Narradora Alice.
Respiro hondo varías veces para tranquilizarme y me muerdo el labio para que las lagrimas no empiecen a caer de nuevo.
-Alice, esto va a pasar, te van a encontrar.-me digo mil y una vez y cierro los ojos. De repente la puerta se abre y veo la figura de tres hombres.
-Levántate.-dice uno de los chicos y me doy cuenta que no es el de ayer.
-No veo bien. ¿Me podéis dar mis gafas por favor?.-pregunto y noto como una lágrima cae de mis ojos y me la seco.
-No sabemos dónde están tus gafas así que te quedarás así.-habla de nuevo el mismo chico y asiento.
-Están en el coche. En la guantera, ve a por ella S.-dice otro de ellos, pero esta voz se nota más fría, más neutra... esa voz me da miedo.
Dos minutos después aparece de nuevo el chico y se acerca a mi.
-Toma.-dice cogiéndome la mano y poniéndome en ella las gafas. La abro y me las pongo así pudiendo ver sus caras.
Al primero que veo es un chico alto, fuerte, rubio y con los ojos azules. Este me mira con una sonrisa de lado y me guiña un ojo. A su lado está otro chico alto, moreno, también fuerte y con su ojos marrones. Este me mira con ¿tristeza?. Y por último apoyado en la pared veo al último chico. Es un poco más alto que los otros dos, moreno, muy fuerte y me doy cuenta de que sus brazos y su cuello están completamente tatuados. Este me mira fijamente y me doy cuenta que son eso mismos ojos verdes que vi antes de estar aquí.
-Vamos. John quiere verla ya.-dice el de los ojos verdes haciendo que se me pongan los vellos de punta y creo que me tendré que empezar acostumbrar.
El chico rubio viene hacia a mi, me coge del brazo y de mi boca sale un grito de dolor.
-Me estás haciendo daño.-digo mirándolo y este aprieta la mandíbula.
-Es lo que hay.-dice e intento soltarme pero es imposible y lo único que consigo es que me apriete más.
-Déjala, yo la llevo.-dice el chico al que antes llamaron "S". El rubí lo mira y luego a mi y me suelta el brazo. Se va para delante y yo miro a S.
-Tranquila, vamos.-dice y me sonríe de lado.
Mientras vamos andado miro todo lo que hay a mi alrededor, dándome cuenta de que estoy en una casa, y bastante grande. Salimos de ella y veo como estamos en mitad de la nada, enfrente hay un bosque y al lado una casa que está abandonada por las pintas que tiene y al otro lado solo carretera. Frunzo el ceño y me empiezo agobiar. Miro a mi alrededor y cuando me voy a dar la vuelta para correr S me agarra del brazo.
-Es mejor que no lo hagas, hazme caso por favor.-dice y yo lo miro a los ojos dándome cuenta de que él no ha hecho esto por voluntad propia.
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MIEDO
RomanceEl amor lo puede todo, incluso el mayor miedo. Descubre la historia de amor de Alice y Stephen.