Una nueva Uchiha

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Los días pasaron después de mi partida, había estado caminado por los bosques un tiempo, buscando que ciertas personas en específico empezarán a notarme. Sabía que estaba en sus territorios, pero aún así me mantenía lo suficientemente alejada para que no notarán la presencia de Karune. Su Chakra podría percibirse y siendo una Jinchuriki no me convenía dejar que eso pasara.

No soy idiota, sé lo que debo hacer para llamar su atención. Por eso mientras bagaba por el bosque, me encontré varias aldeas pequeñas con gente de bajos recursos. Si quería que mi nombre llegara a sus oídos tenía que hacer ciertos sacrificios y uno de esos, era mi salud mental.

Derramé mucha sangre inocente para que mi nombre empezará a sonar entre los ninjas y las aldeas. Me había convertido en una renegada después de eso.

Apenas había comenzado, entrenaba día y noche buscando fuerzas en lo que ellos notaban mi presencia. No iba a quedarme con los brazos cruzados, empezaba a ser difícil dormir en las noches.

Tenía pesadillas y me despertaba gritando en medio de la noche, veía todo lo malo que había hecho, escuchaba los gritos desgarradores de mis víctimas. Me veía a mí toda ensangrentada. Oía las súplicas de las personas con las que había acabado cruelmente.

Sé que pagaría un precio tarde o temprano por toda la sangre derramada en mis manos. Lo comprendía perfectamente y aún con lágrimas en los ojos seguía acabando con cualquier aldea pequeña que encontraba.

Limpie mis manos con un trapo que tenía guardado en mis cosas, solté un suspiro y dejé el trapo por ahí. Por más que limpiará mis manos aún seguía viendo la sangre en ellas y eso ya era cosa totalmente mental por parte mía. Aún así debía ser fuerte.

Acomodé bien la capa que tenía puesta y escondí bien mi cabello, tal vez debería cortarlo en lo que entrenaba. Así no sería tan molesto o me estorbaría por el momento.

Comencé de nuevo mi caminata en busca de otra aldea, con la última ya iban 10 si no me equivoco. Escuché un gruñido de afirmación por parte de Karune. Miré hacia otro lado, había tratado de no llevar una cuenta porque eso hacía que se me revolviera el estómago.

Karune: Si quieres unirte a ellos, debes ser paciente y muy cruel.

Nanami: Ya lo sé, es lo que ellos buscan. Es lo mismo que hizo Itachi para llegar a Madara, bueno a Obito.

Karune: Exacto.

Arrugue mi nariz al sentir muchos Chakras concentrados en un sitio, había otra aldea más cerca de la última. No era algo extrano, pero si nuevo para mí. Solo habían pasado unas horas y tenía que volver a hacerlo. Gruñí sintiendo mis ojos picar, escondí mi Chakra y empecé a saltar por los árboles.

Nanami: Kuroi jushinki.

Una barra oscura apareció en mis manos y sentí el Rinnegan apoderarse de mis ojos. Era hora o nunca.

Entre saltos llegué al centro de la aldea, captando alguna que otra mirada por parte de la gente que se encontraba por ahí. Solté un suspiro y di una rápida mirada a todos los que se encontraban ahí. Podía ver niños, adolescentes, adultos, señores mayores. Era la aldea más grande que había encontrado. Sería todo un caso, pero sería perfecta para llamar su atención lo antes posibles.

Clave la barra oscura en el suelo de tierra, logrando así que todo el mundo se quedará en silencio y todos sus ojos se posaran en mí.

Nanami: Banshō Ten'in.

(...)

Acomodé bien cabello recién cortado, lo había dejado por arriba de mis hombros. Moví mi cabeza, se sentía mucho más ligero que antes, pues me llegaba casi hasta el trasero. Hice mi cabello hacia atrás y coloque mi bandana sobre mi frente, esta ya tenía la típica raya en medio que identificaba a los renegados.

¿Cómo es que estoy aquí? (Naruto, Sasuke y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora