Entré a la clase, sin sorprenderme mucho al toparme con más de la mitad de mis compañeros de pie, con audífonos o utilizando sus celulares. Vaya, hoy en serio que se burlaban de la profesora... Oh, miren esto, nada más y nada menos que una profesora nueva. Sonreí. Sacaría provecho de esta novata.
Su nombre —Mirian Fernández— estaba escrito en la pizarra y ella se hallaba frente de la clase con los brazos en las caderas y hablando, o mejor dicho, moviendo los labios, porque con todo el ruido que abarcaba el salón ni siquiera se escuchaba lo que decía. Lo más probable es que sea una recién graduada; era muy joven y no se daba a respetar.
Me adentré en la inquieta multitud y divisé a Skyler y a Zack, uno en cada extremo del salón, porque... bueno, se podría decir que mi mejor amiga y mi novio... no se llevan tan bien.
Para esto Zack y yo habíamos diseñado un "horario", el coopero porque, para ser más exactos, es Skyler la que tiene algo en contra de él. Dicho "horario" consistía en que un día me sentaría con él y al siguiente con Skyler. El día en el que estuviera con uno durante clases, pasaría más tiempo con el otro durante el receso. Hoy le tocaba a Skyler tener el gran privilegio de tenerme a su lado. Por lo que le di a Zack una sonrisa afectuosa como saludo, él me la devolvió y me tiró un beso. En sus ojos tan oscuros como agujeros negros —haciendo juego con su cabello— me expresaban un Nos vemos más tarde, lo espero con ansias.
Me dirigí adonde se encontraba Skyler. Siempre nos sentábamos en la última fila, debido al privilegio de poder leer en PDF con menor probabilidad de que nos noten. Ella estaba sentada en el último puesto de la fila y el asiento delante de ella estaba desocupado, los que estaban a sus laterales estaban ocupados por unos estúpidos muchachos hablando de idioteces. Una cosa era segura: yo no me iba a sentar de penúltima.
Me acerque hasta Lucas O'connor, el chico sentado a la izquierda de Skyler.
—Quítate —ordené.
Él volteó a verme y frunció el entrecejo —¿Disculpa?
—No te disculpo. Solo quítate.
—Existe la palabra "por favor".
—Oh, lo siento. Querido —expresé con tono educado—, ¿podrías, por favor, darme un permiso antes de que te rompa la cara?
Él rodó los ojos y se volteó, ignorándome. Gran error.
Agarré el cuello de su camisa y lo alcé, me gritó algún insulto pero lo ignoré y lo empujé hacia un lado. Eché mi bolso a un lado de la mesa y me senté, como si nada hubiera pasado. Saqué el libro de Beautiful Disaster y lo abrí. Ya lo había leído, pero no se comparaba el leerlo desde el teléfono a tenerlo en físico.
Lucas agarró mi bolso y lo arrojó, posiblemente queriendo rescatar algo de la poca dignidad que tenia, sin darse cuenta de que ya la había perdido toda.
Y la perdió aun más cuando yo ni siquiera le dirigí una mirada al bolso. Después de todo, ¿qué me importa ese bolso? Mi celular, dinero y el libro los tengo conmigo, y allí solo había un cuaderno y un lápiz. Lucas pareció notar que el bolso ni me importaba, por lo que pensó en una mejor opción que un inservible morral.
Me arranco el libro y lo arrojó lejos, encestándolo en la basura.
Alexa... Cálmate... ¡Me calmo un coño! ¡Acaba de arrojar mi libro!
Me levanté iracunda. «¿Con que así quieres jugar? Pues adivina qué, yo juego mejor.»
—No me puedes golpear —dijo él—. La profesora nos está mirando —El cobarde se escudo con la profesora. Miré y sí, habíamos llamado la atención de Mirian.
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¿Ficción o Realidad? ©
Fantasía¿Alguna vez te has preguntado de dónde los escritores sacan sus ideas? ¿Esos mundos fantásticos y seres increíbles a los que llamamos "ficticios" son realmente inventados? Deben tener mucha imaginación, o tal vez no... Tal vez solo han sido testigos...