(June's POV)
El saco se movía y se sacudía a cada golpe que le asestaba. Empiezo a cansarme de eso. Necesito algo más fuerte y resistente. Necesito a una persona.
Más específico, necesito al ladrón que violó a mi madre mientras que mi padre estaba de maldito borracho en una cantina presumiendo a su mujer.
Pongo la música más fuerte en mis audifonos. Me concentró en el enojo y la dejo salir en cada golpe. Cada uno más violento que el anterior.
Patadas, puños, codazos y otras cosas vuelan hasta el saco. Puedo notar mi respiración agitada.
La ira crece y crece en mi a medida que reproduzco el momento en mi cabeza.
No puedo oir nada. Escaparme no fue difícil, solo tuve que sacarme del koala llamado Liam. Lo demás fue pan comido.
Puedo apostar a que mis manos están mal pero eso no me detiene. Unas manos se posan en la piel desnuda de mi cintura. No me sobresalto, la energía que tengo en estos momentos hace que tome de las manos a la persona y me escurro entre sus piernas hasta que da una marometa en el aire y cae.
Puedo escuchar un quejido de su parte. Levanto la cabeza.
—¿Qué haces aquí Parker? —respondo entre jadeos.
Me quito los audifonos y los cuelgo en mi cuello.
—¿Qué haces tu aquí? —pregunta de vuelta sentandose y tomandose la cabeza entre las manos. Creo que me pasé de fuerza.
—No podía dormir. —Mentira. Solo tuve más pesadillas.
—No es hora de estar aquí.—Me reprocha.
—De hecho, este es tiempo libre, solo que la mayoría lo ocupa para dormir. Y este lugar está abierto para todo publico durante la hora de tiempo libre. —Me defiendo.
—Robbie ¿Qué haces aquí? —me pregunta con suavidad y viéndome a los ojos.
¿Quién es este y qué hizo con el alíen machista?
—Solo entreno un poco. Me di cuenta de que debo de mejorar y...
—Robbie. —Me interrumpe.
—Ya te lo dije.
Me doy vuelta y me quito las vendas de las manos. Mierda, están todas llenas de sangre. Las oculto para que Parker no las vea.
—Carajo. —Brinco en mi lugar al oir la voz de Parker justo en mi oido. —Mira tus manos y tus codos.
Las toma con mucha delicadeza y las examina con mucho cuidado. Sus manos son frías. Bien, adimto que tal vez no sean las mejores manos y codos del mundo pero no es para tanto.
—¿No es para tanto? —Se queja Parker. Mierda volví a pensar en voz alta. —Tienes las manos moradas y llenas de sangre. Tus codos están rojos ¿Cuánto tiempo llevas golpeando el saco?
—No más de diez minutos. —Alejo mis manos de las suyas.
—Esto no es de diez minutos. —me reprende.
—Pues es la verdad.
—¿Qué más golpeaste?
Me quedo callada pero Parker sube su mirada y me obligo a verlo a los ojos.
—Robbie...
—Bien, vale. No se que tanto golpeé. Ni cuanto tiempo.
Deja escapar un suspiro de derrota y preocupación. Se agarra el puente de la nariz para tratar de calmarse.
—Necesito que no vuelvas a hacer esto. No quiero que te dejes las manos así ¿Me oíste?
Asiento. Me siento como una niña pequeña.
Pasa un brazo por mis hombros y me conduce a la puerta.—Vamos, tenemos que regresar.
Me dejo guiar por él. Todo va tranquilo. Claro, hasta que ve el rastro de sangre en los árboles.
—¿Robbie? Nunca vuelvas a hacerlo, Maldita sea. ¿Oiste?
Lo ignoro y sigo mirando al frente sin ninguna expresión. Al final vuelve a suspirar derrotado.
—Oye, —me habla a unos cuantos metros de la cabaña. —¿Porqué no traes mi ropa puesta y solo tienes... Eso?
Volteo a verme. Sí, solo llevo unos mini short y un top blanco.
—La dejé porque tenía calor y no quería sudarla.
—Ya veo. No importa, de todos modos iba a tener que lavarla.
Le sonrió a su actitud buena de ahora, porque sé que no durará para mañana.
Terminamos el último tramo en silencio. Entramos y ambos chicos siguen dormidos.
Le doy un buenas noches a Parker y me duermo en la cama de Liam. No tengo ganas de despertar asfixiada por un koala.
Guardo mis audifonos y mi móvil en mi maleta y me acuesto a dormir. Esta vez sin pesadillas de verdad.
Veo a Parker que ya se encuentra dormido, parece un niño con sus largas pestañas rubias acariciándole las mejillas.
Un recuerdo de Darren cruza mi mente.
Eramos niños y estabamos en los columpios de la escuela. Pero nadie me quería porque sabían que mi padre era alcohólico y mi madre tenía que morirse trabajando. Nadie excepto un chico que me defendió cuando alguien me tiró del columpio con una piedra.
—Oye dejala en paz. —Se puso el chico, que para ese momento no conocía.
Era alto y un poco regordete. Su cabello parecía chocolate derretido que caía hasta sus ojos y sus pestañas se enredaban con el.
Recuerdo que pensé, es el chico más lindo y amable del mundo.
—Tu no te metas y no tengo porqué dejarla en paz. Si yo quiero le puedo pegar.
—Ella no te ha hecho nada.
—Pero su padre es un alcohólico. —Se excusó.
—Eso no te da derecho a hacerle nada a ella, y si le vuelves a hacer algo te las verás conmigo.
El chiquillo había salido corriendo despavorido ante semejante amenaza.
Luego el misterioso chico me mira y me tiende la mano.
—Hola, soy Darren.
—Soy June. —le respondí mientras tomaba su mano. Y le sonreía. Era la primera vez que sonreía.
Suspiro ante el lindo recuerdo. Como quisiera regresar a ese momento.
Por ahora solo quiero que el día pase y pueda tener un mejor día mañana.
¿Es tanto pedir?
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Hola a tod@s, otra vez.Lo siento, estaba muy inspirada y escribí dos capítulos. Espero les hayan gustado.
Voten, comenten, siganme y todo lo que quieran.
Esta vez no habrá dedicatorias porque cuenta como una mini maratón. Prometo que a la próxima habrá. Dejen en los comentarios si quieren una.
Eso es todo.
Grax, me despido.
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The Fucking Queen
Teen FictionJune, una chica problemática es enviada a un internado militar por su mal comportamiento. Lo que no tuvieron en cuenta es que ella no piensa seguir las reglas. Ella va a cambiar las reglas, porque es The Fucking Queen.