CAPITULO XIII
La odie, la odie con el alma por ocultármelo todo este tiempo. Y él... era grande cuando había ocurrido, y me lo ocultaron, todos, descaradamente.
Casi que podía verlo al escuchar su triste historia. Mi madre, Rose Stevens, llegando a la oficina por primera vez, una joven prometedora, excelente, pulcra, llena de sueños; siendo asistente de Richard durante un par de años, luego convirtiéndose en su amante, y finalmente, en la madre de su futura hija no reconocida. Presentándose inesperadamente, tras varios años de ausencia, en las puertas de la casona, aquella noche lluviosa. Completamente empapada, sostenía a la niña con una mano; en la otra, un pequeño bolso. Pidiendo piedad, pidiendo ser escuchada. Podía recordar sus angustiadas facciones. Casi que podía imaginarla sentada en el living de Susan, diciéndole la verdad, mientras en el piso de arriba, su inocente niña jugaba con esa adorable mocosa, Laura, ambas en su rosada habitación. Ignorando lo que estaba por ocurrir. Puedo escuchar las voces que discuten tan nítidas como si hubiera sido ayer. Un grito de "¡por favor!" Un estruendo se sintió abajo, un disparo, y las niñas intentando bajar las escaleras, ávidas de curiosidad. Nunca llegaron a ver nada, fueron interceptadas por el joven. Ese rubio adolescente con ojos de cielo, las tomo en sus brazos y se las llevo para que sigan jugando. La excusa más sonsa e inocente se creó entonces, habían descorchado un champagne para festejar mí llegada a su hogar. Me quedaría con ellos mientras mi madre se iba a trabajar a un país lejano, todo para darme un mejor futuro.
Esa fue la primera versión de la mentira, la temprana, la única que mi diminuto cerebro de chiquilla podía asimilar. Luego vendría la segunda, la que ya no me golpeaba por más dolorosa que sonara, pues en mi crecer yo misma la había pensado. Ella en realidad no me había querido jamás; mi madre no se había ido a trabajar... solo se había ido, abandonándome.
Finalmente, ese domingo pude saber la última versión, la verdadera, la que si dolía demasiado como para soportarla. La que le gano una bofetada en el rostro a Daryl y un desplante definitivo de mi parte al llegar al hospital.
Por habermela ocultádo todo ese tiempo, siendo que él había prometido que me cuidaría, que no me mentiría y que no me haría daño:Mi madre se había suicidado frente a ellos esa noche, en su living, luego de un fallido intento previo del que nadie había llegado a saber, excepto yo. Y lo había olvidado.
Se mató, y nada que ellos pudieran hacer la detuvo. Ya era demasiado tarde para caridades. No soporto más el dolor, el rechazo y los maltratos de Richard para con ella. Las veces que intentó hacerla que me abortara. El embarazo que perdió la primera vez, antes, por sus ataques de nervios tras las intensas y violentas peleas. Mas las veces que le envió sumas exuberantes de dinero solo para que se mantuviera alejada, escondida, y en silencio. Para el, yo no debía existir, así como no existió mi hermano mayor.
Sin embargo, luego de su muerte, no podía huir de la responsabilidad y peso más el pedido explicito y firme de Susan, quien lo denunciaría y le quitaría todo si no lo hacía. Finalmente decidio acogerme, protegerme y adoptarme como lo que era, SU hija. Pero el jamás me daría su apellido. Esa era la condición.Todo aquello olía como la mierda, pero había algo que me preocupaba más aun, si yo era hija de Richard, entonces...
- ¿Y Daryl...es el... mi hermano?... -
Pronuncié con lentitud para mí misma, como no queriendo aceptarlo, con cada palabra lacerándome los labios. No dejaba de maquinarlo desde que supe la verdad, pero era muy cobarde para preguntarselo a él.
Me hallaba sentada en una esquina de la pálida habitación, y al verla abrir sus ojos, no pude evitarlo. Susan yacía consiente otra vez, luego de dos días de coma inducido, aun conectada a varias maquinas que controlaban sus signos vitales y respiración. Estuvo a punto de morir. Aquel infarto masivo hizo estragos en todo su cuerpo, dejándola con oxigeno de por vida, y demasiado débil para responder; pese a ello necesitaba saberlo. Necesitaba hablar con ella, escuchar que lo dijera.
Se volteó como pudo hacia mi oscuro rincón. Viendo su dificultad, me acerqué a ella para ayudarle.
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Como Cafe con Chocolate (A Daryl Dixon Fanfic)
RomansCuando el destino es que dos almas se unan, el amor encuentra la manera. Ellos se amaron desde muy corta edad, aunque la diferencia es muy grande. Los errores del pasado, las mentiras y traiciones estarán al acecho, ahora que se han encontrado, ame...