Instantes para que el tsunami toque tierra
Maldita sea, miré mis piernas, estaban temblando, mis dientes rechinaban y se me puso la piel de gallina. La ola era gigantesca.
―! Maldita sea ¡―exclamó Roberto mientras se preparaba para bajar del auto.
Un hombre uniformado nos estaba esperando junto con los demás arriba del helicóptero, no presté atención a los detalles, estaba más concentrado en subir lo más rápido posible. Instantes después de que logramos entrar, observé que Madeline estaba lanzando uno de sus rayos directamente a la ola para desestabilizarla, pero no funcionó, por lo que se apresuró a ir por un escombro gigante a la ciudad.
Mientras tanto, Jorge se encontraba levitando gracias a sus poderes, sobre el mar, intentaba manipular la gravedad para que la ola disminuyera, aunque, por lo visto, ya no le quedaban energías debido a las labores de rescate que habíamos hecho...sus esfuerzos eran inútiles.
Dani era quien se veía peor, al parecer su cuerpo necesitaba mucha más energía y al parecer estaba a punto de sufrir un colapso, todos se encontraban extremadamente fatigados. De hecho, no lo había notado, pero yo mismo estaba sintiendo pesadumbre desde que salí del edificio en llamas.
―Debo ayudarlos―me dirigí al hombre uniformado.
―Negativo, es trabajo de ellos―me respondió de manera fría e insensible el hombre sin mirarme a los ojos.
―! Pero morirán si fallan ¡―exclamé de manera testaruda conflictuándolo.
―Al igual que tú si los ayudas y fracasas. Mírate, no tienes energías―comenzó a enfadarse un poco, pero esta vez sí volteó a mirarme.
Madeline estaba regresando con un pedazo de escombro inmenso.
―Maldita sea, es más fuerte que una locomotora―pensé intentando no sonrojarme. No había notado que el traje de las chicas tenía una falda hasta ahora, bueno, por supuesto no tendrían las mallas, así como si nada.
Ella colocó el escombro a manera de escudo y se quedó allí para sostenerlo y que este no impactara la ciudad o se fuera con el agua. Sí no lograba eliminar la ola por completo, al menos disminuiría el daño.
― ¿Qué piensa hacer? ―yo lo sabía, pero no quería aceptarlo, no importa que tan fuerte y poderosa sea, aún puede morir ahogada.
―Tal parece que piensa sacrificarse―dijo Moisés desde atrás de mí.
―No lo haría―dije tratando de convencerme a mí mismo de tal cosa.
―Piénsalo bien, chica fea rodeada de otras chicas lindas, tímida y flaca―dijo Roberto a mi lado.
― ¿Qué? nada de eso es cierto, eso definitivamente no es cierto, es hermosa. Aunque lo mejor es asegurarme por mí mismo―pensé y me enfoqué en ella para utilizar mis poderes.
Mis ojos comenzaron a tornarse blancos de nuevo y luego...nada.
―Quizá esa no sea tu jugada más inteligente, amigo―volvió a insistir esa maldita voz dentro de mi cabeza.
― ¿Por qué no lo sería? intento salvarla―insistí a manera de pensamiento.
―Tu cuerpo no resistiría mucho por el empujón que te di hace un tiempo, y no creo que tengas energía suficiente para eso―
―No me importa si no resisto, debo evitar que haga tal cosa―le dije, pero en este punto parecía más una súplica que un comentario.
―Está bien, pero no digas que no te lo advertí, bastardo―
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Singularidad
Ciencia FicciónLeonardo, un chico tímido e introvertido de tés morena, cabello alborotado, cuerpo atlético y un gusto nato por el universo y el mundo científico se encuentra perdidamente enamorado de Madeline, una joven inteligente, tímida y con un gran gusto por...