Capitulo XIV

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CAPITULO XIV

Ella...

- El estará bien... shh, Emma, ya está... no llores... -

La suave voz de Laura intentaba calmar mi desconsolado llanto. Me odiaba a mi misma por tener que hacerlo, pero mi orgullo y enojo podían más. No quería tener que pasar por eso otra vez, no quería saber más nada de él solo lo justo y necesario y siempre que concerniera a la empresa. Ese era mi papel ahora, esos eran nuestros roles. Solo socios, nada más.

- Se que fui una imbécil... tras meses sola... Intentado reponerme... Con Edward... pero, ahora... que lo vi otra vez... no puedo... hacerle ese daño... es tan difícil... maldita sea... todo esto...- mis frases entrecortadas, mi respiración ahogada, no me dejaban expresar con claridad; pero Lau me entendía.

- Shh, Emma, él es fuerte. Y te comprende mejor de lo que crees. Se sobrepondrá. – Tuve que secarme las lágrimas y voltear a verla. ¿Qué quería decir con ello? Tomó mi rostro en sus manos, para continuar. – ¿No lo ves? Te deseó un buen viaje, te pidió que te cuidaras. El entiende tu sentir, y te ama, por ello te está dejando ir. Es tiempo de que lo hagas tú también. Es lo que querías ¿no? Lo que venias haciendo... fue por eso que fuiste con Edward, cierto?

Un leve atisbo de culpa asomo de pronto. Fui a verlo porque me hacía bien su compañía, siempre fue así. No éramos novios ni nada por el estilo, solo me hacía sentir mejor, conmigo misma. Era el soporte anímico que necesitaba en ese momento, y tantos otros. Con cada muestra de cariño que tenía hacia mí, con cada segundo que se tomaba para escucharme, acobijarme y consolarme, el lograba curar mis heridas, no importa cuántas veces estas se abrieran. Con el, eventualmente podría nacer de nuevo, olvidar el pasado y eso era lo que necesitaba. Es lo que ya no podía hacer con Daryl. Pero no ahora. Solo necesitaba apoyo y un hombro que me sostenga, no un novio.

– Se que llevara tiempo, pero ese chico te quiere en serio. Siempre lo hizo. Si te permitieras darle una oportunidad...- mi hermana proseguía con sus pros sobre Edward ignorando que yo no era como ella. La frase "un clavo saca a otro clavo" no iba conmigo.

- Pero es muy pronto aún, Laura. No lo entiendes? No puedo olvidar todo así nomás. Así que ya deja de fastidiar con eso! - cerré con firmeza, bastante molesta. Ella trago saliva sabiendo que había llegado lejos por lo que solo se dispuso a darme espacio. Y tiempo.
Tras unos minutos de silencio sepulcral, las vivencias de los días tras con Edward me enternecieron tanto que ya podía sentirme como un flan, aceptando que quizá podría buscar en el algo más que apoyo. Quise negarme a los sentimientos de inmediato y sin darme cuenta ya estaba pensando en voz alta.

- ...Además me iré a Londres... ¿Cómo rayos podríamos...? – antes que me enfadara otra vez, ahora conmigo misma, ella interrumpió.

- ¿Crees que él no iría contigo si se lo pides, Emma?... Aunque sea como el amigo y soporte que tanto necesitas?

Su idea no parecia tan descabellada después de todo. Al fin y al cabo, Edward haría lo que él quisiera pero si salía de mis labios, era más que seguro que no rechazaría la proposición. Lo conocía bien, siempre había estado allí para mi; ahora, más que nunca.

Edward Cullen, guapo, de 1.85, y 31 años de edad. Con su cabello rubio ceniza corto, y ojos verde oscuro, había sido mi gran amigo y compañero desde antes de la secundaria. Lógicamente estaba en mi cerrado grupo, éramos cinco muy unidos, entre los cuales se hallaban Laura y Paul también.
Siempre me gustó como sus finos y ligeramente fruncidos labios, enmarcaban su enorme sonrisa al verme caminar hacia ellos en el patio o al llegar al banco que compartíamos en más de una clase. Así lo fue hasta la graduación, y después. Curiosamente, no me enteré de su amor hasta muchos años después de que me diera mí primero beso en el sótano de su casa.

Como Cafe con Chocolate (A Daryl Dixon Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora