The kidnapping

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Mis pies se doblaban a medida que iba caminando debido a la cantidad de alcohol que había consumido. Las luces de las farolas tintineaban y el único sonido que había era el de mis pasos, sin embargo, este silencio fue interrumpido por el ruido de una moto, que según yo, estaba demasiado lejos. Aunque a decir verdad, en ese momento mis 5 sentidos no estaban en las mejores condiciones y a lo que yo me refería lejano, en realidad, era a unos escasos metros de mí. Los pasos de ese alguien, que según lo poco que podía percibir era un chico, me perseguían de forma segura. Comencé a andar más rápido debido a que el sonido de las pisadas era cada vez más cercano, incluso podía notar su aliento en mi nuca. Mi respiración estaba descontrolada, aspiraba y expiraba de forma irregular, lo único que pude hacer fue girarme y enfrentarme a ese alguien que podía tener un arma o algo con lo que hacer que perdiera la vida, sin embargo, para mi sorpresa, solo encontré la calle vacía. Suspiré pensando que a lo mejor fue producto de mi imaginación debido al alcohol y me giré para seguir caminando, hasta que algo tapó mi boca. Respiré asustada con los ojos muy abiertos haciéndome aspirar el producto que habían arrojado a ese trozo de tela, provocando sueño y pesadez en mi cuerpo para finalmente desplomarme en los brazos de ese alguien.

(^)

Mi cuerpo comenzó a reaccionar, mis ojos pesaban y mi cabeza dolía con solo pensar. Voces que poco a poco comenzaron a entenderse sonaban en la habitación. Por la voz pude notar que había dos chicos en la habitación. Espera, ¿chicos? Mi cabeza comenzó a doler horrores, mierda, la resaca. Intenté prestar un poco más de atención a la conversación de los chicos sin que ellos se dieran cuenta de que había despertado. 

-¿Y ahora qué? Cuándo despierte, ¿qué hacemos? Le traemos el bonito desayuno a su preciosa cama que es un maldito colchón tirado en la esquina de un apartamento viejo, ¿alguna idea mejor? ¡Por qué a mí no se me ocurre nada!

- Tranquilo V, esto ya lo hemos hecho otras veces, no sé la razón de tu nerviosismo la verdad-al contrario de la voz del otro chico, esta se escuchaba mucho más tranquila y profesional. 

-¿No? Ah bueno,¡será porque nunca hemos secuestrado a una chica! No le podemos tratar como a los demás Kookie, hay que tener otro trato diferente.

Las voces pertenecían a chicos jóvenes de unos veintiuno, veintidós años, es decir más o menos de mi edad. Debido al dolor de cabeza que tenía un sonido salió de mi garganta en forma de queja y cuando traté de tocar mi cara con las manos para despertarme me di cuenta de que estas estaban atacadas con una cuerda. Abrí los ojos poco a poco encontrándome sentada en un colchón colocado en la esquina de una habitación mal pintada de color beige, con humedad en los techos y con dos chicos sentados en la mesa que había en frente de mí. Tenía  la espalda reposada en la pared y por suerte mi ropa seguía intacta.

-¿Despertaste? Estupendo, no estás muerta, no sabía si me había pasado. Bien, no quiero que hables, que grites o que intentes escapar porque podríamos ponerte una cinta en tu boquita para que no hablaras más, ¿de acuerdo?- yo asentí, tampoco quería morir. Me fijé bien en los chicos, nos lo había visto por la calle ni tampoco por las pocas universidades que se encontraban en mi ciudad, aunque dudo que unos criminales o lo que sea que fueran se pusieran a estudiar. El que me había hablado tenía el pelo negro, tapándole un poco la frente, creo que ese es al que le habían llamado Kookie y según mis sospechas el moreno era V, que tenía el mismo peinado que el otro muchacho. Eran jóvenes como había dicho antes, Kookie por su parte tenía un rostro más serio el cual me miraba de forma segura y V, aunque trataba de intimidarme, tenía un poco de culpa en la mirada, como si tratara de averiguar cómo tratarme.

-Bien ahora que despertaste quiero que te acerques aquí a la mesa, ¿está bien? Pero no hagas nada- de nuevo asentí, me sentía estúpida porque cuando veía en las telenovelas o en las películas este tipo de situaciones, siempre pensé en millones de formas de salir de aquella mala experiencia, sin embargo, ahora era demasiado diferente por lo que lo único que pude hacer fue cumplir con lo que me decían-Estupendo, ahora no te muevas-sacó Kookie de su bolsillo una navaja, estupendo, iba a ser apuñalada por un chico guapo porque, podía ser un delincuente, pero eso no quitaba que tanto él  como su compañero tenían su atractivo. Sin embargo, lo que hizo fue cortar las cuerdas que me amarraban las manos provocando una sensación de libertad en mis muñecas-Toma, apunta en este papel todo lo que necesitas, ya sabes eres chica,  puedes tener el periodo y nosotros no estamos preparados para tal situación-mierda es verdad, justo la tenía, así que miré rápidamente el colchón por si había alguna mancha pero no había ninguna por lo que pude estar más tranquila.

Apunté lo necesario para esos días y algunas pastillas para el dolor. Cuando el tal V iba a levantarse para irse, la puerta del  apartamento en el que nos encontrábamos se abrió, dejándome ver a un  tercer chico con chaqueta de cuero y un periódico en la mano dejándolo caer en la mesa. Pudimos ver que en  la portada no había ningún aviso de que había desaparecido. ¿Tan sola estaba que nadie se había dado cuenta de mi desaparición? Aunque pesando en que no solía coger el móvil y que siempre me encontraba en mi habitación o en la calle, lo veía normal.

-Suga te va a acompañar a clase, será tu primo y tendrás que separarte de él cuando estés con tus amigas en clase, sin embargo, él te estará vigilando en todo momento- explicó el moreno. Entonces iba a estar en la universidad, podía hablar con mis amigas pero estaría vigilada. No entendí muy bien el plan de aquellos chicos, sin embargo, decidí que mejor era no preguntar y quedarme callada todo el tiempo posible. El chico que apareció  se sentó en la silla de enfrente, dejándome escuchar su ronca voz por primera vez.

-Esto se va a poner interesante.

The KidnappingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora