Poz si wey, no mames

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—¡¿Qué demonios está pasando aquí?!

Verga, wey.

Me giro lentamente intentando ocultar las tijeras en mi espalda pero es demasiado tarde, me han pillado con las manos en la masa. O en la mata negra, en este caso.

—Soldado, creí decir que no debía comportarse así. Debe seguir mis ordenes. Deje al hombre.

—Pero, James, él...

—Nunca se dirija a un superior por tu. Menos al director.

—Bien, pero...

—No me contradiga.

Mierda, mamá creo que te vas a tener que embobar por otro hombre menos... Él.

Gruño y suelto las tijeras al tiempo que alzo los brazos en señal de rendición. Y me volteo.

Hay dos hombres. El director y otro que no conozco.

—El es Jacob, su supervisor y encargado.

—Acompáñeme. —Habla Jacob.

Salgo de ahí con la cabeza en alto, logré lo que quería, no me cortaron mi cabello.

Tomo la maleta que dejé en un lado de la puerta y lo sigo. Caminamos otro techo hasta llegar a otra cabaña mucho más larga; mas que otra cosa parecía un galerón.

Apenas pongo un pie dentro, el olor a comida inunda mis fosas nasales. La cafetería, excelente. Me verían seguido por aquí.

—Esta es la cafetería, como creo ya se habrá dado cuenta. Hay tres comidas por día.

Sale del lugar. Carájo, ¿no ibamos a comer? No he desayunado nada.

Abro la boca para protestar pero antes de que pueda decir nada Jacob vuelve a hablar.

—Comerá despues del recorrido.

Espero que no sea muy largo.

Caminamos otro poco hasta llegar a una pista de carreras con distintos obstáculos.

—Pista de entrenamiento grupal. Todas las mañanas los soldados entrenan en conjunto cinco horas. Luego de eso, entrenan por equipos. O individual. Depende de lo que el equipo decida.

Nos lleva a otro lugar del bosque, donde hay muchas cabañas de tamaño normal, caben cuatro personas a la perfección.

—Esta es la zona de cabañas. Aquí duermen todos, por equipos, obviamente. Es un cuarto con dos literas y un baño.

Después de eso vamos a otra cabaña, un pico más pequeña que la cafetería.

Adentro todo está oscuro, hasta que Jacob prende las luces. Me quedó boquiabierta. Hay todo tipo de aparatos para el ejercicio, inclusive hay un ring y guantes.

—Esta es la sala de entrenamiento. Cualquiera puede entrar a la hora que le plazca.

Esto era genial. Era más que genial. Era perfecto.

Entro antes de que Jacob se vaya y pase al siguiente punto. Me dirijo donde se encuentra todo el equipo de pelea. Lo reviso y compruebo que esté a mi altura.

—Veo que pasará tiempo aquí.

Poz si wey, no mames.

Me giro y le sonrío como una niña pequeña, una de las pocas sonrisas que muestro. No necesito decir que sí para que lo entienda. Puedo ver un atisbo de sonrisa en Jacob.

—Sigamos. —Salgo de la sala y camino a su lado. —Iremos a la cafetería para que comas algo, luego iremos a ver a tu equipo.

Asiento sin decir nada, aún estoy sorprendida y atontada.

—Como ves este lugar no es tan grande pero te pido que cuides del lugar. Tus compañeros de equipo son algo complicados. Te diré como se conforma: un lider o representante y los demás. Nadie es superior entre ellos, solo que el representante es un símbolo para agilizar varias cosas. Bien, hemos llegado.

Voy derecho a la banda donde hay una gran variedad de platos, todos en fila. Es la misma comida en varios platos. Tomo uno y me siento en una mesa en la esquina, al lado de Jacob.

Son frijoles con arroz y un trozo de carne, con vegetales hervidos a un lado.

Como en silencio hasta que un chillido me interrumpe.

—¡Jacob!

El nombrado suelta un suspiro cansado e irritado.

Volteo para ver el escandalo. Tres chicos entran corriendo con las caras rojas y los ojos bien abiertos. Por algo están nerviosos o asustados.

—Jacob.— habla el de cabello rubio y ojos verdes. —Ayuda.

Es notablemente más alto que yo, talvez una cabeza. Es fuerte, se le notan los músculos aún sobre la playera blanca. Tiene un pantalón estilo militar y una sudadera igual atada a la cintura. Su piel es muy clara.

—Nos metimos en una grande.—Ahora es el turno de hablar de el moreno con cabello negro. Lo que me recuerda al gordo que me quiso cortar el cabello.

Es igual de fuerte que el anterior, pero no tan alto, solo media cabeza más que yo. Lleva una playera negra, igual de ceñida, sus pantalones y la chamarra en la cintura. Todos llevan botas negras.

—Si, necesitamos que nos ayudes.

Es el turno del más pequeño, aunque es igual que yo. Tiene el cabello marrón y un pico más corto que el de los dos primeros. Que sea más bajo no significa que no alcance a los otros en fuerza, es igual que ellos. Este, a diferencia de los otros, tiene una playera color gris y parece más amable e infantil.

—June, —Habla Jacob con voz cansada. —Te presento a tu equipo.

Ahora toda la atención está en mi. Genial.

—Ellos son Troy, —Señala al más pequeño, quien me saluda con la mano. — Liam, — ahora es el turno del moreno quien solo hace un movimiento de cabeza.—Y Parker.

El último solo me da una mirada sin emoción, le sostengo la mirada, que sepa que eso a mi no me afecta.

Aparta la mirada y se dirige a Jacob como si no estuviera.

—Lo siento, Jacob, ¿quién es ella?

—Lo que dije, su nueva compañera. —Responde más calamado.

—Pero es una chica.

—Sí, lo es.

—Uy, que inteligente. —Digo con el mayor sarcasmo.

Mierda, abrí mi boca y vuelvo a ser el centro de atención. Ruedo los ojos.

—Ella me agrada. —Dice Troy. Me tiende la mano. —Hola, soy Troy.

Le doy la mía y se la estrecho. Es muy agradable.

—Hola, Troy.

—Bueno, ya que los conoces, tengo que irme a ver qué demonios hicieron ahora. —Se vuelve a los chicos. —Chicos, llevenla a su cabaña.

Él se va y me deja con ellos. Puta Madre.

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Hola a todos.

Espera les guste esta nueva historia que acabo de sacar. Si es así quisiera que votaran y si no, pues, dejen sus comentarios.

También si quieren que ponga canciones y todo eso, diganme. Lo haré con gusto.

Bueno eso es todo.
Ah, también me gustaría que me siguieras y leyeras mis otras historias.

Grax, me despido.

The Fucking Queen  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora