Narradora Alice.
Pego dos veces en una puerta del pasillo esperando que sea la habitación de Stephen pero la puerta se abre dejando ver a Derek.
-¿Qué pasa?.-pregunta con una sonrisa y mira mis manos donde está la camiseta de Stephen.
-Pensaba que está era la habitación de Stephen.-digo y este niega.
-Hace unas horas si pero me la ha cambiado, ahora es la que está justo al lado de la tuya.-frunzo el ceño y asiento.
-Gracias Derek.-este me sonríe y me giro para ir a la habitación de Stephen.
-Alice.-me llama haciendo que me dé otra vez la vuelta.-he hablado con él sobre el tema de John, pero no hay manera a ver si tú puedes, aunque sinceramente lo dudo bastante.-sonrío y asiento.
-Muchas gracias Derek.-digo y este asiente. Cierra la puerta y voy hasta la habitación de Stephen.
Pego dos veces pero nadie contesta, suspiro y vuelvo a pegar, nada. Escucho de tras de la puerta y se escucha en completo silencio así que decido entrar. Abro la puerta y ese olor me vuelve a inundar de nuevo. Una sonrisa se dibuja en mi cara y entro. Todo es muy simple, de color gris y negro y la verdad todo muy arreglado. Me acerco a su armario y lo abro. Me dijo que casi todas sus camisetas son de color negro y frunzo el ceño. Cojo una de las perchas y cuelgo la camiseta. Cierro el armario y cuando me voy a girar noto un fuerte dolor en mi nariz ya que me choco con algo y las gafas me hacen daño. Abro los ojos y veo a Stephanie mirándome demasiado serio.
-¡¿Qué mierda haces aquí?!-pregunta y siento un nudo en mi garganta.
-He...he venido a dejar la...la camiseta.-digo nerviosa y señaló el armario.
-No vuelvas a entrar en mi habitación sin mi permiso ¿me has escuchado?.-pregunta muy serio y yo asiento mientras me pongo las gafas bien. Mi ojos se llenan de lagrimas y antes de darle el gusto de verme llorar salgo corriendo de allí.
Llego a mi habitación y cierro la puerta. Me deslizo por ella hasta sentarme en el suelo y respiro hondo. Hundo mi cabeza ente mis piernas mientras lloro y es así como me paso toda la tarde.
A la mañana siguiente me levanto y voy al baño. Me miro al espejo y veo todo mi pelo alborotado, me lo peino y suspiro.
-Alice, tienes que ser fuerte.-me digo una y otra vez y suspiro.
Abro la puerta y miro a la de al lado cruzando los dedos para que no se abra y salga Stephen. Por suerte esta no se abre y suspiro con alivio.
Bajo las escaleras y voy a la cocina para así desayunar. Cuando entro los tres posan sus ojos en mi y yo me pongo seria.
-Bu...Buenos días.-digo, agacho la cabeza y paso por al lado de Stephen para coger algo de la nevera.
-¿Por qué no saliste en toda la tarde de la habitación?.-pregunta Sebas y yo lo miro.
-No me encontraba bien.-digo y este frunce el ceño.
-Bueno es hora que te digamos la normas.-dice Stephen serio y se sienta en uno de los taburetes.-Esta prohibido entrar a mi habitación.-lo miro y asiento.-También esta prohibido mandar a Derek o Sebas para que te deje hablar con alguien, si quieres pedirme algo vienes tú no, mandes a nadie.
-Sabes perfectamente que te lo pedí.-digo sería y este me mira con superioridad.
-Y sabes perfectamente que te dije que NO.-me dice y yo respiro hondo.
-Eres, eres....¡AHHHH!.-grito y siento mis ojos llenarse de lagrimas.-No veo justo que haya normas para mi cuando ni si quiera yo quiero estar aquí. No entiendo que te he hecho para que me hables, me trates y te comportes como si yo fuera una mierda.-este sonríe y niega con la cabeza.
-Eres una niñata.-dice y yo aprieto la mandíbula. Sin pensarlo dos veces estampó mi mano en su cara haciendo que gire y Derek y Sebas abren mucho los ojos. Este se toca la cara y me mira con odio en sus ojos. Empieza a respirar agitadamente y se va. Se escucha un portazo de la puerta principal y suelto todo el aire que tenía contenido.
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MIEDO
RomanceEl amor lo puede todo, incluso el mayor miedo. Descubre la historia de amor de Alice y Stephen.