"Deberías de cavilar un poco más en la idea que te di... Ya sabes, sobre ayudarte con matemáticas."
Envía el desconocido al cabo de unas horas. Ya sus mensajes se me hacen casuales, siguen siendo molestos y a veces sacan a flote mi vocabulario soez.
Pero ésta vez respiro. He tenido un día de mierda.
He perdido uno de los exámenes más importantes de matemáticas, y mis padres me han dado una riña que recordaré tooooda mi vida. Así que hoy no deseo más malos problemas y malos ratos.
E: Tal vez...
Respondo simplemente.
"¿Tal vez?"
E: eso es lo que he escrito.
"¿Dejarás de hacerme la vista gorda, entonces?"
Aquel mensaje logra sacarme una sonrisa. Me doy un golpe leve en el rostro porque eso es estúpido. Sonriendo ante un mensaje de un acosador. Patético, Eugenia. Patético.
E: ¿Qué es lo que quieres? ¿Esos tontos veintidós días y me dejarás en paz?
"Siempre he dicho que a buen entendedor, pocas palabras..."
E: entonces está hecho. Pasarán esos veintidós días y dejarás de acosarme. ¿Está claro? Si no, te juro que no tendré ni un ápice de piedad y te demandaré... Hablo enserio.
"ESTÁ BIEN, RUBIA"
E: Y no me digas rubia... Llámame solo Euge... Pero odio que me digan rubia. Y ahora sí me permites, son casi las doce de la noche y necesito dormir urgentemente. Descansa.
Aquél 'descansa' dudo mucho antes de enviarlo... Porque suena muy amistoso, y lo que menos deseo con la persona detrás de aquellas palabras es tener algún vínculo.
No quiero nada con el chico del chat.

Texting with the blondeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora