Existían dos cosas en el mundo que tanto amaba Jungkook: el café y Kim Taehyung. Él primero siempre venía acompañado del otro.
Como ya era habitual, Jungkook se dirigía al mismo café en el centro de la ciudad. Las puertas permanecían cerradas aún, lo que indicaba que todavía el lugar no estaba atendiendo, así que decidió esperar en una de las bancas aledañas.
Dos minutos exactos pasaron cuando notó que el dueño, Byun Baekhyun, caminaba apresurado hacia su local. Sonrió con vacilación al ver como el menudo muchacho casi cae al suelo por tropezar con una pequeña grieta.
Entró cerrando la puerta tras él y se perdió entre la oscuridad. Jungkook debía esperar un poco más de tiempo.
Los trabajadores también fueron llegando al cabo de unos minutos. Unos corrían al saber que era tarde y lo más probable es que no querían chocar con la furia de su jefe, aunque otros no tenían ni el más mínimo apuro. Era una simple cafetería al final de todo.
Y entonces llegó él.
Su linda melena rubia se movía conforme a sus pasos, y unas diminutas gotas de sudor estaban en su frente. Pese a la prisa se detuvo a saludarlo y lo invitó a pasar. Claro que Jungkook no se iba a negar.
Taehyung con una seña le indicó que tenía que cambiarse y de que regresaría en un momento. Él se sentó a esperarlo.
Luego de saludar a algunos de sus conocidos que trabajan allí, el rubio regresó con su café y tomó asiento al frente de él.
- Gracias, pero, ¿no deberías estar preparando la cafetera? - sonrió mostrando sus dientes de conejo.
Kim negó con la cabeza mientras miraba al castaño degustar de su café americano. Quería decirle tantas cosas a Jeon, pero debido a su discapacidad para hablar era imposible, y a esto le sumamos que el menor era sordo. Irónico.
El tiempo transcurría y el lugar ya se había llenado de gente. Taehyung tuvo que ir a su puesto no sin antes dejarle una tarta de fresa a Jungkook.
Jeon había sido un fiel cliente del café desde antes de la muerte de su abuelo. Ellos solían pasar tardes y noches allí, disfrutando de cada momento que la vida les otorgaba. Desgraciadamente él falleció en un accidente y para conmemorarlo decidió ir siempre a esa cafetería, con la esperanza de que volverían a reunirse.
Y fue en el mismo café dónde conoció a Taehyung. Al inicio era algo torpe para atender a los clientes y nunca solía hablar con ellos, ni para preguntar por su pedido; al mes siguiente descubrió que el mayor no podía hablar.
Jungkook estaba fascinado por la belleza del joven. Alguien tan atractivo seguro tenía muchos pretendientes, y él nunca se quedó atrás, y tras varios intentos formaron una linda amistad. Pero ellos querían ser más.
Jungkook quería decirle varios te amo a Taehyung aunque no fueran respondidos. Y Taehyung quería decirle que lo amaba tanto pero eso jamás ocurriría, aún si pudiera, el castaño nunca lo oirá.
Era tan estúpido como simples cosas les complicaba el mundo entero.
Entonces...todo iba a cambiar.
Jungkook llamó al mayor y este inmediatamente se acercó sonriente. Sacó de su bolsillo una notita y lo extendió al más alto temblando. Agradecía tanto a Dios que al menos ambos gozaran de una buena visión.
Kim quedó estupefacto en su sitio pensando si en verdad esto estaba ocurriendo. Observó a Jeon con ojos llorosos y con unos saltitos de alegría asintió en respuesta.
Ambos se juntaron en un dulce y reconfortante abrazo de amor puro.
“Kim Taehyung...¿estarías dispuesto a aceptar a este chico sordo como tu novio? No es necesario que digas que sí, jeje.”
💫💫💫💫
Creo que tomé mucho café para escribir esto c:
So...disculpen por este os que tal vez consideren tonto :v bye