Capitulo 16.La curiosidad mató al...

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Desperté al día siguiente con una ansiedad imparable, las manos me sudaban, cuando nos llamaron a desayunar, en la mesa sólo se observaba un gigantesco plato con avena y un vaso de leche para cada uno. Miré a Marco al otro lado de la mesa moviendo mi cabeza para recordarle lo que debía hacer. Me miró de una manera decidida y asintió, entonces todas las voces se agolparon dentro de mi mente, y al darse cuenta de que estaban siendo escuchadas, esas voces se silenciaron de golpe. Hubo mucho silencio hasta que Marco aclaró:

―Hey, no se preocupen, acabo de crear una red neural entre todos nosotros.

―O sea, algo así como un chat psíquico―expliqué yo.

Todos soltaron una pequeña risa mientras disimulaban seguir comiendo.

―Pero... ¿cuál es el motivo de esto? ―cuestionó Roberto.

―Escuchen, el motivo de todo esto es contarles lo que está pasando. Descubrí que nos colocaron un dispositivo en la cabeza que nos mantenía sedados, en una especie de trance.

― ¿"Mantenía"? ―preguntó Fátima.

―Al momento de descubrirlo, logré retirar el dispositivo de sus cerebros. Pero no alcancé a retirárselos a las chicas ni a Marco, por lo que necesitaré que Barry lo haga―expliqué.

― ¿Tú qué harás? ―me cuestionó Moisés.

―Tengo una corazonada, si logro entrar en uno de los altos mandos, quizá encuentre la contraseña de una de las computadoras y los planos del edificio, ¿acaso quieren ir en círculos durante nuestra fuga? ―expliqué, no entiendo muy bien la manera en que ese plan llegó a mi mente, dejaba muchas cosas a la suerte. Es un milagro que no estuviera muerto para ese entonces.

―Entonces... ¿sólo escapamos? ―se aseguró María.

―Es un buen plan―añadió Barry.

―No tan buen plan, pero supongo que es el único―refunfuñó Roberto.

Se hizo una pausa un tanto incomoda dentro de la red neural, tanto como en el exterior. Como si todos pensáramos lo mismo, pero no nos atrevíamos a tocar el tema ni en el exterior ni en la red, (cuando se tiene un pensamiento, no necesariamente aparece en la red neural ni lo captan otros. Comunicarse en la red neural simplemente es otra manera de transmitir ideas, como hablar o enviar mensajes de texto). Cuando al fin alguien se propuso a realizar la pregunta del millón.

― ¿Y tendremos que matar a alguien si se interpone en nuestro camino? ―preguntó Ju con una incomodidad evidente. Hubo un profundo silencio.

Esta fue una pregunta muy importante, no es una línea que se cruza sin pensarlo. No puedes elegir algo así a la ligera y la manera en que lo había planteado, ¿realmente nosotros somos "los buenos"?, no estuve muy cómodo con aquella pregunta, ¿y si en realidad nosotros sí debíamos ser encerrados?, no, eso no era vida.

Luego de un largo silencio, opté por otorgar una respuesta:

―No lo hagan, por favor. A menos que ellos amenacen su vida.

"Estoy de acuerdo" y "si, es una buena opción" son una de las cosas que escuché, aunque ya no recuerdo quién las haya dicho.

Y así es como, esa misma noche, Barry retiró los dispositivos de todos, antes de tener al menos un concepto de lo que estábamos a punto de hacer, todos presentaban los mismos efectos que tuve cuando esa chica retiró el mío. Cuando yo, al menos ya tenía una excusa para investigar más a fondo lo que sucedía dentro de aquellas frías paredes de concreto, por lo que le volví a "pedir prestadas" sus habilidades a Barry, aventurándome entre las paredes, rogando no aparecer dentro de una sala de conferencias o pasillo ajetreado, dando vueltas sin parar durante una hora, hasta que, al fin, encontré un cuarto prometedor, donde se encontraban un montón de sujetos tras una hilera de computadores, encorvados y con trajes de oficina compuestos por camisetas azules de manga larga y unos pantalones de vestir un tanto extraños, intenté permanecer invisible tras las paredes por un tiempo hasta pensar en algo por hacer, di una docena de vueltas a la habitación y noté que cada sujeto controlaba las variables de cada habitación.

SingularidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora