Némesis Capítulo 10

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Turs iba montado a lomos de su caballo con Lena. Hacía más de una hora que se habían alejado de la Montaña Sagrada y Lena no había abierto la boca, ni siquiera cuando la informó de que pagaría un castigo por haberse escapado. Él esperaba que la chica despotricara y empezara con sus amenazas, pero ella ni siquiera lo había mirado. Debían llegar pronto a la fortaleza gris; allí descansarían durante la noche que pronto se les echaría encima. Sintió como Lena apoyaba la cabeza en su hombro y eso le sorprendió. No había puesto resistencia desde que habían salido de la Montaña Sagrada.

No se había dado cuenta de que Kher había estado llamándole, y éste se acercaba a él junto con Cris.

—Turs, ¿me oyes?

—Sí, ¿qué ocurre?

—Gala se niega a ir con Nyel en su caballo, quiere que la dejes en su propia montura.

—Dile a nuestra hermana que no tiene montura y que irá con Nyel.

—Pues díselo tú hermanito, porque el pobre Nyel lleva más de media hora haciendo milagros para no caerse del caballo, ya que Gala intenta desmontarlo cada vez que puede.

Turs paró de golpe su caballo y Kher lo imitó. Esperaron a que Nyel se acercara y parara su caballo. Gala le soltó un tremendo codazo en las costillas al elfo que soltó un fuerte gruñido a la par que decía:

—Maldita sea, Gala ¿qué diablos te pasa?

—No voy a aguantar a este idiota más tiempo —Gala miraba a sus hermanos con exigencia—, así que dejadme montar mi propio caballo.

La paciencia de Turs estaba al límite.

—Gala, irás con Nyel y de aquí en adelante no tienes ningún derecho a nada. Si no dejas de incordiar te bajaré del caballo, te ataré las manos y después ataré esa maldita cuerda a la montura de Nyel, de ese modo, cuando lleves unos cuantos kilómetros caminando suplicarás por subir al caballo. —Turs se dirigió a Nyel—. Si vuelve a molestarte, tienes mi permiso para hacerlo.

Gala soltó un grito tremendo.

—¡No puedes hacerme eso! Cuando padre se entere te despellejará vivo.

—No te equivoques Gala, tal vez sea a ti a la que padre despelleje. Además, ahora estás bajo mis órdenes y las vas a obedecer.

Gala cerró el pico y vio por el rabillo del ojo como Nyel sonreía de oreja a oreja. No dándose por vencida la chica miró a Kher, éste se puso serio y soltó:

—Y si no lo hace Nyel, lo haré yo, Gala, te lo aseguro. Hace años que padre te tenía que haber dado una buena tunda en ese bonito trasero.

—Idos al infierno y dile a éste que deje de sobarme, ¿vale? No quiero que me toque.

—Yo no te pondría las manos encima aunque me lo pidieras de rodillas Gala. No eres mi tipo.

—Ya, claro. Eso no es lo que me dice tu cuerpo, idiota.

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