Capítulo 5

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Abrí la puerta de casa y entré, subí las escaleras cuidadosamente esperando que Adelina no estuviera en la casa. Eran pasadas las nueve de la noche y termine mi turno con una hora extra, ingresé dentro de mi habitación y dejé la mochila arriba de mi cama, me senté y abrí el bolsillo donde guardaba el dinero ganado este día.

Tomé el pequeño anotador que estaba dentro del cajón de la mesita de noche, escribí la cantidad de dinero de hoy contándolo con la última anotación, tenía alrededor de 1400 dólares. No era mucho pero me iba a servir, solo quedaban unos meses para que fuera mayor de edad. Recogí el dinero y lo enrolle con ayuda de una liga elástica, me levanté caminando hasta el escrito, despegue el cuchillo pegado bajo la mesa y lo clavé en el suelo de madera, sacando una de las tablas.

Después de guardar el dinero en una pequeña caja de metal oculta allí; volví a colocar la tabla en el suelo, pegando de nuevo el cuchillo con cinta adhesiva, suspire y me acerque a mi cama acostándome, siendo vencido por el sueño rápidamente.

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Entré al instituto apresurado de llegar a mi clase, me había quedado dormido por culpa del despertador que dejó de funcionar no sé en qué momento, salí de casa con rapidez al ver la hora marcada en la pantalla de la televisión. Al ingresar al salón de clase no vi la mata de cabellos oscuros sentado en su pupitre; supuse que estaba llegando tarde, pero no era así, pasaron unos minutos dando inicio a la clase y él no apareció en ningún momento.

Era extraño no tenerlo cerca, con su presencia pululando a mi alrededor, de por sí él solo era extraño. «¿Se habría resfriado?» Pensé mientras anotaba sobre las Inecuaciones racionales que explicaba el profesor de matemáticas, aunque sinceramente no entendía una mierda, y mi cabeza estaba en otra parte en ese momento.

Al sonar la campana de receso fuí a buscar a Bianca a la cafetería, al llegar me acerque a ella mientras hablaba con otras chicas; al verme se levantó de su asiento caminando hasta mí.

—¿Sabes algo de Alan? No ha venido a la escuela hoy— Hablé primero al tenerla de frente.

—No se conocen hace mucho y ya estás preocupado...— Dijo irónica—Escucha; que haya sido amable ayer fue solo por Alan, no pienso ser amiga tuya.

—¿Por qué me dices esto?¿Que te hice?— Cuestioné confundido.

—Simplemente no me agradas, Alan es de una buena familia a comparación de ti— Contestó mirándome directamente.—Sin ofender; quiero dejar en claro que no eres la amistad adecuada para él.

—Vete a la mierda.— Solté molesto volteandome y regresando a mi clase.

Me senté en mi banca una vez llegué, sabía que había algo raro con ella; pero no creí que fuera una... Perra, y aún seguía sin saber sobre Alan. Suspire pesadamente y me recargue contra el respaldo del asiento, a los pocos minutos el aula volvió a llenarse de estudiantes comenzando una nueva clase al entrar el profesor de inglés.

La jornada escolar pasó volando, en menos de veinte minutos me encontraba camino a la parada de autobús luego de que sonara la campana de salida, molesto y exhausto subí al bus pasando mi tarjeta de estudiante; el único asiento libre era junto a una anciana que parecía hablar sola, me senté ignorándola mientras pensaba en Alan.

Llegué a casa en poco tiempo, el turno que tengo en el trabajo es día por medio; por lo que hoy no me tocaba, entre y lo primero que vi fue la figura de Adelina recostada sobre la escalera mientras bebía de una botella, probablemente alcohol. Se incorporó quedando sentada en uno de los escalones y dirigió su vista hacía mi.

—Piensas que por ser mi hijo... ¿puedes robar mi dinero?— Dijo casi arrastrando las palabras.

—¿De qué estás hablando?

—¡Respóndeme!— Bramó lanzando la botella de cerveza, la cual se partió al impactar contra la pared.—Eres una porquería igual que tú padre, robándome descaradamente.

—¡Cállate! Si él se fue también debió ser por tu culpa...— Exclamé con enojo.

Se levantó de golpe abalanzándose hacia mí, con su mano extendida estrelló su palma en mi rostro, llevé mi mano a mí mejilla mientras la veía con furia, sin embargo no hice nada... pase por su lado y fui directamente a mi habitación encerrándome allí.

Tóxico AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora