Prólogo

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El reino de Valeska era prospero,estaba dividido en tres principados, al norte estaba Miralmar,quienes controlaban el comercio;el principado del centro es Costa Luna,una zona montañosa llena de minas de Amatista y Esmeraldas; y el principado del sur. Costa Estrella el corazón financiero de Valeska.

Todos sus habitantes vivían en paz, en especial tres niños que corrían felices y ajenos a cualquier preocupación; corrían libres en la pradera de Costa Luna.

La niña rubia de ojos azules que llevaba la delantera era la princesa Alissa de Costa Luna.

El chico apuesto también de cabello rubio era Rydhian,el hijo de un comerciante de Miralmar.

Y la tercera y más pequeña de los tres y que parecía ser más frágil que una figura de cristal,era Celeste,la hija de un Montaraz.

Tres niños muy distintos,con vidas muy diferentes y aún así muy unidos y los mejores amigos que se podían encontrar en cualquiera de los tres principados.

— ¡Gane,gane! — gritaba Alissa dando saltos de alegría a la sombra de un viejo árbol de lilas del que colgaba un columpio.

— ¡Uf,Uf...! — Rydhian llegó tras de ella casi sin aliento. — Tú siempre ganas... Pero un día... Un día... Voy... A... Vencerte... — profetizó el niño.

— Sigue soñando. — la princesita se sentó en su trono (el columpio) y desde allí animó a su amiga a seguir corriendo,todavía le faltaba un largo tramo para llegar dónde estaban ellos.

 — la princesita se sentó en su trono (el columpio) y desde allí animó a su amiga a seguir corriendo,todavía le faltaba un largo tramo para llegar dónde estaban ellos

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Su largo cabello rojo flotaba en el viento en su inútil intento de alcanzar a sus amigos,a lo lejos ofrecía un espectáculo impresionante el llameante color de su cabello contra el fondo verde del campo

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Su largo cabello rojo flotaba en el viento en su inútil intento de alcanzar a sus amigos,a lo lejos ofrecía un espectáculo impresionante el llameante color de su cabello contra el fondo verde del campo.

—¡Corre Celeste,tú puedes! — le gritaba Alissa.

— ¡Si...! ¡Urra...! ¡Viva...! — decía Rydhian aún intentando recuperar el aliento.

Pero era mentira,Celeste no podía correr más. La pequeña pelirroja era heredera de una extraña enfermedad. Un extraño tipo de narcolepsia que la dejaba inconsciente en los momentos menos apropiados. Y aquel era uno de esos momentos.

— ¡Rydhian! — gritó en cuánto sintió que se desmoronaba.

Siempre había un indicio,sus oídos zumbaban y sus rodillas temblaban y en ocasiones eso le daba tiempo suficiente para sentarse o avisar a un adulto para que le ayudase; pero en esta ocasión, distraída por el juego no le dio tiempo de nada más y en cuestión de segundos estaba tendida en el suelo inconsciente.

Al verla caer,sus amigos se alarmaron y corrieron a su encuentro;ambos sabían de la extraña enfermedad, no era la primera vez que aquello pasaba en su presencia.

Esta vez Rydhian fue el primero en llegar,claro qué, siempre que se trataba de Celeste Rydhian era el primero en responder.

— Le dio otro ataque. — le dijo a Alissa en cuánto los alcanzó. — Corre trae al señor Jerome.

— ¿Por qué yo? — protestó la princesa mientras se arrodillaba junto al cuerpo de su amiga con lágrimas en los ojos.

El niño acunaba la cabeza de su amiga entre sus muslos para darle sombra con su cuerpo.

— Porque tú eres más rápida Alissa.

— Entiendo. — mientras se ponía de pie,se secó las lágrimas que resbalaban por sus mejillas, se alisó el vestido blanco que sus doncellas le obligaron a usar y salió corriendo pradera abajo,corría cómo si una enorme bestia la fuera persiguiendo.

Abajo en media colina,estaba la choza en la que vivía el señor Jerome. Era un hombre enorme,de cara enojada que siempre estaba trabajando en sus tierras apartado del reino,apartado de toda civilización. Pocas veces bajaba a la ciudad y no le gustaba que nadie fuera a molestarlo a su casa.

— ¡Señor Jerome! ¡Señor Jerome! — el viento arrastró los gritos de la pequeña princesa hasta los oídos de aquel hombre gruñón

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— ¡Señor Jerome! ¡Señor Jerome! — el viento arrastró los gritos de la pequeña princesa hasta los oídos de aquel hombre gruñón.

El señor Jerome dejo lo que hacía,y se secó el sudor de la frente con su brazo lleno de tatuajes, se volvió a colocar su sombrero de ala ancha hecho de paja para protegerse de los rayos del sol mientras miraba a la pequeña princesa correr hacia él.

— ¡Señor Jerome,venga rápido...! ¡Es Celeste! Le ha dado otro ataque.

Al escuchar aquella alarma,el señor Jerome soltó el enorme rastrillo de fierro con el que araba la tierra en aquel momento y corrió en dirección a la princesa.

— ¡Por allá! ¡Por allá! ¡Dese prisa! — lo apuro la princesa.

El señor Jerome daba zancadas mucho más largas y rápidas que la niña y pronto la dejó atrás, y en menos de un minuto llegó hasta dónde estaban Rydhian y Celeste.

— Hice todo lo que me dijo señor señor. La Protegí del sol. — le aseguró Rydhian preocupado al enorme señor que levantó cómo si nada a la niña en brazos.

Ambos se alejaron rápido con rumbo a la choza.

— Se va a poner bien ¿Verdad? — le preguntó Rydhian que corría a su lado.

El señor Jerome no le contestó. El señor Jerome era el padre de Celeste y cómo con cada ataque que le daba a su hija estaba asustado.

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Bienvenidos a la continuación de las historias palaciegas. En esta ocasión es el turno de la historia de amor entre Rydhian y Celeste espero contar con su apoyo igual que en la Esclava.

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Besos azucarados.

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Dedicatoria especial a:

La_letra_Escarlata

LelisYael

Mención honorífica a:

keeity_Ashley

Por la hermosa portada 😘

Mil gracias!!!

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