17

142 4 2
                                    

Intento salir nuevamente después de separarme furibunda de los labios de Nicolás, pero éste me vuelve a aprisionar y nuestros labios vuelven a unirse. Esta vez no pongo resistencia, porque la boca húmeda de Nicolás sabe a chocolate y eso me encanta. Rodeo su cuello con mis manos y profundizo nuestro beso de manera un poco brusca. 

Gimo cuando su erección choca contra mi pelvis, casi gritando por mí. Mi sexo pulsa ávido de sexo. Trato de razonar pero soy incapaz de hacerlo. Es como si mi clítoris le gritara a mi raciocinio que se calle.

Sus manos acarician mis cinturas sinuosas, pidiendo permiso para descender, no le hago esperar y yo misma guío sus manos juguetonas a mi trasero, el cual es apretado con fuerza por él, sacándome un jadeo cargado de pasión. Sus besos descienden a mi mandíbula, dibujando una línea tortuosa y concluyen en mi cuello cerca de mi clavícula, chupándola como un poseso. 

Caminamos a tientas por la biblioteca y sin intentar no hacer ruido tiramos unos libros de matemáticas y química al suelo, que caen con un gran estruendo pero parece no importarnos. Me subo a la mesada como puedo. Ahora la fricción entre nuestros genitales es más notoria y me carga aún más de adrenalina. 

No me había percatado de que mi vestido estaba en mi cintura dejando ver mi braga hasta que Nicolás mismo me quita la ropa interior, y la lanza a la nada, dejándome expuesta a él. Me empuja para que me recueste y me preparo a lo que viene. 

Siento sus cortos besos en mis muslos y como lentamente separa más y más mis piernas. El aire gélido de la biblioteca me azota, su boca se acerca más a ese punto.

Y siento temor y a la vez unas ansías enormes. 

Texting with the blondeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora