Recaída

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El tiempo siguió su curso. Las disputas entre Celeste y Ferran se habían vuelto el centro de atención en el Nido. Sus enfrentamientos eran intensos. La atmósfera de tensión que se creaba entre ellos al estar cerca era palpable para el resto de la comuna montaraz. Todos y cada uno de ellos no podían dejar de detener sus actividades al instante en que se corría la voz de alguno de sus enfrentamientos, ya fueran parte del entrenamiento, un desafío o algún tipo de castigo para el novato impuesto por la pelirroja.

Hasta ahora se habían enfrentado en la jaula, los postes,el laberinto,la carrera campo traviesa,ésta en particular tenía cierto grado de dificultad al ser a ciegas y con los brazos atados a la espalda. El lanzamiento de cuchillos,competencias de tiro a blancos en movimiento y hasta en un simple y patético juego de baloncesto. No importaba que Celeste siempre ganaba la mayoría de las veces o se limitaba a empatar con Ferran,pero no lo dejaba ganarle,motivo por el cual, el novato se tomó como tarea primordial vencer a su líder un día de éstos.

Por otra parte,ni Fargo ni Razven encontraron ningún fundamento a sus sospechas de que Baby face fuera un espía o algo parecido, aparte de ser un niño rico consentido estaba limpio. Y ambos,conforme fueron conviviendo con él llegaron a estimarlo y lo veían como un futuro miembro de su pequeña comitiva,cosa que exasperaba a su amiga cada vez que salia a relucir el tema.

- Vamos Roja, ¿Hasta cuándo vas a dejar de torturar al pobre chico? - le preguntó Razven - ¿No vez que está loco por ti?

- Dirás por mí causa - lo corrigió ella - Admito que me he extralimitado en sus castigos.

- Sabés muy bien que de eso no estamos hablando - replicó Fargo.

Celeste rodó los ojos.

<<Aquí vamos>> pensó.

Últimamente, esos dos como se la vivían entre beso y beso querían que todo el mundo a su alrededor siguiera su ejemplo. Empezando con ella,a toda costa intentaban emparejarla con el niño bonito a sabiendas de lo que ella sentía al respecto.

- El pasado ya se quedó muy atrás - soltó Razven en uno de sus ataques filosóficos - Tienes que darte la oportunidad de sentir de nuevo. Incluso un montaraz tiene derecho a tirar el estrés en un cuerpo como el que ese chico tiene.

Fargo le lanzó una mirada celosa.

- ¿Algo de lo que deba preocuparme? - le cuestionó a su pareja. Él y Razven llevaban juntos cerca de tres años,aunque en realidad sí contábamos los años que pasaron tirándose indirectas y miradas indiscretas mezcladas con alguno que otro toqueteo,ya serían cinco años juntos desdé que se conocieron.

- Cariño,sabés que te soy fiel,solo digo lo que veo - le guiñó un ojo y le tiro un beso.

A Celeste le encantaba ese par,no les importaba mostrarse afecto,pocas veces los había visto pelear y cuando discutían no tardaban casi nada en reconciliarse, ambos se tenían respeto y les importaba muy poco o casi nada la opinión de los demás, su relación como pareja era una cosa y su obligación y desempeño como montaraz era otra que mantenían al ras cuando cruzaban la puerta de sus aposentos y se los habían dejado muy claro a los demás cuando finalmente decidieron mostrar sus sentimientos al resto.

Si alguien se molestó o no estaba de acuerdo con su situación se lo guardó para sí mismo,Celeste quería pensar que era por respeto a la hermandad,Razven decía que tenía mucho que ver su físico y su habilidad con las armas, así como el talento de Fargo para envenenarlos a todos si se lo proponía durante la cena.

Como fuera, Celeste estaba feliz de que formaran parte de su vida. Lo que no la hacia muy feliz,era el hecho de que insistieran en emparejarla con cuanto hombre o mujer se cruzaba en su camino,y ahora se habían tomado muy en serio el papel de casamenteros y el interés que demostraba Ferran abiertamente en ella no la estaba ayudando,y ese par comenzó a confabular contra ella.

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