La propuesta

123 26 75
                                    

A Celeste la despertó la irritante voz de la princesa Clarisa.

— Ustedes sí que saben llamar la atención. — decía mientras sacudía un periódico frente a Alissa.

— ¿Podrias bajar la voz... ? — replicó con desagrado la princesa de Costa Luna. — ... Querida. — agregó con simpatía fingida.

— No entiendo cómo puedes ser su amiga... Tengo entendido que su padre es un salvaje ¿No?

— No hagas caso a todo lo que dicen las revistas de chismes. Solo son eso. Chismes. — Alissa salió en defensa de su amiga y el padre de esta.

— ¿Sabes? Tengo curiosidad. ¿Por qué viniste? — preguntó Clarisa. No era ningún secreto que se aborrecían desde niñas.

— Tú me invitaste. Y yo,soy toda una princesa.

— Corrección. Mis padres te invitaron... Yo solo espero que no estés tramando nada.

— ¡Oh,querida! Creeme,mis planes no te incluyen a ti.

Entablaron una guerra de miradas y más muecas sin sentido.

— Más vale que no lo arruinéis. — dijo la princesa de Miralmar antes de darse la vuelta. — Ahora estás en mis terrenos. — señaló mientras abría la puerta. Se llevó un buen susto,cuando al abrir se encontró con el puño cerrado de un chico rubio parado frente a ella.

Rydhian había estado a punto de llamar a la puerta, cuándo está se abrió de improviso y apareció frente a él la princesa Clarisa.

Los escoltas que acompañaban a la princesa inmediatamente lo sujetaron y lo alejaron de ella con brusquedad.

Rydhian no tuvo tiempo ni de pensar,apenas reconoció a la princesa hizo una reverencia.

— ¡ Majestad!

Al mismo tiempo que Alissa gritaba a los escoltas:

— ¡Sueltenlo!

La princesa de Miralmar miró al hijo del comerciante por encima del hombro con sumo desprecio.

Solo alguien tan vulgar cómo la princesa de Costa Luna podía tener esa clase de amistades: la hija de un montaraz y un simple plebeyo.

En cuanto la engreída princesa de Miralmar abandonó la habitación. Alissa dejó pasar a su amigo que no dudó en abrazarla.

— ¡Rydhian! Es bueno verte de nuevo. — dijo la princesa después de que el muchacho la soltara.

Estaba más alto y más guapo que la última vez que se vieron.

— ¡Mirate! Cada vez te pones más guapo. — le dijo Alissa mientras le pellizcaba una mejilla. — El entrenamiento en el ejército ha rendido sus frutos.

— Tú no te quedas atrás ¡Estás hermosa!

— ¿Rydhian...? — Celeste se revolvió bajo el edredón.

— ¡Ah,claro! ¡Ahora sí estás despierta! — rumió Alissa.

Rydhian quería correr a abrazarla pero en ese momento, entró una de las doncellas de Alissa cargando un porta trajes negro.

— Marieann,bienvenida! — la princesa fue junto a su doncella. — Lo trajiste ¡Justo a tiempo!

— Buen día majestad! — la mujer hizo su reverencia y después saludo a los demás.

Celeste mientras tanto,se sentía más roja que su cabello; seguía en la cama, con el pelo revuelto,y su amado Rydhian estaba allí, mirándola, todo guapo y perfecto.

MontarazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora