Capitulo 9: "Recuerdos de Paris"

18 0 0
                                    

"Recuerdos de Paris"

No había sido una buena idea venir. En definitiva no sola, como única mujer. Y aunque Wesley no lo dijese en voz alta sabía que él pensaba lo mismo. No podía movilizarme fácilmente de un lado a otro, no le permitía a Wesley moverse de donde estaba de pie y aunque habían centenares de mujeres con faldas y vaqueros más cortos que el mío, seguía recibiendo atención por la que no pedía. 

Entre tantas personas y tantas miradas, en un momento no muy claro para mi mente, mis ojos se engancharon como anclas en alguien que a lo lejos no hacía más que mirarme de arriba a abajo y sonreír de lado. A diferencia de los demás su mirada no me incomodaba, de hecho disfrutaba de que aunque hubiera una linda rubia junto a él intentando llamar su atención él se mantuviera enfocado en mí. Todo su estilo me hacía pensar en él como un chico malo. Llevaba su cabello negro de forma desordenada, sus ojos eran grandes y en la noche parecían ser oscuros, y su tatuaje que sobresalía del buso negro que llevaba el cual tenía en letras rojas la palabra aleajab hasta su cuello, hacían que se despertará en mi una curiosidad por saber en donde iniciaba ese tatuaje. 

Mientras mi mente divagaba sobre todo porque su rostro y ese tatuaje me parecía familiar, no distinguí el momento en el que se había levantado y había comenzado a caminar directo hacia mí. Intenté mover el brazo de Wesley para que ese hombre se diera cuenta de que estaba acompañada, lo menos que quería era ocasionarle problemas al huerito pero cuando pasó de mi y fue directo a palmear el rostro de Wesley pude sentir mi barbilla tocar el suelo, y mi corazón detenerse cuando este reaccionó agresivamente empujándolo lejos de él. 

Ahí, preferí soltarme de su brazo y apoyarme en el auto porque la situación había comenzado a ponerse tensa.

  — Llegaron las Space Girls — Canturreó de forma burlona este chico que hace unos instantes me miraba y ahora, estaba dedicado a fastidiarle la noche a Wesley y sus amigos.

— Despegala de aquí antes que te parta la madre de un guantazo.

Respondió Wesley agresivo y entonces mi pulso comenzó a acelerarse. El rubio tenía alcohol encima y este tipo parecía no agradarle de a mucho así que aquí, todo podía pasar. 

— ¿Por qué tan agresivo princesa? Pensé que ya habías estado trabajando con tus problemas de ira, ¿o es que Jamie no te ha sabido dar un buen polvo y por eso estás cabreado?

—  Venga Paris, arma el mierdero en otro lado y déjanos en paz. 

Habló Jamie, sonando mucho más pacifico de lo que Wesley se veía pero a este tío de cabello negro sus palabras no le hicieron ni cosquillas y optó por seguir cabreando al grupito con el que había llegado. 

— ¿Qué hacen aquí, parranda de maricones? Pensé que ya me había deshecho de ustedes la última vez.

Ruso, quién no había dicho una sola palabra en todo el rato que habíamos estado ahí se acercó al rostro de Paris y exhaló el humo de su porro  directo en su cara mientras murmuraba cosas que no entendía. Antes de que Ruso pudiera retroceder, este chico malo de Paris lo tomó por el cuello y entonces un grito se me ahogó en la garganta. Todos se alteraron más de lo que debían y alejaron a Paris a empujones de nosotros. 

A pesar del trato que había recibido la sonrisa cínica no se le borró de la cara a Paris. Entonces sus ojos se posaron en mí y comencé a temer de lo que pudiera decir. 

  — ¿Y tú quién eres, eh?

Intentó acercarse a mí, pero Wesley se puso en su camino.  Quedaron cara a cara, y entonces pude detallar que eran del mismo alto. Sostuvieron sus miradas por unos instantes, quitándome la respiración con el temor de que alguno de ellos soltara un guantazo primero pero Paris retrocedió antes de que eso sucediera y volvió su vista hacia mí, quien parecía un diminuto cachorro apoyada en el mostruo de camioneta que habíamos traído.

  — Ya entiendo, eres la nueva prepaguito del niño. Pero la has conseguido como defectuosa cabrón   —  Puntuó, señalando a mi pierna.

Cuando la palabra prepaguito retumbó en el fondo de mi cerebro la sangre por mis venas comenzó a hervir, el corazón se me aceleró, las mejillas se me calentaron y sin importar golpe o fractura me le lancé al imbécil hecha una furia. 

  — ¡¿A quién has llamado prepaguito, capullo?!  — Antes de que pudiese alcanzarlo Wesley me tomó por la cintura y me retuvo   —  ¡Vuelvelo a decir y te doy la putiza de tu vida! ¡Lameculos, Huevón! ¡Te sientes muy machito llamándome prepaguito y de seguro te la pasas tirandote puros cerdos agropecuarios que ni ha prepago llegan!

El huerito me tomó con ambos brazos y me levantó de suelo, me llevó hasta la latonería del auto y me encerró poniendo su cuerpo contra el mío y sus manos a mis costados ya que de otra forma no me callaría.

》¡Imbécil, tragacondón!

Wesley puso su mano sobre mi boca y me obligó a mirarle. 

  — Ya, ya basta Tahel. 

Lo dijo tan serio que tuve que obedecer, quite su mano de mi rostro y giré mi cara a un costado para no verle la cara al ahuevado de Paris. Es cierto que quería una mejor vida con autos, vestidos de diseñador, celulares de última generación y faenas que me hicieran subir 20 kilos pero aún así venía de barrio, y ahí aprendías a como defenderte por ti mismo porque de lo contrario te hundías. 

Mis acciones sorprendieron a más de uno en el lugar, divirtieron a los amigos de Wesley pero a Paris lo dejó pensativo.

  — Tienes más huevos que cualquiera de ellos...Pero yo a ti te conozco, te he visto en algún otro lado.

Afirmó manteniendo su mirada en mí y entonces Wesley se inquietó. Volvió a tomarme por las mejillas tal y como lo había hecho en el auto e inexpresivo me preguntó si yo lo conocía a él. El tenerlo tan cerca me ponía nerviosa, pero no tanto como la pregunta en sí. 

Miré directo a los ojos a Paris temiendo recordar algo que no me beneficiaría.

  —  No lo creo. 

Susurré, sabiendo que mi mente me decía todo lo contrario. 

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Bien, creo que no tengo lectoras jaja.

Seguiré escribiendo para myself.

Besos.

Success.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora