Jamás pensé que me terminaría gustando quien no me caía tan bien ¿Quién lo diría? Park Ji Min se metió en mi vida y hasta en mis sueños...
Ring~ Ring~
¿Eso fue todo? ¿Así termina una historia de amor que sin saberlo empezó desde niños?
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Otro día más de clases, las horas habían transcurrido de lo más normal, la presencia de Jimin a mi lado ni era tan notoria ya que por alguna razón éste era algo callado.
De pronto, la coordinadora ingresa al aula.
—Buenos días.
—Buenos días —se escucharon las voces de todos al unísono, mientras nos poníamos de pié.
—Pueden sentarse.
—Gracias —dijimos mientras le obedecíamos.
¡Bendito protocolo de saludo! O como se le llame a este acto tan molesto.
—Chicos, les tengo buenas noticias para este año —decía la profe mientras sonreía de oreja a oreja.
—¿Qué es profesora? Ya díganos —dijo un compañero.
—Bien —sonríe—. Después de todo a eso vine—. La noticia es que como son el paralelo con los mejores promedios del colegio serán transferidos a otro salón más equipado y adecuado para estudiantes con otro nivel de estudio como lo son ustedes.
Pero... ¿Qué la pasa a esta señora?
O sea, la idea de cambiarse a un aula más bonita no es mala, sin embargo, ¿Qué onda con su ego ajeno? no es por nada pero llevo dos días en este curso y al menos yo aún no me he sentido una "cerebrito" o hasta la vez veo algo distinto en mis compañeros, bueno en Jimin sí, sus ojos.
¡Gabriela! ¿Quién eres? Si vas a pensar en cosas raras mejor deja de pensar.
Al parecer mientras pensaba (como siempre) ya la profesora había dado orden a todos de salir del aula actual para dirigirnos a la nueva. Y de no haber sido que Jimin me sacó de mis pensamientos no hubiera llegado a clases.
—O'brien
—¡Gabriela!
—¿Eh? ¿Qué pasa?
—Ya todos están casi que llegando al nuevo lugar apresúrate y vamos —me ayudó a recoger mis cosas.
¿Y por qué me esperaste y no te fuiste con los demás?
—La profesora me encargó que te llevara ya que al parecer tu estabas en un "trance" y no reaccionabas — intentó no soltar una pequeña risa—. Pero no lo logró, lo oí fuerte y claro.
Pregunta respondida¿Lee la mente?
—Gracias, supongo... —dije y no pude evitar sonreir, su risa y sonrisa son tan contagiosas.
Pero ¿Qué me pasa? Se supone que debía ponerle mi peor cara.
—Vamos —me dijo mientras sorpresivamente me agarraba de la muñeca.
