Narra Keisuke.
Ella era alguien preciada para mí, yo siempre tuve ese sentimiento desde que nos conocimos cuando éramos niños. Pero, jamás había imaginado que tenía nombre, pues siempre la pasábamos de arriba abajo los dos juntos. Jugábamos, reíamos, llorabamos, hacíamos todo juntos. Aún puedo recordar la primera vez que nuestras madres nos presentaron. Tengo ese recuerdo muy presente en mi corazón.
Teníamos 6 años cuando nos vimos a los ojos por primera vez, ella era una chica muy diferente a cualquiera que hubiera conocido. Nunca me había llevado con ninguna niña hasta que llegó ella a cambiar todos mis planes y darle un giro de 360° a mi mundo.
Puede sonar muy cliché, pero era cierto.
Ese día, cuando nos obligaron a tomar nuestras manos, por primera vez mi corazón latió muy rápido. Su mirada oscura no combinaba para nada con su cabello rubio o con su piel blanca y brillante. Parecía casi muerta en vida, más que una niña.
Y eso me causó interés.
Fue entonces cuando entramos a la misma primaria, verla de lejos mientras comía era algo ya parte de mi rutina, habíamos quedado en diferentes salones y eso extrañamente me puso triste. Hasta que en segundo año surgió un inesperado cambio de salón. Ahí fue donde me tocó verla con su semblante serio mirando hacia la nada y de nuevo mi corazón latió rápidamente.
Conforme las semanas pasaban, interactuabamos con más frecuencia, al final me di cuenta que su semblante serio era una fachada y resulte ser una chica bastante tímida, pero cuando agarraba confianza, no le paraba el hocico. Me recordaba a un perico.
Y así fueron pasando los años, en donde una amistad inocente se fue formando entre dos niños. Para nuestras madres fue algo que las hizo sentir orgullosas, ver a sus dos hijos convivir como ellas alguna vez habían hecho en su infancia.
Hasta que cumplimos 14 años.
Todo cambió cuando la pubertad nos pegó, nuestros cuerpos habían cambiado y las hormonas empezaron a salir a flote, fue ahí donde me di cuenta que yo sentía más que una amistad en ella. Fue la primera vez que cuando la vi llegar en mini falda, hizo estragos en mi cuerpo que me asustaron.
Aún así no recurrí a nadie.
Que tonto fui.
Desde ese día, mi idiota cerebro llegó a la conclusión de que lo mejor era separarme de ella. Pero, aún así no podía sacarmela de encima, siempre me seguía a todos lados como un cachorrito y cuando antes eso me agradaba, en ese momento me había hecho enojar como nunca antes.
Así ocurrió nuestra primera pelea a golpes.
Yo le había gritado cosas muy hirientes que la habían hecho llorar, así que di media vuelta y me fui de ahí, lo que no esperaba es que ella llegara corriendo y me soltara un golpe en la cara que me dejó congelado en el piso del pasillo de la escuela.
Todos a nuestro alrededor se habían quedado callados viendo como una niña había golpeado a un niño. Eso me enfureció el doble, así que en vez de irme de ese lugar o hacer otra cosa, le devolví el golpe de la misma forma.
Eso solo terminó en ella y yo en la dirección siendo reprendidos por la directora de la secundaria, ella lloraba en silencio y yo veía hacia otro lado. Ese fue el día en que nuestra amistad se quebró...
En donde ambos dejamos de vernos todos los días.
En donde los insultos al vernos eran el pan de cada día.
En donde las peleas entre nosotros eran ya algo normal entre todos.
Recuerdo que ese fue el día en donde mi corazón se cerró y mi personalidad se hizo más fría. Pues me había roto por dentro al haber atacado a la chica que más quería en el mundo. Eso me provocó muchas pesadillas y hubo un tiempo en donde dejé de comer. Mi madre se había sentido muy decepcionada de mí por haber golpeado a la hija de su mejor amiga. Lo entendía, pero ella no sabía la razón por la cuál lo había hecho.
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¿Cómo es que estoy aquí? (Naruto, Sasuke y Tú)
أدب الهواةEsto es sobre Hatsu, una chica Otaku normal como todas, o algo así, ya que está un poco loca por el Anime de Naruto y tal vez está loca por alguien de este Anime. Un día normal de escuela, unas personas especiales para nuestra protagonista la visita...