Capítulo 10

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No tardó en corresponder el beso llevando sus brazos a mi cuello, rodeándolo. Estuvimos unos minutos así hasta que empezó a faltar el aire y nos separamos un poco,  pegue mi frente a la de Alan, por último él niega y se separa poniendo sus manos en mi pecho.

—Nos pueden ver.— Dice en reproche, con la respiración algo agitada.

—A mi no me importa.— Murmuré con la mirada fija en su rostro.

—Debería.— Farfulló girándose, yendo a la puerta.

Apreté la mandíbula al pensar que una razón para ocultar esto sea quizá un interés en otra persona, sujeté su brazo antes que se fuera. Tenía que saberlo.

—¿Qué te dijo Bianca? Y no digas que "nada", sé que algo pasa.— Cuestioné ahora molesto.

—Quería solucionar los malentendidos y volver a como estábamos antes— Musitó poniendo su atención en mi.—, Pero no logro convencerme.

El que no se convencía del todo era yo, por eso insistí.

—¿Nada más?

—¿Qué más puede ser?¿Quieres saber si se me declaró?— Preguntó con una sonrisa divertida.—No, no lo hizo aún.

Me sorprendió un poco que dijera aquello de esa manera, después de todo ella era su amiga.

Sonreí un poco y lo solté, caminando ambos nuevamente  fuera del baño hacía la entrada, él sabía lo que Bianca sentía; que a ella le gustaba, pero no le importaba. Saber eso me tranquilizó.


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Era sábado, no tenía nada que hacer, desperté con mucha pereza, no pensaba levantarme.  El portazo que sonó en la planta baja me espabiló, miré el reloj y me incorporé en la cama al ver que eran casi las dos de la tarde. Me había quedado despierto durante la noche hablando por mensaje de texto con Alan, cerca de la madrugada me fui por fin a dormir. Además de haber quedado con él en vernos ese día.

Encontrando la casa vacía, fui a la cocina para prepararme el almuerzo, ya era muy tarde para desayunar algo. Y mientras me ocupaba de no quemar la carne pensé en la hora en que nos encontraríamos esa tarde, quería hablar finalmente con él sobre su vida. Quería saber más de él y su motivo de querer escapar de todo.

Luego de comer, pase el resto del tiempo en la sala con la televisión en un canal de reality show después de hacer un poco de zapping y no encontrar nada. Aunque no prestaba demasiada atención, al estar mirando la pantalla de mi celular verificando la hora.

Ansioso, salí una hora antes al parque en donde quedamos que nos veríamos, el mismo  donde suelo ir cuando no quiero estar en casa. Éste tenía varias mesas con bancos de picnic a pocos metros de la acera y algunos árboles al estar a un lado de un bosque que cruzándolo llevaba a una carretera. Me senté una de las mesas de espaldas al bosque, teniendo una vista amplia de la calle y de la mayoría de los negocios cerrados en la acera de enfrente. A parte de poder estar atento a la llegada de Alan.

Él no tardó en aparecer media hora después, caminando relajado por el cordón de la vereda con las manos en sus bolsillos, haciendo lo mismo que uno hace cuando es niño y juega en la calle para distraerse intentando mantener el equilibrio. Cruzó hacia el parque después de que pasara un vehículo, trotando hasta llegar a dónde me encontraba.

—Ian.—Dijo una vez frente a mi aún de pie, mirándome con ojos entrecerrados a causa del sol en su cara.

—Alan.— Contesté con una sonrisa levantándome y caminando a un árbol detrás de nosotros.

El sol caía desde esa dirección, por lo que estar en la sombra hasta que se ocultará en unas pocas horas. Alan me siguió y se sentó a un lado apoyando su espalda contra el tronco del árbol. Él gira su atención a mi al ver que lo observó, sorprendiéndose ligeramente cuando besé su boca cuando estaba por hablarme.

—Alan...— Musite al separarme.— Necesito que me cuentes acerca de ti.

Volteando su vista al frente, no dice nada hasta después de un rato.

—¿Puedes comenzar tú? contándome sobre tu vida.— Murmuró bajando la mirada a sus manos.

