— Aquí tiene su Cajita Feliz y el par de bebidas de Coca que ordenó. ¡Que lo disfrute!
Es ahora que la propuesta de trabajar en una gasolinera tenía más preferencia. Luce tentador estar apestando a gas que soportar a la gente exigiendo que sus pedidos se entreguen con rapidez. La próxima vez no seguiría el consejo de su hermano.
— Me salpica otro poco de aceite y juro que renuncio.
Un pequeño rubio se situó a su lado, jadeante y oliendo a aceite de cocina.
— Que irónico. Eres tú quien sugirió trabajar aquí, Chim, ¿acaso te estás arrepintiendo?
— Cállate, Jungkook. Haces que mi malestar aumente.
El castaño arrugó su nariz sonriendo. — Para eso vivo.
La cola de espera en caja se había reducido, algunos clientes estaban saliendo del establecimiento, así que Jungkook decidió que era momento de un descanso.
— Pásame la mayonesa.
Su hamburguesa estaba lista para ser devorada: una clásica que perjudicaba su salario del mes. ¡Pero tenía tanta hambre! Quizás y si denuncia al jefe de explotación laboral - cosa que no ocurre -, éste va a pensarlo dos veces antes de reducir su pago.
— Kook, en el mostrador hay un chico esperando.
Entre leves insultos e incoherencias, el menor salió de la cocina rumbo al frente, observó la pantalla donde estaban los pedidos y se acercó al joven.
— Bienvenido, una hamburguesa royal, ¿cierto?
El chico respondió un seco "sí".
— ¿Qué cremas desea?
—...— Jungkook elevó la cabeza al no recibir una respuesta por parte del muchacho.
Tenía el cabello rojo, unos profundos ojos marrones y llevaba una chaqueta blanca de cuero. Era bastante apuesto, salvo por ese semblante serio y sombrío. Ah, y lo estaba mirando fijamente.
— Eh...¿mayonesa estaría bien?
El pelirrojo sacudió la cabeza y asintió. — Sí-sí.
— ¿Desea algo más?
El pelirrojo parecía pensarlo y dijo: — Tu número.
¿Qué?
— Disculpa, eso no está en el menú. ¡Qué disfrute su compra!
Y salió corriendo de ahí, Jimin esperándolo con una sonrisa pícara en el rostro.
— ¿Cómo te fue?
— Pidió mi número...
El rubio abrió los ojos desmesuradamente. — ¡¿Dijiste que sí, no?!
— Eh...le rechacé.
— ¡Él es el hombre más caliente que he visto en mi vida y tú lo rechazas! ¡¿Acaso no lo viste bien?!
— S-sí, pero-
— ¡Nada de peros! Si tú no quieres su número, iré yo.
— ¿Qué? ¡No! ¡PARK JIMIM NO ABUSES DE MI ESTUPIDEZ!
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Esto es, probablemente, lo más desordenado e incoherente que he escrito. Perdón.