Lily se aburría demasiado, su padre trabajaba todos los días en su laboratorio, sin importar si eran festivos o no, en lugar de pasarlo con ella. Claro, para Eileen eso sería normal porque ella lo tuvo toda la vida, no que ella...
Arrojó la pluma, a la cual ya se le había secado la tinta por no usarla, sobre el pergamino de los deberes a medio terminar. Se volteó sobre su cama y miró el techo, extrañando en sobre manera su cielo lleno de nubes. ¿Por qué su padre era taaaaan serio? ¿Por qué no jugaba con ella? Suspiró.
No podía quejarse, las pocas sonrisas que aquel hombre de ojos y cabellos negros le dedicaba eran tan vigorizantes cómo cualquier mimo. De solo verlas se sentía rebozar de felicidad. Severus era un poco arisco, pero sus pequeños gestos le delataban. Su corazón le pertenecía a él, solo a él... y quizá a Draco. Una sonrisa burlona se asomó en sus labios, que boba era, su tío estaba casado. Se preguntó que estaría haciendo Eileen en ese entonces.
Llevó una mano a su pecho y sacó la medalla que les servía de comunicador. Claro, ninguna de ellas la había activado hasta ahora, lo que era una señal de que no habían sido descubiertas. Pero deseaba hablar con ella.
—La varita de regaliz no es una varita —Susurró.
A muchos kilómetros de distancia Eileen, que se encontraba jugando un juego de mesa llamado Scrabble con Harry y Bailey e iba ganando, sintió un calorcillo emanar de su pecho. Primero lo ignoró, más la persistencia de esa sensación le hizo recordar la medalla. Asustada, se levantó de sopetón de su silla completamente pálida.
—¿Sucede algo? —Preguntó Bailey.
—Debo ir al baño, lo siento —Se excusó, corriendo lejos del comedor y tomando camino a las escaleras.
Harry se asomó un poco por sobre la mesa para ver que se había ido y entonces, aprovechando, colocó un par de fichas en el tablero de forma ilícita, superando la puntuación de su hija.
—¡Oye, eso es trampa! —Le riñó dulcemente su pareja.
—Es mi hija —Dijo Harry, anotando más puntuación en el papel donde llevaban el conteo—. Se llama poner las cosas en el orden correcto.
—Haciendo trampa.
—Se supone que debes apoyarme —Respondió Harry, inflando una mejilla—. Ni se te ocurra delatarme porque te hago dormir en la tina.
—Vale, vale... yo no he visto nada.
Eileen se encerró en el baño con el pestillo puesto y se fue a sentar precisamente en la orilla de la tina, sacando de su pecho la medalla.
—¿Qué sucede Lily?
Lily resopló.
—Al fin, creí que no responderías.
—¿Nos ha descubierto? —Preguntó sin más.
—No, claro que no boba... sino no estaría tan tranquila.
—¿Entonces?
—Solo quería hablar con alguien, me aburro mucho.
—¿Te aburres? —Inquirió—. ¿Y papá?
—En su laboratorio —Dijo haciendo una voz burlona y una mueca que su hermana no podía ver—. Ese hombre trabaja demasiado ¿no conoce la palabra "descanso"?
—No estoy segura de que esté en su vocabulario.
—¡Eso lo explicaría! El abuelo Albus ha salido a no sé dónde, la tía Minerva revisa unos ensayos atrasados y no hay nadie en el castillo. ¡Soy la única sin nada que hacer! Bueno... tengo los deberes pero no quiero hacerlos... ¿Tú ya los hiciste?
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No me dejes ir
Fiksi PenggemarHan pasado once años. Lily y Eileen son dos gemelas, tan parecidas como dos gotas de agua que fueron separadas poco después de nacer. Eileen se quedó en Inglaterra junto a su padre, Severus Snape, el profesor de Pociones del Colegio Hogwarts, mientr...