Justin Hammer oyó a su secretaria entrar en la oficina.
—Señor Hammer, ¿necesita...?
El hombre no la dejó finalizar la frase. Se giró hacia ella, con el rostro en tensión, enrojecido y apuntándola con un dedo de manera admonitoria.
—¡Fuera! ¡Largo! ¡No quiero ver a nadie!
La secretaria dio un paso hacia atrás con rapidez, y luego otro más, con una expresión en su rostro que rayaba en el pánico absoluto. Hammer dio un nuevo y largo paso en dirección a ella.
—¡Largo!
Sin esperar ni un segundo más, la mujer giró sobre los altos tacones de sus zapatos y corrió hacia la puerta, cerrando de un portazo tras ella.
Justin se obligó a tomar aire, despacio, una y otra vez, intentando calmar los alocados latidos de su corazón. Se giró hacia el mueble en donde estaban los vasos y la botella de whisky Cuando llegó hasta él se sirvió uno y se lo tomó de un trago.
El licor le calentó la garganta al bajar por ella y le golpeó el estómago. Cerró los ojos y los apretó con fuerza, conteniendo unas diminutas lágrimas que se formaron tras sus párpados.
"Eres un hijo de puta, Stark". Eso era todo en lo que podía pensar.
Se sirvió una nueva copa que tardó en desaparecer lo mismo que había tardado la primera: nada. Despacio, se acercó hasta su mesa. Sobre ella estaba el vaso de whisky que se había servido Tony Stark y que no había tocado. Lo agarró con furia, arrojándolo lejos. El cristal se hizo añicos al estrellarse contra el suelo, derramándose todo el licor.
Se quedó mirando durante unos segundos los trozos de cristal translúcido convertidos en pedacitos. "Si pudiese se los haría tragar, uno a uno".
Rodeó la mesa y se dejó caer en su cómodo sillón. El asiento amortiguó la caída, deslizándose unos pocos metros hacia atrás. Se pasó la mano por el rostro, despacio. No tenía idea de cómo Stark había sabido todo aquello: lo de HYDRA, lo de Barton, lo de los dos asesinos... El hecho era que lo sabía. Ahora tendría que apresurar sus siguientes pasos.
Ya no podía dejar que Barton y Belova se quedasen esperando en las sombras. Tony Stark lo había precipitado todo. Tenía que tomar la delantera si quería que su plan de acabar con él, y de paso con todos los Vengadores, tuviese éxito. Cogió su móvil de encima de la mesa y buscó en el directorio el teléfono que había facilitado a Barney para que estuviese localizable cuando lo necesitara. Había llegado ese momento.
El timbre sonó insistentemente. Justin tenía, por regla general, poca paciencia, pero tras lo que había ocurrido hacía pocos minutos atrás, aquella casi inexistente paciencia se había evaporado de su lista de virtudes. Estaba a punto de colgar cuando la voz de Barney Barton contestó al otro lado.
—¿Quién es? —preguntó con la respiración entrecortada.
Hammer se inclinó hacia adelante con fiereza.
—¡¿Quién crees que puede ser, estúpido, si nadie más conoce tu puto número?!
—Hey, calma. Es muy temprano para tener tan mala leche.
Justin miró la pantalla como si, con aquel gesto, pudiese ver al hombre que estaba al otro lado de la línea.
—¿Temprano? ¡Dice que es temprano! Me cago en... ¿A quién cojones he contratado yo? ¡¿A la Bella Durmiente?! —le gritó sin medirse en absoluto—. Para tu información, no es tan temprano como para ya haber recibido la visita del puto Tony Stark. ¡Así de temprano es!
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TODOS LOS ENEMIGOS QUE DEJAMOS ATRÁS
FanficSecuela del fic "ROJO Y NEGRO" Cuando HYDRA emerge desde las entrañas de SHIELD, Natasha Romanoff sintió que sus tentáculos arrasaban con todo lo que era importante en su vida y la dejaba sin trabajo, sin lugar donde depositar su lealtad y sin el or...