Como Cafe con Chocolate (A Daryl Dixon Fanfic)

Capitulo V

CAPITULO V

Ella...

"Chandelier" comenzaba a zumbar en mi Samsung, con un crescendo que me despabiló lentamente. ¿Qué horas serian? Creí que era la alarma, pero luego recordé que su tono era diferente. Sobresaltada mire la pantalla y esta marcaba las ocho y media. Con el corazón acelerado, atendí, me llamaban de la empresa. Puta y más puta, me había dormido.

- El señor Dixon la solicita con urgencia. – la voz de la secretaria me sonó en tono reprobatorio.

Mal, muy mal. Pésimo. Mire nuevamente hacia la pantalla y esta tenía varios simbolitos en la parte superior. Whatsapps, textos, llamados, mensajes en el buzón de voz. Daryl, debía estar que reventaba.

- Si, si, es que tuve un problema personal pero enseguida estoy ahí. Voy manejando, ya estoy... – mi voz atolondrada inventaba una mentira tras otra. Ella no me dejo terminar.

- Bien, le informare al señor. – y sin despedirse, me colgó.

Como un tiro ingrese al tocador y me duche a toda velocidad, cepillándome los dientes al mismo tiempo. Elegí la misma blusa blanca del primer día y un pantalón de vestir azul oscuro. Cambie mis zapatos negros por otros azules gamuzados, me peine con los dedos, y sin más tiempo para el maquillaje, recogí mis apuntes, mi bolso, y llegue corriendo hasta el auto. Por suerte, aun tenía mi botella de perfume en la guantera, así que lo tome y me perfumé en el primer semáforo que me detuve. No quería ni saber cuántas multas me había ganado en el camino, estaba hecha una total irresponsable últimamente. No era mi costumbre y eso me avergonzaba.

Casi sin aire entre en mi oficina, y lanzando mis cosas detrás del escritorio, llegue a la puerta vidriada para ingresar sin llamar, tal como él me había pedido.

Un hombre alto, de pelo rubio ceniza y cuerpo esbelto, se encontraba conversando con Daryl. Al ingresar como tiro en el despacho, ambos se giraron a verme y pude ver los ojos inexpresivos de mi jefe; y la sonrisa disimulada del otro. Su blanca tez y finas facciones, me decían que no era de por aquí. Ni por un segundo pude despegar mis ojos de los suyos. Estos eran celestes como el cielo, y me buscaban con curiosidad.

- Me alegra que hayas decidido aparecer. Creí que ya no vendrías –

La voz de Daryl sonaba algo molesta. Su mirada, dura y fría, me decía que no estaba de muy buen humor. Lo sabía, había metido la pata.

- Lo lamento, Daryl... - quise expresar arrepentida, pero me cortó.

- Después hablaremos de eso. Te presento a mi colega británico, y encargado de D&M en Europa y Reino Unido, Thomas Sharpe. Thomas ella es la señorita Emma Stevens, mi asistente...- –

Con una cautelosa sonrisa, el británico me extendió la mano. La pesada voz de Daryl, logró ponerlo tan incomodo como a mí.

- Oh, es usted. Hablamos por teléfono ayer por la mañana. Es un placer, señor Sharpe, conocerlo en persona. Daryl me ha hablado mucho de usted ¿Cómo estuvo su viaje? –

Simpáticamente, intenté cortar el clima hostil que nos envolvía, y estreché su mano, regalándole mi más amable sonrisa. El respondió a mi saludo, no sin antes mirar con sorpresa a Daryl, quien, desconcertado, parecía lanzarme rayos con los ojos.

- El placer es todo mío, señorita Stevens. Admito que el viaje estuvo muy agotador, demasiado para mi gusto, pero en este momento debo decir que me siento mucho mejor. Gracias por preguntar. –

Pude atisbar un sutil guiño que me lanzó, entre sonrisas, al terminar aquella frase. ¿Acaso me estaba coqueteando? Exagerado, esa era la palabra para etiquetar lo que estaba ocurriendo. ¿Primero Connor, luego Paul y ahora este? Todos, de pronto, actuaban de galanes en una obra en la que yo parecía ser la principal, y única, figura femenina. Bueno, todos excepto Daryl, el jamás se comportaría así. Ciertamente, mucho menos ahora que había abusado de las atenciones que mostro para conmigo el día anterior.