—De acuerdo. Mi padre nos abandonó cuando tenía diez, poco tiempo después mi madre perdió la esperanza de que él volviera y se deprimió, no sé en qué momento pasó, pero ella se había vuelto una alcohólica.
.. Ya no era cálida y comprensiva, se había dejado hundir en su dolor, pero también ella había cambiado después de eso, se volvió agresiva. Desafortunadamente era yo con quien se desquitaba, me culpaba de ser la razón porque la dejó, o que simplemente era un estorbo en su vida. — Volteé a verlo un segundo antes de terminar.— Luego empezó a drogarse, lo cual la enteraba más volviéndola inestable.

Él tenía la vista baja, quizá asimilando todo lo que le había contado, en resumen de cómo había sido mi vida. Sin entrar en más detalles que prefería no recordar.

—Ahora quiero que me cuentes de ti, quiero saber la verdad.— Dije al ver que no decía nada.

Hubo un largo silencio en el que él se mantenía cabizbajo, hasta que un momento después acercó su mano y tomó la mía entrelazando sus dedos con los míos en un agarre.

—Cuando tenía doce, mi madre se volvió a casar tiempo después de enviudar...— Comenzó a relatar con voz baja y pausada.— Y un año después mi hermana mayor empezó a comportarse de manera diferente; era distante y evitaba estar cerca de nosotros, en especial de el esposo de mi madre, creí que quizá era porque no lo aceptaba como nuestro padrastro... Pero— Se detuvo un momento antes de continuar, dejándome un poco inquieto con lo último.—, luego de algunos años las cosas no cambiaron, y ella comenzó a consumir drogas, había cambiado tanto que no se parecía en nada a la chica de catorce con la que hablaba y jugaba antes. Un día ella sufrió una sobredosis, la puerta del baño estaba semi abierta, la encontré a un lado de la bañera y... No pude hacer nada, ella simplemente se fue.— Inspiró con profundidad, apretando con fuerza nuestras manos aún unidas.

—Lo lamento—.

—Aún no termino... Una noche, meses después de su muerte... Mi padrastro entró a mi habitación alcoholizado— Me tense procesando lo que me contaba.— Entendí el porqué de la actitud de mi hermana, la razón por la que consumía drogas... Él esa noche abusó de mí, como lo había hecho antes con mi hermana— Esta vez fui yo quién ejercí presión en su mano.—, ese infeliz la había empujado a su muerte... Me amenazó con que si contaba algo nos uniría a mi y a mi madre, pero cuando se lo conté ella se enojó; le creyó a él, creía todo lo que él le dijera. O quizá lo sabía y sólo quería continuar su vida de lujo y comodidad.

La forma en la que hablaba, en cómo relataba aquellos recuerdos, el cómo su voz tenía un tono tan bajo, suave y monótono; era inquietante, no había emoción alguna filtrada en ella, ni ira, ni tristeza. Y con su mirada fija en la nada, viendo hacia el frente, prefería que siguiera así, porque tenía miedo de encontrarme con una mirada vacía, igual de vacía como se escuchaba su voz, sin emociones.

El silencio se hizo presente entre los dos cuando terminó de hablar, no dije nada.

Pasando un brazo por sus hombros lo atraje y lo estreché contra mi, envolviendolo en un abrazo, notando como se había tensado ante mi acción y poco a poco se fue relajando. Contrario a lo que creí que le causaría mi intento de consuelo, él no se quebró, no lloró, sólo se mantenía aferrado a mi respirando acompasadamente.

Con el sonido tranquilo del parque poco concurrido a nuestro alrededor, nos envolvía aquella inquebrantable paz de la naturaleza, pero por más tranquilidad y quietud que nos rodeasen, nuestros corazones estaban en una marea de sentimientos agobiantes; inquietos y perturbados.










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¡Hola! ¿Cómo están? Espero que bien uwu
Me tardé mucho ;-;
En el cap de hoy quería contar la historia de ambos en un resumen, que los personajes se conozcan aún más, y ustedes estén al tanto del pasado de cada uno.

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Tóxico AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora