Capítulo Nº1

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Daba vueltas sin sentido en mi habitación, de un lado a otro. Sentía como mi corazón comenzaba a latir con más intensidad y tragaba con dificultad al razonar bien lo que estaba a punto de hacer; una completa locura.

— ¡Meg! —Escuché desde el primer piso la voz de mi mamá.

— ¿Si? —Exclamé acercándome al umbral de mi habitación.

En segundos escuché los altos tacos de mi madre subir las escaleras.

— Cuídate ¿Si? —Sonrió tranquila— No le abras la puerta a desconocidos, los números telefónicos por cualquier emergencia están… —Interrumpí sus instrucciones.

— En la agenda… lo sé —Suspiré.

— Volveremos alrededor de las doce, tu padre se está volviendo loco esperándome en el auto. —Sonrió una vez más y besó mi frente.

— Entonces, no lo hagas esperar —La animé para irse, lo único que quería en estos momentos era que mis padres desaparecieran de la casa.

Solo me miró simpática y acarició mi mejilla. Enseguida bajó trotando las escaleras y me escondí en mi habitación.

Me tiré nerviosa sobre mi cama y esperé a que el potente motor del auto de mi padre echara a andar.

Luego de unos minutos me puse de pie y me agaché a la altura que quedaba mi cama del suelo, estiré mis manos debajo de esta y tiré una gran maleta de color negro hacia fuera.

La bajé con cuidado por las escaleras y me senté en el gran sillón de cuero blanco que decoraba el living de mi casa a la perfección.

Mientras en la completa oscuridad que abundaba por toda la casa, me dediqué a mirar fijamente las cortinas claras del living, cuando a través de ellas la casa quedó iluminada por los focos de un auto.

Sentí mi corazón detenerse en seco, me puse de pie y caminé temerosa hacia la ventana, corrí solo un poco de esta, lo suficiente para que mi ojo echara un vistazo hacia el exterior de la casa y se diera cuenta que ahí estaba el tan conocido auto deportivo de mi cómplice en mi espera.

Salí de la casa y traté de apresurar mi paso hasta el auto, aunque el gran peso de mi maleta me lo impedía. Supongo que mi novio al percatar que la maleta tenía un peso superior al mío salió del lujoso auto para ayudarme.

— Necesitas ayuda con eso —Sonrió acercándose.

— ¿Tú crees? —Expresé con una sonrisita sarcástica, pero simpática.

— ¿Cómo estás? —Musitó con voz grave al tomar mi maleta— ¿Qué es lo que tanto pesa? —Miró con detención mi maleta.

— Toda mi ropa ¿Crees que una chica sobreviviría sin toda su ropa? —Marché hasta el auto y el caballerosamente abrió la puerta para dejarme entrar al interior de este.

— Tienes toda la razón —Escuché su voz con poca intensidad, ya que había cerrado la puerta y el seguía afuera para guardar mis pertenencias en el portamaletas.

Subió al auto, puso el motor en marcha y antes de hacer el auto andar, mientras miraba distraída mi casa, sentí como acarició mi pierna con ternura para llamar mi atención.

— ¿Estás bien? —Esbozó una sonrisa confiada.

— Si… —Susurré y sonreí.

Me miró con tranquilidad y luego se acercó para besar mis labios y capturar mi inferior de una forma que solo él sabía hacer.

El auto se puso en movimiento y con el dolor de estómago, producto al nerviosismo, giré mi cabeza hacia atrás para ver cómo me alejaba de mi hogar.

— Si sigues haciendo eso… será peor —Lo Escuché decir simpático.

Solo sonreí, aún dudaba de mis acciones, pero esto era lo que tanto habíamos charlado, esto era lo que queríamos. — ¿Qué dirás cuando llegue tu familia al hotel? —Expuse un tema de conversación para interrumpir el silencio. — Son fáciles de engañar —Una sonrisa traviesa se formó en sus labios mientras miraba hacia el frente como un buen conductor— No pensemos en eso por ahora, recuerda que vamos para distraernos, se nos ocurrirá alguna que otra excusa. Solo asentí con la cabeza y sentí que el sueño se estaba apoderando de mi cuerpo, me sentía cansada y agotada, física y mentalmente, había estado la mayoría del día pensando y arreglando las cosas necesarias para mi huida con Nicholas. — Linda, duerme si quieres, el viaje es largo, dormí la mayoría del día para manejar sin problemas, llegaremos alrededor de las nueve de la noche. —Me dedicó una mirada fugaz junto a esa perfecta sonrisa. Me acerqué y besé su suave mejilla. — Te amo —Susurré en su oído. — No me provoques… —Risoteó— es mala idea mientras manejo. Solo reí suave y me pasé a los asientos traseros para así poder estirar mi cansada anatomía sobre estos. Desperté gracias a la suave y delicada voz de Nick que entonaba una melodía conocida, observé el paisaje a través de los vidrios polarizados, solamente era… pradera por ambos lados.

Me senté en el asiento y observé a Nick. — Buenos días —Susurré rozando mis labios en su cuello al darme cuenta de que delante de nosotros se encontraba una larga carretera vacía y nada podría lastimarnos. — Megan… ¿Te desperté? —Preguntó a la vez que me pasaba al asiento de copiloto. — Algo así, pero no te preocupes, ya es de día, necesitaba acompañarte —Sonreí. Era un día soleado, bastante caluroso debo agregar, ya que dentro del auto abundaba en exceso. — Dios, hace calor —Me abaniqué con una mano y con la otra corrí todo mi cabello hacia atrás. No séqué hizo, pero el auto deportivo de mi novio… ahora era un perfecto descapotable. — Genial ¿No? —Articuló orgulloso de su auto. — Es perfecto… —Sonreí. Busqué con la mirada la radio del auto y la prendí buscando algo que hiciera del viaje algo más relajado. — ¡Ahí! —Exclamó Nick cuando pasé por una estación— Nuestra canción… —Me miró y guiñó un ojo. Lo era, fue la canción que tocaban en una radio cuando me conocí con Nicholas, una de las canciones más famosas de Aerosmith, Crazy. — I gocrazy, crazy, baby, i gocrazy, youturniton, thenyou'regone, yeahyou drive me —Cantó con pasión y emoción mirando hacia el frente. Ahora era mi turno. — Crazy, crazy, crazy, foryoubaby, what can I do, honey, i feellikethe color blue... —Canté tal como lo hacía y lo miré.

Pasado unos segundos aún seguíamos cantando a toda voz. — YeahnowI'mnever, never, never, nevergonna be thesame —Cantó con entusiasmo mirándome. No resistía más, no habiendo nada más que una ancha carretera enfrente a nosotros, nos fundimos en un apasionado beso, sentí sus ganas de tocar mi piel, cosa que el conducir no le permitió. Mordía mi labio inferior torturándome por completo, era rápido y apasionado, mientras sentía como su respiración se agitaba, sentí como su lengua recorría mi cavidad bucal por completo, enredándose con la mía y sin dejar de acariciarla y atacarla. Nos separamos al saber que mal hacíamos, nos exponíamos al peligro de todas formas. — Ya verás que será de ti cuando lleguemos al hotel —Susurró seductoramente, me miró y guiñó un ojo. — Supongo que debo prepararme —Sonreí y mordí mi labio inferior al verlo manejar tan sensual. Cerré mis ojos y estiré mis brazos hacia arriba. — Esto es perfecto —Musité dejando que la música me llevara. 



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