Eiden

CAPITULO 60

He vuelto. He vuelto para quedarme.

Fergie

Atrapando mi pelo para colocarlo hacia atrás, suspiré con frustración.

"¿Ya te has decidido?" dice Valentino por segunda vez "no tenemos todo el tiempo"

No puedo mas...

"¿Sabes que? A la mierda" dije soltando mi cabello por fin "estoy harta de decisiones, elige tú el que te de la gana" dije cogiendo el bolso que estaba en mi hombro con fuerza, dirigiéndome a la salida "necesito tomar el aire, estoy en la puerta" finalmente desaparecí de esa joyería, pero no muy lejos, seguía estando a pocos metros de mí.

Cogiendo aire para después expulsarla muy despacio, cojo la goma de mi muñeca para hacerme una coleta alta.

Siento mis ojos pesados, de no dormir y no parar todo el día, de un lado a otro sin literalmente descansar.

Valentino me llevó al centro de Italia para elegir el anillo.

Si solo fuera eso...

Anillo, dónde se hará el convento, la comida, organización de invitados, vestido, peinado, maquillaje"

Gruñí provocando que mi garganta temblara de dolor, saqué de mi bolso las gafas de sol. Las coloqué y observé el cielo, hacia siglos que no hacia tan buen tiempo. O al menos que me haya yo percatado.

Suspiré cerrando los ojos con la mirada en el cielo, segundos después miré por la plaza donde nos encontrábamos. Miré hacia atrás donde se encontraba Valentino el cual estaba hablando con el hombre de la joyería. Hundiéndome de hombros, coloqué de nuevo el bolso bien sujeto a mi hombro y empecé a caminar.

Observando a la gente, se podía ver de todo, desde niños correteando por la plaza hasta ancianos paseando en pareja.

Presto atención a uno de ellos, ya eran mayores,  demasiado. Caminaban en pareja cogidos de la mano.

¿Puede ser más tierno?

Al pasar al lado de un hombre que vendía flores, el hombre anciano se acercó, dándole dinero en cambio de una rosa blanca.

"per te amore mio" dijo él entrenándole la rosa.

Ella sorprendida, se lleva la mano al pecho "¿Perché? Non ho bisogno" contesta esta aceptando la rosa.

"perché ti amo" responde acariciando la mejilla de su mujer.

"¿mai?" preguntó esta colocando sus manos sobre las de él.

"per l'eternità" contesta a la pregunta antes de acercarse a ella y dar un suave beso en los labios.

Sonriendo con ternura, una punzada de envidia atravesó mi corazón.

"Para la eternidad"

Yo también estaré eternamente con Valentino, pero con la diferencia de que no le quiero.

Supirando por no se cuánta vez más en lo que llevo de día, sigo caminando observando la plaza. Es curioso como un lugar tan vivo, tan feliz yo solo vea oscuridad. Odiaba sentirme así.

Dejé de llorar, de hundirme y ver lo miserable que es la vida. Decidí por mi sola asistir a un psicólogo, necesitaba ayuda. Si no la encontraba de amigos y familia, debía de hacerlo con un desconocido. Me acuerdo, me acuerdo de ese día...

"Por favor" le suplico "necesito ayuda" dije sollozando en desesperación "eres el único remedio que tengo para poder seguir con vida"

"¿Está  seguro de ello?" preguntándome antes de bajar un poco sus gafas dejándolo en la punta de la nariz. Asenti "yo no creo eso señorita Carusso"