Sábado

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—No hacía falta golpearme —dije fingiendo estar llorando.

—Nadie me deja colgada en una llamada —dijo la albina seriamente mientras se cruzaba de brazos.

—¡JAJA, COLGADA EN UNA LLAMADA! —gritó un pendejo no muy lejos de donde nosotros estábamos.

—Ehh... ¿Me perdonas? —le pregunté.

—... Que sea la última vez —contestó sin decir nada más.

Suspiré aliviadamente.

—Nunca entenderé a las mujeres —dije encogiendo los hombros.

El día pasó rápido, al salir del instituto me fui a comprar algunas cosas para Sylvester, luego me fui a casa y todo bien, hice la tarea, cené y me fui a dormir. Por suerte hoy no me pasó nada parecido a lo de ayer.

A la mañana siguiente...

Narra Mangle:

—Meg... —roncando.

¿¡Con qué carajos está soñando!?

Me senté en su cama observando cómo dormía, abrazaba fuertemente su almohada mientras balbuceaba.

😑... Parece un completo niño pequeño.

—Fox... Despierta —susurré observándolo.

Pero este seguía roncando, miré atentamente su rostro y sonreí, de mi bolso saqué una botella de agua, la abrí y...

—¿¡QUÉ PASÓ!? —y al segundo, se encontraba sentado en la cama, me miró y no pude evitar soltar una pequeña risa al ver su cara de confusión al verme.

—¿Meg? —el comenzó a jalarme de los cachetes, lo cual me molestó bastante —. Esto es un sueño ¿Verdad? —dijo con una sonrisa boba.

¿Por qué no jugar con él un poco?

—Sí, es un sueño —le contesté sonriendo tiernamente mientras le acariciaba la cabeza.

Él, poco a poco volvió a quedarse dormido cayendo sobre mis pechos, me sonrojé ante eso. Lentamente, lo abracé y sonreí... Pocas veces tenía la oportunidad de abrazar a alguien, se sentía tan... Reconfortante.

Pero en cualquier momento se volvería a despertar, así que me separé cuidadosamente de él para luego tumbarlo nuevamente sobre su cama.

Le dejé una nota encima de su escritorio y me fui de ahí sin hacer ruido.

1 hora después...

Narra Foxy:

Deja de ladrar... 😴

—¡Guau, guau! —ladraba Sylvester.

—¡Aaaaghh! —me quejé levantándome —. ¡Estoy despierto! ¿Contento? —grité molesto.

Este sólo me miró mientras no dejaba de mover su cola.

Miré el despertador que estaba en mi escritorio y vi que eran las 11 de la mañana, iba a ir al baño a asearme, pero había una nota en mi escritorio, y que yo recuerde... La agarré y la comencé a leer.

"Te he dejado un pastel de fresas en el refrigerador, espero que te guste"

P. D.: Antes de irte a dormir, procura cerrar la puerta de tu casa, genio.

Meg .)

¿Qué? ¿Meg ha venido? ¿Cuándo? ¿Cómo es que no me di cuenta?

—Estaba dormido... —dije arrepentido por no poder verla.

En fin, iré a su casa más tarde.

—¿Tú que dices, Sylvester? ¿Quieres ir a visitar a Meg? —le pregunté sonriendo.

Este sólo sacó la lengua, está feliz... Supongo.

En fin, me duche, arreglé y todo eso. Bajé a la cocina y abrí el refrigerador y, era cierto, había un pastel de fresas.

Cogí un trozo para... Comer, ya que creo que por la hora que es, ya nada cuenta como desayuno.

—¡No te comas las fresas! —le grité a Sylvester.

¿Puedo confiar... En tí? [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora