Dispute

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Habían pasado tres días desde que llegué, matando el aburrimiento con charlas con V el cual se sentía fatal por el trato que tenían los demás chicos conmigo a lo que yo siempre le contestaba que en la situación en la que estábamos, era normal la forma en la que me trataban. Nada de aquello tenía sentido y por mucho que intentaba convencer a V de que me dijera algo, todo era en vano. Ya era lunes así que tocaba ir a clases. Tomé la mochila dirigiéndome hacia la entrada pero vi como Suga iba hacia una puerta la cual había estado cerrada durante todo aquel tiempo. Suga vio que no di ningún paso hacia él así que acercó.

-¿No piensas venir?-dijo con una sola tira de la mochila negra puesta en su hombro- se nos hace tarde.

Me acerqué a la puerta encontrándome con la cochera en la cual por sentido común se encontraba el vehículo, la verdad es que parecía nuevo, no puedo decir qué modelo es debido a que siempre he sido muy mala en esto de los coches. Entré en el asiento de copiloto mientras que Suga se colocó en el asiento del conductor colocándose el cinturón. Al ver que yo no lo tenía puesto, en un movimiento rápido tomó mi cinturón colocándolo en el broche que lo cerraba, quedándose a escasos metros de mí.

-No podemos permitir que mueras Ashley, eso sería... demasiado triste-sonrío de medio lado provocándome un escalofrío que recorrió toda mi columna vertical y consiguió erizar mi vello.

-¿Por qué?-dije al pasar varios minutos de camino hacia las clases, él ni siquiera me miró, supongo que esperaba esa pregunta por lo que  seguí hablando- ¿Por qué soy yo la que está pasando por esto? No soy importante en la sociedad, no soy un personaje público, no tengo dinero ni nada de valor, solo vivo mi vida de forma... penosa. ¡Por qué estoy aquí!-grité pegando una patada al suelo del coche. Suga salió de la carretera, aparcando en un pequeño descampado de al lado de esta.

-No grites Ashley, será peor para ti. No deberías hacer eso si no quieres que saque mi genio, ¿vale? Y bien a tu pregunta, ¿qué quieres escuchar? ¿La verdad?-asentí como respuesta a su pregunta- Está bien, te vi por la calle esa noche, caminando sola y bueno dije "será divertido" y ya. Esto es por diversión Ashley, me diviertes.

-¿Te divierto?-le dije a punto de un ataque de nervios.

-Sí, me divierte tu forma de hacerte la dura cuando los dos sabemos perfectamente que tienes un nudo en la garganta cada vez que hablo. Que me tienes miedo, ¿no es así?-le miré con odio en mis ojos pero aunque me molestara tenía razón- Ves, divertido.

-¿¡Cómo no tener miedo de tu secuestrador!?- un grito salió de lo más dentro de mi cuerpo provocando que lágrimas de desesperación salieran de mis ojos. De repente mi boca fue tapada por la mano de Suga.

-Te dije que no gritaras, ¿cierto? Te va a costar caro Ashley, ya sabes que esto es lo que pasa cuando te portas mal-dijo mientras arrancaba el coche y volvíamos a casa. Quería escapar, tirarme del coche, bajar la ventanilla, pedir ayuda, pero lo único que podía hacer era abrazarme a mi misma mientras lloraba y temblaba.

Finalmente, cuando llegamos a casa ya estaba tranquila. Tenía los ojos puestos en un punto fijo que ni siquiera yo sabía qué estaba mirando y mi cara era seria, sin sentimiento. Suga fue el primero en bajar del coche y se acercó a mi puerta, abriéndola mientras se acercaba a mí.

-Sal-negué-sal- negué nuevamente- ¡Sal ya!- de nuevo negué y él me tomó del brazo arrastrándome hacia el interior de la casa encontrándonos con un V jugando a la consola. Cuando entramos él se quedó mirándonos, viendo la escena de cómo yo ya no tenía fuerzas para gritar o luchar.

-¡Tú! ¿Se puede saber qué haces?-gritó V al ver que me arrastraba hacia la zona de las habitaciones.

-¡Entras a mi habitación y juro que no respondo a mis acciones!-le gritó Suga a Tae. Suga siguió caminando y entramos a su habitación. Pensé que su habitación sería como el resto de la casa, sin embargo era limpia. Con un teclado de piano enganchado al ordenador, una cama medianamente grande y un pequeño sofá. Me tiró a la cama mientras que él se encontraba sentado en el sofá.

-Déjame ir, ¡déjame ir, maldita sea! ¡Dejad que me vaya, no diré nada de vosotros pero dejadme ir ya! ¡No es tan difícil, solo quiero emborracharme hasta perder el conocimiento! ¡Quiero olvidarme del resto incluso de mi misma! ¡No hago daño a nad...

-¡Cierra la maldita boca! ¡No eres capaz de callarte! ¡Tú haces esto más difícil de lo que es! ¡Puedes dejar de ser tan niña pequeña y hacer caso a lo que digo que es por tu bien!

-¿¡Por mi bien?! ¡Me habéis secuestrado, no hay nada de bien!

-¡Estupendo! ¿Quieres sentirte en un secuestro de verdad? Muy bien-y sin más se marchó cerrando la puerta con llave. Golpee fuertemente la barrera que me separaba de V que trataba de abrirme por mucho que Suga le gritara que se quedara quieto, pero poco fue lo que hicimos puesto que la puerta no se abrió. Decidí acostarme en la cama y llorar, sí de nuevo, pero desde que llegué allí fue lo único que pude hacer y mientras lloraba y olía el odioso perfume de Suga impregnado en las sábanas, me quedé profundamente dormida.

 Decidí acostarme en la cama y llorar, sí de nuevo, pero desde que llegué allí fue lo único que pude hacer y mientras lloraba y olía el odioso perfume de Suga impregnado en las sábanas, me quedé profundamente dormida

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The KidnappingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora