🔞Capítulo 11🔞

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Nos mantuvimos en aquella posición durante algunas horas, que no note que el parque estaba vacío y ya había anochecido. Calculaba que serían casi las ocho de la noche, o tal vez un poco más. Inspiré profundo apretando a Alan contra mi cuerpo, me gustaba tenerlo cerca.

Ladeando la cabeza para verlo, lo observé intensamente mientras él mantenía sus ojos cerrados en una expresión pacífica, sin dormirse. Y quizá no era el momento ni el lugar, pero mi piel quemaba por su cercanía y tener su cuerpo pegado al mío en un abrazo casi protector. El deseo que sentía por él me sobrepasaba, así que sin pensarlo demasiado volví mi vista al frente antes de hablar.

-Alan.- Le llamé despacio.

-Mmh- Respondió aún sobre mi pecho.

Moví un poco la cabeza hasta estar cerca de su oído.

-Quiero hacerte mío esta noche.- Susurré al tiempo que lo sentía estremecerse en mis brazos.

Levantó la cabeza y me observó fijamente a los ojos un rato, con un brillo extraño que no alcancé a descifrar al sentir cómo pegaba su boca a la mía, moviéndola de manera suave y calmada. Creo que es un sí.

Subió sus manos por mi pecho y las posó alrededor de mi nuca, atrayéndome más hacia él, con mis manos aún en su espalda rodeándole la cintura; las deslicé por debajo de su camiseta acariciando su piel por momentos, concentrado en devorar su boca.

Despegando mis labios de los suyos, me separé unos centímetros y le levanté el borde de la camiseta hasta sacarla por completo, Alan volvió a besarme antes de que pudiera apreciar su pecho ahora desnudo. Repitió la misma acción con mi camisa minutos después, deslizándola por mis brazos hasta estar esta vez ambos piel con piel, tomándolo de la cintura lo pegue más a mí, sintiendo el calor de su cuerpo.

Con cuidado lo recosté sobre el suelo con las prendas superiores de ambos bajo él, pasé mis manos por su torso llegando al borde de su pantalón, comenzando a desabotonarlo mientras bajaba mis besos por su mentón hasta su clavícula, separándome un poco de él me deshice de la ropa que le quedaba. Siguiendo con la mía después, hasta estar ambos sin ropas de por medio.

Continúe besándolo un poco más hasta bajar los besos por su mentón y llegar a su cuello, respirando su aroma. Toda la piel me estaba quemando, los besos húmedos que depositaba en su cuello competían con la calidez de su aliento chocando en mi oreja, suspirando profundo.

-Como me encantas -susurre contra su pálida piel, cerrando los ojos.

Seguí acariciando su cuerpo sintiendo la suavidad de su piel, suspirando cálidamente sobre su cuello cada vez que Alan me tocaba recorriendo mi espalda con sus manos, pronto empujando con cierta ansiedad y conteniendome, no podía describir exactamente lo que sentía, pero disfrutaba de esas sensaciones.

Con una mano tanteó las prendas donde dejé mi pantalón, saqué un pequeño sobre planteado del bolsillo trasero de éste al dar con él, lo abrí de un tirón con los dientes y me coloqué el preservativo. Observé a Alan acostado exhalando el aire con pesadez, llevando dos dedos a mi boca cubriéndolos de saliva, me aproximé a él juntando nuestros labios acerqué mi mano a su entrada abriéndose paso levemente en su estrechez hasta lubricarlo.

Mantenía sus ojos cerrados dejando el calor exudar por su cuerpo, dejándose llevar por las caricias y besos que recibía, era difícil poder controlarme con una vista de él en total entrega, pero quería que disfrutara la primera vez en que nuestros cuerpos se unirían, como si no hubiera mañana si no una eternidad entre ambos.

Estando sobre él cubriéndolo con todo mi cuerpo, sosteniéndose de mi abrazando mi espalda escondió su cabeza en mi cuello mientras empujaba dentro de su cuerpo con fuerza.
Por un tiempo quedé inmóvil al estar dentro por completo hasta que no le molestase, optando por abordar su boca nuevamente con besos, el movimiento de mi cadera contra Alan empezó con una lentitud casi tortuosa.

Trate de hacerlo lento, quería guardar en mis recuerdos su olor, cada expresión, cada tacto, cada suspiro que soltase esta noche, porque esta noche era la primera que compartiríamos juntos. Y quería que se grabase en su mente por igual, de cómo lo hice mío. Por más ganas que tuviera de acelerar mis embestidas e ir a mi ritmo, tenía que contenerme. Y valía la pena hacerlo.

Moviendo las caderas de forma lenta y pausada, observando las reacciones de su rostro mientras lo acariciaba y abrazaba. Por un momento sus ojos conectaron con los míos, y mis latidos se dispararon desenfrenados ante su imagen extasiada de placer.

Fui acelerando el movimiento hasta marcar un ritmo un poco más rápido, acercando mi rostro al suyo hasta fundir nuestros labios en un beso hambriento. Llegando rápido al clímax mientras arquea la espalda suspendido en su propio placer, él aprieta sus piernas cerrándolas alrededor de mi cadera mientras no puedo evitar gemir su nombre con fuerza. Había alcanzado el orgasmo junto a él.

Caí a un lado de él abrazándolo a mí, pero pronto se apartó y comenzó a vestirse, decidí hacer lo mismo. Me recosté contra el tronco del árbol y volví a envolverlo con mis brazos, cayendo en el sueño con rapidez.

Le pedí que permanezca a mi lado con voz muy adormilada cuando lo sentí removerse un poco en mis brazos, no se si me escuchó.

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Me incliné un poco y aprisione su boca con la mía, Alan soltó un suspiro cuando me separé apenas de él. Que lindo.

-Hablamos más tarde- Murmuró alejándose completamente.

-Esta bien.- Sonreí de lado ligeramente. —Nos vemos después.

Asintió con un movimiento de cabeza, se giró y caminó hasta la parada de autobuses. Encaminandome de regreso a casa revisé la hora en mi teléfono, ocho treinta am. Volteo el rostro en dirección a Alan para verlo abordar el transporte público.

Cierro la puerta de entrada tras de mi, observo el panorama a mi alrededor encontrando a Adelina durmiendo en el sofá, con latas de cerveza en la mesa ratona y lo que parece ser los restos de un polvo blanco en la superficie. Cocaína.

Suspiro profundo y paso de ella dirigiéndome a la cocina, cojo una manzana y subo las escaleras hasta mi cuarto. Esa mujer no iba a arruinar mi buen humor, en su momento ella se negó a recibir ayuda profesional cuando la intentaron hace tres años por una sobredosis, si algo le sucedía esta vez no llamaría a emergencia...

Tóxico AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora