Capitulo XXI

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CAPITULO XXI

El...

- Hallamos el auto a cinco cuadras de su mansión, señor, pero... no podemos encontrarla... – el policía quedó a medio terminar cuando cerré la puerta en su cara.

Enceguecido, tomé mi moto y fui hasta el lugar, seguido de cerca por el patrullero.
Quería verlo con mis propios ojos. Más de treinta minutos habían transcurrido desde el accidente y no había rastro de ella. Moriría si algo le pasaba. Todo estaba conectado, tenía que estarlo. Era imposible no verlo ahora, lo que venía ocurriendo, solo una persona era capaz de hacerlo. Me sentí aterrado por primera vez en la vida y fue peor al ver la escena del choque.

Restos de vidrio y plástico desparramados por todos lados. Francis estaba siendo atendido de pie frente a una ambulancia a pocos metros. Me observa al llegar e intenta acercarse con el lamento clavado en su mirada pero lo esquivo. Me siento frenético y sin ánimos de cruzar palabra con él. Se suponía que debía protegerla, mierda.

Diviso su celular cerca de la acera, está destruido; más allá, su bolso. Quiero tomarlo. Al trote llego hasta el, cuando un policía me detiene. Forcejeo. Dos más me toman, enloquezco.

- ¡Suéltenme, carajo! ¡Soy el maldito esposo! – grito enfurecido, y en segundos mi guardaespaldas esta junto a mí.

Rob, me toma, habla con ellos e intenta hacerlos razonar. Estos me sueltan de mala gana y se disculpan al enterarse de quien se trataba.

Ignorándolos, me dirijo decidido hacia el automóvil, me hinco sobre los restos de vidrios y lo tomo.
Su bolso estaba intacto aunque manchado por unas gotitas de sangre. Lo abrazo, como si este fuera a devolvérmela. Siento la impotencia que se apodera de mí, no puedo más que llorar. Le pido al cielo que este bien, y que Connor no sea lo suficientemente estúpido como para hacerle más daño. Y ahí esta la paradoja, es lo único que él sabe hacer.

Todos me piden que me vaya a casa bajo promesas de que la encontraran, y que estará todo bien. Me piden paciencia. Si, como no. Quisiera saber que piensa la gente cuando le dice algo así a una persona. Especialmente cuando ésta pierde por extravío a un ser querido, sabiendo que tiene más chaces en contra que a favor. Que indiferentes e incorrectos podemos llegar a ser con los demás.

Llamo a Laura para decirle lo ocurrido y ella viene a mi casa más rápido que volando. Se queda conmigo y comparte mi pesar que es también el suyo.
No me pide o dice absolutamente nada, solo me consuela, me acompaña, en silencio y es todo lo que necesito.

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Pasadas las siete de la tarde, Laura se ha ido. Tal vez fue mientras dormía hecho un ovillo sobre el sofá, donde todo comenzó la noche anterior. No recuerdo en qué momento caí rendido ante el aplastante peso del cansancio.
Perdido, como una pelota a la que patean de acá para allá, voy rebotando hasta la cocina. Una sed de mil desiertos me pedía a gritos que bebiera algo de agua por lo que me agacho y bebo del grifo directamente.

Estando allí, con la cabeza colgando sobre el lavabo, veo el bolso que descansa en un rincón de la mesada. Siento mis ojos calentarse, el pulso se me agita. Con furia, tomo una taza que había allí y la lanzo reventándola contra la pared. En un torbellino de furia, tiro todo lo que encuentro a mi alrededor, incluido su bolso y despotrico en maldiciones al aire contra Connor. Exausto caigo al suelo con la presión del pecho ahogandome, pidiendo por algo que me ayude a continuar, a ser fuerte y a encontrarla. Una señal.

Esta aparece al instante. Miro fijamente su bolso, me detengo a notar la pequeña bolsa de papel. Esta sobresaliendo, su forma inconfundible me hace tomarla a toda velocidad y lo veo.
Veo mi futuro con ella, tan claro como el día. Se cruza frente a mis ojos en una nube fugaz que se desvanece en segundos. La prueba es positiva y no alcanzo a imaginar si quiera como sucedió pero ahí está. Me pide que recupere la fortaleza, ahora sé que la encontrare, lo sé.

Como Cafe con Chocolate (A Daryl Dixon Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora