Antes de que Nicolás se marchara de mi casa le preparé un chocolate con malvaviscos, comimos en silencio. En otras circunstancias aquello jamás habría ocurrido, soy una persona charlatana, pero con Nicolás aún se siente la incomodidad de que me haya defendido, y de que aún estoy estupefacta por la razón que me dio. 

Mis padres volvieron una hora después, y con facilidad les mentí sobre el colegio, acto seguido me fui a descansar, mi bandeja de WhatsApp estaba repleta de mensajes: de mis amigas, y obviamente de él. 

Ingresé en su perfil, su foto es una de Kurt Cobain, ¿realmente le gustará Nirvana, o es de los que piensa que Nirvana es una marca de ropa? Observo su estado: es solo un punto. Y con detenimiento repaso su número, ¿debería de llamarlo? Sé que no me contestará. 

"¿Cómo estás?" 

E: Algo agotada. He tenido un problema hoy en el Rockland. 

"Escuché sobre eso... ¿Te encuentras bien?"

E: algo confundida...

"Sin preguntas nunca habrán respuestas..."

E: ya, señor filósofo. Quiero hablar con el acosador, no con René Descartes. 

"No me digas acosador... se escucha muy... Perturbador. 

E: es que es perturbador... Realmente lo es, y esto SÍ es acoso. 

"¿Entonces por qué no me demandas?"

E: tú eres una crisis de moral en mí. 

"Hay muchas historias con base de síndrome de estocolmo...

E: no pienso enamorarme de ti. Gracias pero paso...

"A lo mejor te enamoras de mí, como yo de ti. Todo puede suceder."

E: No lo haré.

"Yo tampoco creí que me gustarías tanto... Pero te vi por primera vez ¡Y Dios! Lo primero que pensé fue: qué rostro tan hermoso. ¡Esos ojos son divino! Esa sonrisa, ese cabello. Y luego te vi relacionándote con otros, la nobleza en tus ojos puede curar cualquier maldad en el mundo. Y luego reparé tu cuerpo..."

E: ... ¿Qué? 

"Eres la reina de mis fantasías. Nos he imaginado de tantas maneras, Eugenia. Me encantaría besarte, me encantaría... Uff."

E: ¿Qué te encantaría? 

Una vez enviado y leído éste último mensaje me abofeteé mentalmente. ¿Pero qué estoy haciendo? En mi interior rezo porque me deje en visto.

"Te empotraría inmediatamente, pegaría mi erección contra ti para que sientas lo duro que me pones y te follaría cómo tú quieras. ¿Cómo te gustaría?"

Una sonrisa se instala en mis labios, y sin poder remediarlo mis dientes atrapan mi labio inferior y el calor comienza a abrumarme. Me deshago de mi camisa. Leo nuevamente su mensaje, río traviesa hasta que mis dedos juguetones llegan hasta mi ropa interior y tocan por encima de la fina tela mi coño, gimo a poco volumen, con sorpresa por lo caliente que estoy. 

Toco un poco más pero freno en seco cuando leo en la parte superior del chat: 'Escribiendo...' 

"¿Estás ahí?"

Entonces la realidad me vuelve con un golpe brusco, que me deja aturdida. Salgo del chat y apago mi celular con ímpetu. Me desnudo y me doy una ducha fría para entrar en razón. 

¡Maldito síndrome de estocolmo! 




¡Hola! Les escribe su escritora. Os recuerdo que ésta es una historia corta, tal vez posea varios capítulos, pero los capítulos serán bastante cortos como pueden ver. 

Me podéis llamar Batman, o Rose Black And White, como deseéis. 

Actualizaré cada semana. A veces un capítulo, a veces dos. 

Y muchísimas gracias por el apoyo a los que me leéis. 

All the love xx.

Texting with the blondeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora