día, su madre le ha ido a contar, con lágrimas en los ojos, a Trina el suceso tan raro de ver a Cooper y a Kate sonreír después de un año de no haberlo hecho nunca.

Liam da vueltas por la cama sin poder dormir, no deja de imaginar su sonrisa, él asegura que es preciosa, pero eso no hace que la idea de verla en persona no le dé una curiosidad preocupante, Allie le ha dicho que no parecía normal, que parecía arisca y amargada, a Liam le parece que solo es un poco reservada y tal vez esté herida o dolida con la vida, pero hace unas horas que la conoce, no puede concretar eso y él lo sabe. Kate se queda dormida con una sonrisa leve pero existente, pero en medio de la noche oscura y extrañamente fría, despierta asustada, sudando y llorando desconsoladamente, ha vuelto a soñarlo, las peores escenas de su vida se repiten con eco en su memoria, sale de la cama y se dirige a la cocina, pero toma el teléfono de la mesita de su cuarto.

Mientras toma su vaso de agua contempla su teléfono, impersonal, no tiene fotos, no tiene mensajes, el único registro de que lo ha usado es el rastro de la llamada de Liam, pero siente ansiedad ante la idea de que llegue algún mensaje de alguno de ellos, de sus viejos conocidos, que la encuentren y vuelva a pasar lo mismo otra vez. Alza la vista y se encuentra con unos ojos idénticos a los suyos, que se abren ligeramente, Trina sonríe nerviosa y se acerca con un brillo cauteloso en los ojos.

- ¿No puedes dormir? ¿Las pesadillas otra vez? – Kate se tensa y asiente.

- Mamá me ha contado que has sonreído, al parecer Cooper también. – le dice incrédula y niega levemente con la cabeza.

- ¿Por qué tardaron tanto? – la mira con ternura y le acaricia una mano con la suya.

- ¿Querías que me fuera de fiesta el día siguiente? – la ironía brilla en sus ojos, pero en el fondo hay una tristeza inmensa, Trina la comprende hasta cierto punto, pero no le gusta que se ponga borde.

- Kate. – le advierte.

- Vale, ya está.

- ¿Por qué han sonreído?

- Me ha prometido que lo iba a superar. – murmura recelosa, Trina siempre ha sido amable y dulce con ella, pero no se siente cómoda con ella, le tiene cierto rencor porque apoyó a su madre con la farsa de ser felices un mes después de que...pasara el accidente.

- ¿Sólo por eso? – parece sorprendida y Kate se enfurece.

- ¿Te parece poco? ¡Lleva un año sin sonreír y culpándose a sí mismo por eso cuando tan solo tiene 8 años! – Trina abre los ojos como platos.

- Kate, baja la voz. – pero eso provoca que Kate la alce más.

- ¡¿Escandalizada?! ¡Si tan solo salieras de la burbuja en la que vives te darías cuenta de las cosas que pasan con las personas que dices querer!

- ¡Katherine!

- ¡¿QUÉ?! ¡Es la verdad! ¡Trina, no todo es rosa y lindo! ¡¿Por qué demonios te niegas a ver la realidad?! ¡Abre los ojos!

- ¡¿De qué hablas?!

- ¡Finges ser feliz! ¡Fuerzas una sonrisa para todos! No tiene nada de malo no estar bien, si no fue simplemente la pérdida de un billete. ¡Perdimos a Will y un mes después tú estás como si nada, sonriendo y saliendo por ahí!

- ¡ESO ES MENTIRA! ¡Me dolía como no tienes idea!

- ¡¿Y POR ESO VAS Y TE CONSIGUES UN NOVIO PARA SALIR POR AHÍ COMO SI FUERAS UNA...?! – la interrumpe el grito seco de su madre.

- ¡Katherine! – ambas se callan y voltean a ver a la escalera, su padre y Cooper están detrás de ella y las miran atónitos.

- Basta. – su madre tiene los ojos bañados de lágrimas y le tiembla el labio inferior, su padre tiene una mueca de decepción y Cooper parece asustado, Kate respira agitadamente, está roja y ligeramente inclina hacia Trina, quien está llorando desconsoladamente y también está inclinada hacia Kate.

Kate voltea a ver el reloj y ve que dentro de diez minutos sonará su alarma para prepararse para ir a la escuela, se acerca torpemente a la escalera y pasa junto a ellos sin mirarlos a la cara, de pronto se siente abrumada y avergonzada por su arrebato de ira, entra en su cuarto y se mete a la ducha.

Liam despierta con una sonrisa bailando en sus labios, hoy va a verla y en su pecho explota una sensación de nervios y felicidad muy poco conocida. 15 minutos más tarde está listo, baja y se despide de su padre, quien apenas alza la vista del periódico con una sonrisa.

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