Montaraz

Baby face

El tiempo transcurrió y trajo consigo nuevos retos.

Después de aquella escapada para conseguir la Orquídea roja, los tres reclutas se habían vuelto más que amigos, hermanos.

Y después de superar la tortura a la que fueron sometidos, de enfrentarse a la corte marcial de los montaraz, lo que el entrenamiento les tenia reservado fue pan comido. Los tres titularon para ser líder de cuadrilla, cumpliendo así la promesa que Celeste les hizo un año atrás.

Ahora, cuatro años y treinta misiones exitosas después, los tres montaraz volvían a sus labores cotidianas en el nido,que volvía a vibrar con la llegada de los nuevos reclutas.

Muchas cosas habían cambiado desde la primera vez que Celeste pisó el nido,se había ganado el respeto de la hermandad tras soportar la tortura,y había ganado dos hermanos en particular, leales y fieles.

Y cuando consiguió escalar a líder finalmente obtuvo lo que había anhelado la aprobación de su padre.

Desafortunadamente, su enfermedad no había sido controlada todavía. La droga que habían conseguido no fue suficiente y cada vez era más difícil conseguirla,pero lo peor,con cada prueba que Fargo hacía para sintetizarla como medicina,Roja se volvía más y más adicta.

Pero a pesar de ello,nombres como Razven,Fargo y Roja,se habían convertido en leyenda tanto en el nido,como en cada lugar dónde sus misiones los habían llevado,siempre juntos cubriéndose las espaldas y protegiéndose entre ellos desde el principio.

Ahora,los tres montaraz se enfrentaban a su más grande desafío. Instruir a los nuevos reclutas.

— ¡Que fastidio lidiar con novatos! — protestó la pelirroja.

— Lo mismo debió pensar Fish,la noche que llegaste al Nido — Razven la sorprendió por la espalda, robándole una de sus tostadas — ¿Ya tomaste tu dosis extra de cafeína y orquídea? — le preguntó dándole una mordida al pan con mermelada.

— Estoy lista sí es lo que estás preguntando.

Razven sonrió. Cuatro años y treinta misiones después, aquellos tres eran hoy por hoy la nueva leyenda montaraz. Un ejemplo a seguir para sus camaradas y la peor pesadilla pata los nuevos.

Los tres amigos se pusieron de pie y se encaminaron a la explanada,dónde una treintena de reclutas ya los esperaban.

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Un par de amigos platicaban cordialmente sentados en las gradas que habían sido colocadas al rededor de la explanada que en ocasiones fungía también como arena para los entrenamientos o las presentaciones.

Un chico rubio y otro moreno apostaban cuanto durarían sus colegas en el Nido basándose en sus físicos.

— Le doy una semana — dijo el rubio de ojos coquetos al ver pasar frente a ellos a un hombre ya entrado en años.

— Puede que te sorprenda — le respondió el moreno — Hay tipos muy cuerudos.

— ¿Cuánto le das a él? — preguntó el rubio ignorando su comentario y señalando a un joven que hacía flexiones en el piso mientras esperaban a sus instructores.

— ¿Un año? — dudó su amigo.

— Oh,esta es fácil — dijo golpeándolo en el hombro para que mirara a la pelirroja que venía llegando.

— No creo que sea recluta — señaló el moreno.

— ¿Y que otra cosa puede ser tan debilucha? — se mofó el chico rubio — Yo no le doy ni medio día.