28.- El mejor regaló.

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NARRADOR.

El fin de semana de Saito se fue volando ya que él pequeño Tadeo la obligó a poner un árbol de Navidad. Saito sólo esperaba Navidad para poder embriagarse pero ella decía lo contrario.

24 de diciembre 04:12am.

¡Mami! —Los gritos de Tadeo se escuchaban por toda la casan —¡Vamos! ¡Despierta! —Tae comenzó a saltar en la cama.

—Tadeo, cállate y duérmete. —Suplicaba Saito.

—¡Es Navidad! ¡Vamos a abrir los regalos!  —Él niño estaba muy feliz.

—Ve con tu padre y jodelo a él. —Saito se tapó la cara con una almohada.

—¿Harry o Zac? —él niño dejo de saltar.

—Zac... —Saito dijo en un susurro.

—¿Dónde están las llaves? —Tadeo se bajó de la cama.

—En el tocador. —Murmuró.

Tadeo encontró las llaves y se fue corriendo, tomó a su oso de peluche y salió de la casa y camino por la cera hasta llegar a casa de Zac. Metió la llave en la cerradura, le dio un giro y la puerta se abrió. Sacó la llave entró y cerró la puerta detrás de él. Subió corriendo las escaleras, entró a la habitación de Zac, se subió a la cama y comenzó a saltar.

—¡Levantate! ¡Es Navidad!  —Gritaba Tae.

—¡Enano! ¡Duérmete! —Zac siguió durmiendo.

—Si no bajas a abrir conmigo los regalos incediare la casa. —Las palabras de Tadeo hicieron que Zac se levantara y bajará con él a abrir los regalos. —¡¡Oh!! ¡UN BOB ESPONJA! ¡Yei!

—¿Dónde esta tú madre? —Preguntó Zac mientras se frotaba los ojos.

—Roncando. —dijo Tea mientras abría sus regalos.

—¿Qué hora es? —Zac miró el reloj y casí se desmayó. —Maldito enano, sabes que son las cuatro de la mañana.

—Es la hora perfecta. —Tae habló cínico.

—Después quiero que vayas a casa y duermas. —Ordenó Zac.

—Pero antes quiero de desayunar. —Él pequeño Tae sonrió. Zac soltó un suspiró y fue hasta la cocina por un baso con leche y algo de galletas.

—Come... —le dio la comida a Tae. Este se comió todo y después tomó sus juguetes y se fue a casa. —No me despiertes hasta las 9:00Pm. —grito Zac y Tae asintió.

Cuando Tadeo llegó a casa se dispuso a jugar con sus juguetes, él esperó a que fuera la hora que había dicho Zac.

(Cuatro horas después)

Se escuchó el teléfono de saito.

LLAMADA TELEFÓNICA.

—Hola.. —habló Saito adormilada.

—Saito, te estamos esperando. —gritó Marcó.

—¿Esperándome para qué? —Saito se rasco la nariz.

—¡Para la fiesta de navidad! —Saito se levantó de la cama como resorte.

—Voy en camino.

FIN DE LA LLAMADA TELEFÓNICA.

—¡Tadeo! —Saito gritó y bajo las escaleras. El pequeño se encontraba en el sofá con Zac viendo el televisor.  Ambos estaban muy arreglados. Tae vestía unos jeans azules, una camisa de cuadros roja, un suéter color piel y un gorro gris. Mientras que Zac tenía unos pantalones guinda, una camisa azul Rey y un saco guinda.

—Hasta que despertó la bella durmiente.  —Zac se acercó a Saito. —Ve a cambiarte. Saito asintió y se fue vestirse, después de unos minutos regresó Saito con un vestido entallado rojo y un abrigo negro. Los tres salieron de la casa, en el caminó Saito estaba demaciado sería. —Saito..

—¿Eh? —Saito miró a Zac aún pérdida.

—No quiero que tomes. —Suplicó Zac.

—¿Qué? —Saito preguntó con el ceño fruncido.

—Por favor. —Zac dijo mientras aparcaba el auto enfrente de la casa.

—No prometo nada. —Saito se bajó del auto. Zac soltó un suspiró, él y Tae se bajaron del auto. Tamara los esperaba con los brazos abiertos, tamara vestía con un vestido azul cielo, Zoé tenía puesto un vestido negro con una diadema de flores rosas. Marcó tenía un traje gris.

—¿Quieren beber algo? —Preguntó Marco.

—Saito no va a beber hoy. —Zac le dejo muy claro a Marcó.

POV SAITO.

Él maldito de Zachary no me dejará tomar. Mierda he estado esperando este momento desde hace días. Tamara me llevó a conocer a su familia. Había como cincuenta personas ahí adentró, me sentía en el centro comercial. Me presentó a su madre, ella tenía una copa de champagne en la mano.

—Saito, ella es mi madre Isabella.. —Habló Tamara.

—Hola. —La mujer rubia me saludó, yo sonreí con hipocresía.

Estuvo hablando de no sé que... me dio mucha flojera escucharla, necesitaba algo para soportar estar en este loquero.

—¡Saito! —salí de mis pensamientos, era Marco el que me gritaba, me aleje de la señora.

—Gracias por salvarme. —dije aliviada.

—Ven conmigo. —Me cogió de la mano y me llevó hasta arriba.

—¿A dónde vamos? —entramos a una habitación.

—Toma esto. —me dio una caja.

—¿Una caja?  —levanté las cejas.

—Ve su contenido. —se acercó a mí. Yo quité la envoltura cuidadosamente para no romperla, cuando al fin la quité abrí la caja, en este habían diez libros sobre poesía, dejé la caja y le di un abrazó  a Marcó.

—Gracias señor Marcó. —susurró..

—No me digas así. —hizo un puchero.

—Es el mejor regaló que me han dado. —Marcó beso mis labios.

—También te traje esto. —Marcó saco tres hermosas botellas de tequila.

Mirame sólo a mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora