El fin del comienzo

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Han pasado dos meses. Ya nada es igual. Estuve medio mes en en hospital recuperándome de la explosión. Es un milagro que esté viva. Por cierto, ¡ganamos!

Todos los generales y comandantes estaban ahí cuando desperté, incluyendo algunos de mis compañeros que salieron bien librados. Otros no tanto. Liam y Troy solo tuvieron algunas heridas. Pero Parker... No puedo creer que yo, estando en una explosión, sobreviva y él...

Liam se ha vuelto más cercano a mi, me ha ayudado a superar la muerte de Parker. No voy a negarlo, hemos compartido uno que otro beso corto, pero no puedo hacer que llegue a más sin pensar en Parker. También les descubrí a los chicos mi nombre real y todo.

Vivo ahora en un lindo departamento que mamá compró con el dinero que me dieron por parte de la milicia. Al principio se negó a aceptarlo pero la convencí de hacerlo. Ya tengo bastante reconocimiento con la caja de medallas en mi cuarto y la graduación/ascenso a general.

Tengo que ir al hospital a ver a chicos que en mi vida he visto y siguen hospitalizados. Ahora me volvieron famosa, al parecer. En realidad, tuve que haberlo hecho hace una semana pero Liam insistió en que me dieran más tiempo para recuperarme.

Termino de colocarme el uniforme de gala con todo y medallas. No puedo dejar de temblar. Nunca me ha gustado ser vista de esta forma, como superior.

El timbre suena y me apresuro a abrir la puerta. Mamá salió y dijo que llegaría en la tarde. No podía venir conmigo, ni quería ver tantos heridos.

—Tan linda como siempre.

—Hola a ti también, Liam. —Le correspondo la sonrisa.

—Vamos, —Me tiende la mano y la acepto. — ¿hasta cuándo me dirás algo lindo?

—Ya sabes que no puedo...

Me abre la puerta del auto como todo un caballero y me deja pasar.

Suelta un suspiro derrotado;
—Sí, lo sé.

Cierra la puerta y el resto del viaje es en silencio.

Toma solo unos cuantos minutos llegar al hospital. Hay muchas personas que no conozco dándome la bienvenida. Me obligo a sonreír y saludar, como si fuera un princesa o algo así.

—Felicidades por su victoria, general June. —Hace un elogio militar.

—Gracias, coronel. —Me limito a bajar leve la cabeza.

Entramos y todos empiezan a dedicarme buenas palabras y deseos. Solo atino a inclinar la cabeza y agradecer de vez en cuando. Paso de puerta en puerta a ver a los soldados y darles palabras de aliento en su recuperación.

Hasta que algo llama mi atención.

Una mata de cabellos rubios que reconocería en cualquier parte. Seguido de unos hermosos ojitos azules y una encantadora sonrisa coqueta.

No puede ser.

Es él.

Estoy segura.

Sin evitarlo camino hasta él. Está parado en una columna del hospital con las manos dentro de una chaqueta negra.

—June, —Apenas escucho los gritos de Liam. —No. Espera.

No hago caso y me encuentro a escasos metros de él. Tan cerca...

Y mi corazón se rompe.

Una chica con bata de enfermera pasa por enfrente de él plantado un corto beso en sus labios. Uno que él recibe gustosamente y lo responde, le toma de la cintura y la pega más a él.

—June. —Liam me toma de los hombros y se interpone entre la imagen ahora grabada en mi mente.

—¿Qué está pasando? —Las lágrimas amenazando con salir. —¿Porqué...?

—Tranquila, esto...

—¿Qué demonios hace él aquí? —Llega Troy agitado. —Ya no tiene porqué estar aquí, —Se dirige a Liam. — le dieron el alta hace ocho días.

—¿Ustedes sabían que estaba vivo? —Ambos me miran con lo que más odio; pena. —¿Porqué mintieron? ¿Hace ocho días? —La última pregunta la dirijo a Liam que baja la cabeza.

—June, escucha.

—June... —Suspira. —Parker no murió en campo. Él fue muy herido y tuvo bastante tiempo hospitalizado. No te dijimos porque... Tiene perdida de memoria. Él no te recuerda. Le costo mucho tiempo recordarnos a nosotros.

—¿Y porqué no me llevaron con él?

—Sus memorias más fuertes pueden meterlo a un trauma bastante malo. Puede volverse loco si te recuerda.

Ya no sé que duele más.
No puedo hacerlo recordar por su bien, pero tampoco quiero que me olvide. Que no se acuerde de su promesa.

—Te amo. Te prometo que siempre te voy a amar.

¿Porqué en la vida real no pueden haber finales felices?

Decido irme del lugar. No soporto otro segundo aquí.

—¡June!

—¡Espera!

Los ignoro y sigo caminando. De repente hace frío.

—June, espera. —Me alcanzan ambos.

—Lo sentimos, ¿si? Quisieramos que las cosas hubieran sido diferentes. Perdón.

—Solo lárgense de aquí. Dejenme sola y nunca me busquen. —Me vuelvo a ellos por unos segundos. —¿Cómo pude pensar en ustedes como mis hermanos? ¿Cómo pudieron hacerme esto?

Ellos se quedan ahí y yo solo puedo caminar. Caminar y caminar sin saber a dónde voy.

De nuevo, estoy sola. Justo como cuando llegué. Como si todo lo que viví no hubiera pasado.

Las lágrimas ruedan y solo hay un pensamiento rondando mi cabeza:

Soy the fucking queen.

Y eso nadie me lo quita.

The Fucking Queen  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora